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Caminé por el pasillo con una extraña sensación dentro de mi. Estaba enamorada de Aegon, claro que lo estaba, no tenía duda alguna y aún así en un momento de debilidad había dejado que otro hombre me besara.

Me sentía mal conmigo mismo, como si le hubiera sido desleal al hombre que habitaba en mi corazón,y aunque sabía que necesitaba ver a Jace, no pude hacer otra cosa que dirigir mis pasos hacia la habitación de Aegon.

Abrí su puerta sin llamar y la cerré viendo cómo él clavaba su mirada en mí, una mirada repleta de rabia.

-No me digas que me vaya..-lloré sintiéndome mal- no me intentes echar diciéndome esas cosas tan horribles que sueltas por la boca.

Él metido en la bañera continuó en silencio con el rostro sin expresión alguna.

-Tengo a mi esposo en algún lugar de este castillo a punto de morir, he besado a un hombre al que no amo y al que haré seguramente mucho daño- dejé la puerta atrás y caminé hacia él- y yo solo puedo pensar en que te he fallado.

Me agaché a su lado y desvíe la vista hacia las quemaduras de su brazo que ocultó rápidamente dentro del agua.

-He llorado demasiado por ti, tanto que he perdido la cuenta, he llegado a pensar que la vida no tenía sentido alguno- absorbí por la nariz sin dejar de mirarle- te he necesitado todo este tiempo,Aegon, a ti y a tu insoportable forma de ser.

Sus ojos continuaron clavados en los míos.

-Estoy muerto, Lyanna ,¿Acaso no lo ves?

-Estás vivo Aegon, me estás hablando, te escucho respirar- me acerqué más a él y agarré su cabeza con mis dos manos sin que él opusiera resistencia alguna- para mí es más que suficiente eso.

Aparté mis manos de su cabeza y deslicé una de ellas por su cuello.

-Estás vivo mi amor….-susurré viendo cómo él cerraba los ojos al contacto conmigo- y ya puedes decir de todo por esa boca, espantar al resto si te place, pero conmigo no funcionará.

Él volvió a abrir los ojos.

-Eres una insensata.

-Puede ser…-susurré acariciando esta vez su pelo- pero esta insensata se quedará aquí.

Se humedeció los labios y se quedó en silencio, observandome sin que yo supiera realmente que rondaba su cabeza en aquel momento.

-Sé que nunca te lo he dicho pero estoy enamorada de ti-dije intentando encontrar las palabras adecuadas ahora que tenía toda su atención puesta en mí- me enamoré de todos los miedos que ocultas dentro de ti, de tus heridas y hasta de tus cicatrices, ¿Crees que no lo haré incluso de tus quemaduras?

Levanté la cabeza y volví a acariciar su pelo mientras me fijaba en sus ojos, unos ojos con un ligero brillo.

-Necesito que te vayas…-susurró él al final.

-Aegon…

-Vete, Lyanna.

-¿Por qué me rechazas?- pregunté con el ceño fruncido.

-Porque yo jamás he estado enamorado de ti-contestó provocando mis lágrimas mientras sus ojos continuaban fijos en mí- vete con tu esposo, con Daeron o quién te plazca, pero no vuelvas a mis aposentos más.

-Muy bien…aparté mi mano de él e intenté detener mis lágrimas- es evidente que el error es mío, me enamoré de una persona incapaz de amar o al menos muy poco hombre para admitir que sí lo estuvo.

Puse los ojos en blancoy resoplé caminando hacia la puerta.

-¿A quién besaste,Lyanna?¿Fue a Daeron?

Me giré viendo cómo cubría su cuerpo con una toalla y me miraba con la misma frialdad de hace unos instantes.

-¿Acaso importa?- con rabia caminé hacia él y le propiné un empujón- ¡¿Acaso hay algo que te importe en esta vida?!

Le golpeé de nuevo en el pecho y dejé que mis lágrimas volvieran a resbalar por mis mejillas.

-Siempre te he querido sin pedirte nada a cambio, sin decirte ni una sola vez que me hagas tu esposa como muchos antepasados tuyos hicieron- le golpeé de nuevo- nunca he querido de ti más que tú corazón.

Aegon con enfado agarró mis manos impidiendome continuar golpeándole.

-¿Eso buscas,Lyanna?- preguntó zarandeandome- ¿Ser la esposa de un monstruo?

Me agarró con fuerza haciéndome retroceder.

-¡Soy despreciable!- gritó lanzándome encima de su cama con fuerza- ¡¿Qué diablos te pasa?!

-¡Me da igual!- grité desde la cama-¡Sigues con vida y eso para mí es suficiente!

Él se llevó una mano al pelo alejándose de mí.

-La niña que me has enseñado hoy, ¿Es de Daeron o realmente es mía?

Me levanté de la cama y le seguí por la habitación.

-El último hombre con el que estuve fuiste tú- me posicioné delante de él- ¿Crees que podría hacer algo con otra persona si mi corazón continuaba perteneciendote?

-¿Crees que puedes venir después de casi un año y decirme que tengo una hija y que yo lo acepte como si nada?

Me miró y se giró con enfado.

-¿Eso es lo que vas a hacer?- pregunté cruzandome de brazos- ¿Te rindes porque no estás cómodo contigo mismo?

-Ya te he dado los motivos,Lyanna- estiró la mano y señaló la puerta- ahora vete de aquí antes de que avise a los guardias.

-Me iré…-susurré- pero antes respóndeme a una pregunta y necesito que por una vez en la vida seas sincero.

Aegon me miró de nuevo.

-¿Todo fue mentira?

-Todo-contestó sin darse cuenta de que en aquel momento rompía todo lo que aún quedaba de pie dentro de mi.

La chica del antifaz// Jacaerys Velaryon & Aegon Targaryen Where stories live. Discover now