44♧ -《La cena con Beckett》

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Isis tenía varios sentimientos encontrados, pero particularmente se encontraba ansiosa, sabía que la tripulación del Perla esperaba órdenes para actuar antes de que Jack fuese ahorcado. Frente a Fernando y Beckett ella transformaba esa ansiedad en desbordante felicidad por haber sido absuelta de la horca. También sentía algo de hartazgo por tener que "comportarse", eso no importaba con los piratas.

- Es un honor tenerla aquí, señorita Salazar. – la saludó Beckett, besando su mano.

- El honor es mío. – contestó Isis, con una sonrisa y la reverencia correspondiente.

- Pasen, por favor. – indicó Beckett mientras estrechaba la mano de Fernando.

- Gracias Milord. – contestó el Capitán. Ambos siguieron hacia la larga mesa que se encontraba en el centro del salón.

- Imagino que Sparrow le habrá hablado de mí. – siguió el anfitrión, hacia Isis.

- Solo mencionó haberlo conocido. Sin embargo, Fernando sí me ha hablado de su generosidad.

- Tengo que admitir que no creí en su... prometido, cuando me comentó su historia. Casi la di por muerta. – sonrió. – Para ser una mujer que no tiene experiencia en navegación y siendo tan bella, haber sobrevivido a los piratas, el naufragio... suena casi imposible.

- Bueno, mi experiencia puede que no haya sido tanta en cuanto a viajar de Europa para las Indias, pero sí que aprendí mucho con mi padre. Esa misma experiencia me ayudó a sobrevivir y negociar con piratas. He aprendido que lo imposible, se hace posible en el mar.

- Es extraño que hayan sido tan benevolentes con usted, sin nada a cambio.

- ¿Qué está insinuando? – preguntó Isis, ya no tan sonriente y con sus ojos entrecerrados.

- Nada, señorita. Sólo es extraño.

- Descubrí que mi apellido tiene mucha influencia en las aguas del Atlántico. – dijo, tratando de sonar tranquila. – Se mostraban temerosos, así que lo tomé como ventaja.

- Claro... aunque, Sparrow sabía que era un suicidio llevarla.

- Por lo mismo, me dejó tirada en la Isla de Tortuga.

- Seguramente, es la primera que desea verlo ahorcado por lo que le hizo a su padre. – insinuó Beckett. Isis suspiró, sintiendo una punzada en el pecho. El hombre la estaba probando y tenía que responder.

- Le prometí a la memoria de mi padre, que lo vengaría si sabía lo que había ocurrido. Sé que él descansará en paz finalmente, cuando Jack sea ahorcado.

- Le prometo que tomaré todas las medidas para asegurarme de que no escape. – sonrió con complicidad.

- ¿Es que ya ha escapado antes?

- Según reportes que me llegaron a Londres, sí. – dijo amargamente, cabizbajo, dando un sorbo a su bebida. – Pero no más. Hasta aquí llegó el reinado de Jack Sparrow.

- Capitán. – intervino Isis, sin pensarlo. – Es Capitán Jack Sparrow. – Fernando la volteó a ver con sus ojos muy abiertos. Había sido un error, pero Beckett sonrió.

- Si, así se hace llamar ese delincuente.

- Milord, ¿a qué hora será ahorcado Jack?

- A primera hora. Quiero pasar el resto de mi día con esa satisfacción. Nada podría arruinármelo. Guardaré un asiento para usted.

- Se lo agradezco.

- Lord Beckett. – interrumpió Fernando, carraspeando. – Isis y yo, queríamos hacerle una petición. Sabemos que han sido muchas cosas las que hemos ocupado de su persona, pero... ¿sería posible pedirle una nave, para regresar a Cádiz?

- Cuente con ello, Capitán. Pero esta vez, no la comandará usted, sería uno de mis hombres. Usted, sólo establecerá la ruta.

- Sí, señor. – aceptó. – Nada nos haría más felices que regresar a casa, ¿verdad, querida? – dijo Fernando, tomando la mano de Isis y viéndola con enamoramiento en sus ojos. Isis sólo esbozó una sonrisa.

- Es evidente. – dijo Beckett de forma sarcástica. – ¿Cuánto llevan en esta empresa, Capitán?

- Cuatro meses, señor.

- Es una lástima que no haya encontrado a su padre, señorita Salazar.

- Sí. Encontré sólo los vestigios del Sigilosa María.

- Sentí gran admiración y respeto por su padre, a pesar de las disputas territoriales entre España e Inglaterra, la labor de su padre fue notable y de mucha valentía. Por eso la invité a cenar, para honrar la memoria de su padre.

- Estoy agradecida por esta muestra y seguramente, él también lo estaría. – contestó con la voz algo quebrada. Entre todo lo que ocurría, pensar en la grandeza y memoria de su padre, aún la hacía sollozar. Fue lo más sincero que pudo mostrar en la cena. 

La venganza de la diosa - PDC | Jack SparrowWhere stories live. Discover now