03♧ - 《El Princesa del Mar》

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      El Princesa del Mar  estaba equipado con cincuenta cañones, repartidos en dos sub-cubiertas, y en la tercera quedaba el dormitorio de los oficiales. En la cubierta externa, se apreciaban tres palos y velas cuadradas con la orgullosa bandera del reino de España izada. El timón en popa, sobre los dos camarotes principales y en proa, se encontraba la cocina. Era un navío grande, no tanto como el Sigilosa María, pero podía defenderse ante cualquier ataque.

Los días pasaban; el primo de Martín era como un mapa para el viaje. A veces, se rehusaba a colaborar, pero tenían la constante amenaza de tirarlo por la borda o colgarlo de uno de los palos hasta que muriera. Con el tiempo, las amenazas iban subiendo de creatividad, todo para coaccionarlo.

— Oye, Pirata. – llamaba Isis, en la carceleta. El hombre se encontraba dormido. – ¡Hombre, que despiertes! – golpeteó el metal de los barrotes. – Hora de cenar. – el pirata a penas se despertaba, la joven le dejó el plato en el suelo. – Apresúrate a comer, necesitamos de tu ayuda en cubierta.

— Es de muy mal augurio tener a una mujer dentro de la tripulación, ¿lo sabías? – comentó, con voz ronca. – De haber sabido desde el principio que eras mujer, no te habría dado información. Y menos, sabiendo que eras la hija de Salazar.

— Pues es lo que hay, canalla, y te debes hacer a la idea. Pudiste haber escapado de esta, pero los azares del destino hicieron que el hombre a quien teníamos destinado, lo ahorcaran. Tú, estuvieras corriendo la misma suerte de no ser porque decidimos que eras de ayuda. Así que, esta mujer que, según tú, es mal augurio te salvó de la horca.

— Pero no de morir ahogado, asesinado por otros piratas... o peor, por la bestia de Davy Jones.

— ¿Crees en el Kraken? – preguntó curiosa.

— Tanto como tú crees en la existencia del Triángulo del Diablo. Y ambos, son igual de reales. El Kraken no perdona... es un monstruo con enormes tentáculos, que...

— He leído sobre eso. – le interrumpió Isis. – Sé de lo que puede ser capaz.

— Tú lo atraerás, el tiempo me dará la razón.

— Sí, mira... vendré a hablarte cuando te necesitemos.

— Ese lugar está maldito, princesa. – continuó el pirata, tratando de descontrolarla. – Yo te lo dije, "el lugar donde los vivos mueren y los muertos viven".

— ¿Así que, crees que mi padre es un muerto en vida?

— Casi seguro. Pero nunca podrás averiguarlo, porque al entrar allí no podrás salir.

— Que tengas buen provecho. – sonrió Isis, amablemente. 

La venganza de la diosa - PDC | Jack SparrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora