14♤ - 《Esperanza y sueño》

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Al atardecer, Isis se encontraba en la proa apreciando el cielo, bañando su clara piel de naranja, respirando la brisa marina y olvidaba por un momento que en Cádiz había dejado a su prometido, era inevitable pensar en el pirata de piel bronceada y cabello largo. Imaginaba que en cualquier momento se lo podía topar. Tenía un constante cosquilleo en su estómago que le indicaba una leve posibilidad. No quería dejar morir esa ilusión, por más que Santos le había pedido que no se enamorara de algún pirata.

Fernando observaba a Isis desde la popa, mientras manejaba el timón del barco. Se veía hermosa. Nunca había tenido la oportunidad de viajar con ella, eran como vacaciones porque no era una misión donde tendría que rendir cuentas a la Marina, después.

- Hay muchas cosas que amo en esta vida. - llegó diciendo el Capitán Salazar, subiendo las escaleras, desconcentrando a Fernando de la apreciación de su paisaje. - El mar, este barco, ver que los piratas tengan su merecido. - bromeó e hizo reír a Fernando. - A mi esposa, y mi mayor tesoro: mi hija. Moriría por ella. Y vivo por ella. Trato de que cada misión hacia el Caribe tenga asegurado el éxito, porque nada me dolería más en este mundo que en el último minuto de mi vida, lo primero que venga a mi mente sea el rostro de Isis llorando por mí. ¿Entiendes lo que digo?

- Sí, señor. - respondió Fernando, un tanto sonrojado sin poder verlo a los ojos.

- Eres muy malo para guardar tus sentimientos, muchacho. - continuó el Capitán, con una mirada de compasión hacia Fernando, éste sonrió por lo bajo.

- Le pido una disculpa, señor. Sé que Isis ya está comprometida.

- Tanto tú como Santos, eran buenos hombres para Isis. Lamento que Santos se te haya adelantado. Pero quién sabe, la vida da muchas vueltas.

- No diga esas cosas, señor. - apresuró a decir, Fernando.

- No sé lo que pensaste. Lo dije porque, puede que conozcas a alguien o... Santos deba irse a una misión muy lejos, nada está escrito sobre piedra. - contestó inocente, alzando sus manos y luego sonrió, reconfortando al muchacho.

Isis se levantó de su puesto cuando oscureció. Se sentía cansada, por más que quisiera esperar el momento que se reencontrara con Jack, no podía pasar en vela toda la noche. Se retiró al camarote secundario que poseía la nave, luego de despedirse de su padre.

Se desvistió y quedó en camisón. En el fondo de su maleta, venían algunos apuntes. Con cierto anhelo sacó el de Jack, apreció su rostro delineando con su dedo el dibujo y volvió a guardarlo rápidamente, asegurando la maleta. Cuando su mejilla tocó la almohada, entró en razón y se preocupó por la manera en que estaba pensando a Jack. No era correcto. No podía tener todos esos sentimientos hacia un delincuente que la amenazó con un arma de fuego; atentó contra su vida y a quien no le importaría matarla si la vida de él corre peligro. ¿Qué le veía de atractivo? Los piratas no tenían la mejor higiene, ella no estaba acostumbrada a ese tipo de vida, ¿o podría soportarlo con tal de seguir a Jack?

Aquella noche, el pirata apareció en los sueños de Isis, por primera vez. Ella se encontraba apreciando el atardecer, pintando los celajes y una pequeña nave al fondo, cuando sintió que alguien la tomaba por los hombros y le hablaba al oído. Le recorría un escalofrío por toda la espina dorsal.

- ¿Cuál será la primera aventura, Jack? - preguntó Isis, poniendo su cabeza sobre el hombro del muchacho.

- El mar es infinito, preciosa. Tú sólo dime lo que deseas y lo tendrás ante ti.

- Yo... deseo ser pirata, a tu lado. Ir donde sea, tener tesoros escondidos, parar en una isla perdida, solos tú y yo.

- Dalo por hecho. - respondió. - Mira hacia el horizonte, allí estaré esperándote. - tomó la mano de la joven, la besó y la vio con una sonrisa ladeada.

Isis despertó con el llamado de su puerta, queriendo llorar por no a ver podido permanecer en ese sueño más tiempo.

La venganza de la diosa - PDC | Jack SparrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora