37♧ -《La venganza de Fernando》

107 15 0
                                    

- ¡Y así, es como se pierde a una mujer maravillosa, caballeros! – anunció Jack desde el mástil al anochecer, cuando la mayoría de los guardias estaban dormidos, sólo había un par haciendo vela, el vigía y Fernando.

- ¡Cállate, Sparrow! No tienes idea de cómo tratar a una mujer como Isis. – respondió Fernando desde popa.

- ¿Y tú? ¿Sí? Mejor pregúntale, verás que no he decepcionado a nadie. – sonrió con altanería.

- ¿Qué estás queriendo decir? – preguntó, dejando lo que estaba haciendo.

- Nada. – volvió al tono inocente. – Solo que te ves como un niño berrinchudo y estúpido, tratando de manipularla con no hablarle desde la mañana, ¿crees que así se le trata a "una mujer como Isis"? ¿O crees que después de dejarla así, correrá a tus brazos a pedirte perdón? ¡Por favor!

- ¡No tienes nada qué decir sobre lo que ocurre con ella! La conozco desde mucho antes que tú. – le dijo aún más cerca y amenazante.

- Perdóname, pero no pareciera. Isis salió de esa burbuja que tú aún no quieres reventar. Pasó por cosas dolorosas, en muy poco tiempo. Conoció otro lado del mundo, tuvo contacto con personas que, si bien no son de "clase", son respetuosos de sus propias leyes y códigos.

- ¿Te refieres a piratas como tú? – rio con burla.

- Si te soy sincero, no sé cómo Barbossa no la tiró al mar, conociendo lo insoportable que ella puede llegar a ser. – reflexionó con seriedad. – Pero ¿no crees que ya dejó de ser la niñita aquella del muelle? Hizo tratos con piratas que no se tientan la mano para matar a cualquiera, escapó de las sirenas, vio morir a su padre y a su prometido, destruyó buena parte de un barco de tus amiguitos ingleses, sobrevivió en Tortuga, y todo eso, sin tu ayuda. – negó con la cabeza. – No, yo ya no veo a la niña de vestidos hermosos, a la damita de sociedad, yo veo a una pirata, amigo. – dijo orgulloso y recibió a cambio una bofetada.

- ¡No te atrevas a hablar así de Isis! – gritó Fernando.

- ¿Por qué crees que decirle pirata es un insulto? – respondió Jack alzando su voz, luego de gesticular para acomodar su mandíbula.

- Algo pasó entre Isis y tú. – le dijo, señalándolo. – Estoy seguro.

- Yo no soy tu enemigo, niño. Eres tú mismo.

- No te vas a salir con la tuya.

- He robado tesoros de otros piratas, – siguió Jack. – he robado cargamentos de la East India Trading Company, sí. Pero cuando he perdido uno, sé reconocerlo y me retiro. No te estoy robando a Isis, si es lo que piensas. – aclaró. – Ese tesoro desde que lo vi en ese muelle, fue mío.

- ¡Basta! – golpeó de nuevo a Jack en múltiples ocasiones. – ¡Deja de hablar!

- ¡Capitán! – le decía un oficial y el otro lo sostenía. Fernando tenía fuego en sus ojos.

- Capitán, debe controlarse.

- ¡Déjenme en paz! – se soltó, agitado. – Regrésenlo a la celda, pero no lo dejen al lado de Isis.

- Señor, sólo tenemos tres celdas.

- ¡Donde sea! Menos al lado de Isis. – repitió.

- Sí, señor. – obedecieron ambos oficiales, soltaron a Jack del mástil, quien miraba fijamente a Fernando con una sonrisa triunfal, y luego lo llevaron casi arrastrado hacia la escotilla.

- ¡Traigan a Isis! – dijo por último.

Los oficiales llevaron a Jack al área de celdas, Isis se levantó para ver qué ocurría y cuando notó que el pirata sangraba se alteró.

- ¡Jack! ¿Qué sucedió? ¿Estás bien?

- Tranquila, tu novio se desahogó conmigo, cosas de hombres ya sabes. Nada más. – contestó limpiando la sangre con su mano cuando finalmente estuvo en su celda.

- ¿Fernando te hizo eso? – Isis estaba incrédula.

- Creo que... ustedes deben hablar.

- Señorita Salazar, el Capitán aguarda por usted. – le dijo uno de los oficiales, abriendo la celda. Isis vio a Jack, en busca de una explicación, él solo se encogió de hombros.

- ¿Qué le dijiste, Jack? – dijo hacia el capitán con sus ojos muy abiertos y nerviosa.

- En resumen, que era un imbécil por tratarte mal. Creo que no le gustó.

- Ay, Jack. – suspiró y acompañó a los hombres.

- ¡Suerte! – le gritó Sparrow agarrando su mandíbula. 

La venganza de la diosa - PDC | Jack SparrowWhere stories live. Discover now