07♧ - 《Negociación》

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— ¿Jack? – repitió Isis con su ceño fruncido. El nombre le era familiar. Muy familiar. Muchos recuerdos la bombardearon: su fiesta de quince años, cuando la amenazó con un arma. Casi se alegra de verlo de nuevo, aunque no estaba segura de lo que sentía ahora. ¿Podía ser posible?

— Sí, tal como lo oyes. - respondió incómodo el Capitán.

— ¿Tú...? – lo observó detenidamente. Era diferente: cabello más largo aún dispuesto en rastas, pañuelo rojo sujetándolas, abrigo de piel curtida café. ¿Sería ese Jack? El Capitán quitó la mano al no ser correspondido y borró su cordial sonrisa. – No puedes ser ese Jack.

— Si hay otro Jack Sparrow dímelo, e iré a solucionar eso ahora mismo.

— No, yo... creo que estoy confundida. – dijo, al ver que él no daba indicios de reconocerla. – Soy Isis.

— Entonces, ¿te sientes hambrienta?

— Seguro. – contestó con desesperación.

— Deberás contestar mis preguntas antes de decidir qué haré contigo.

Isis sintió que estaba en deuda, por lo que accedió fácilmente a responder todo lo que Jack le preguntara. Ella seguía viéndolo con curiosidad, porque aún no podía creerlo. Ahora este Jack lucía mayor, con barba que partía en dos trenzas y bigote. Varios anillos que decoraban sus dedos, y... ¿Capitán? Definitivamente, mucho había pasado desde el día que lo conoció. Quería preguntarle tantas cosas, decirle que lo había dibujado para no olvidarlo, que cada poco revisitaba ese retrato y surgían tantos sentimientos indebidos, que había tenido que enterrar junto con el dolor que le causaba recordar a sus padres.

— ¿Qué haces vestida de oficial de la Marina Española? – comenzó Jack, examinándola. – En medio del mar, con vestigios de lo que aparentaba ser un barco, ¿tú lo venías comandando? Porque déjame decirte que escogiste una ruta muy mala, cariño.

— ¡No! Bueno... en parte.

— ¿Puedes ser más explícita?

— Era primera oficial.

— ¿Y nadie sospechó que eras mujer?

— Claro que sí, todos sabían.

— Entonces, ¿sí causaste ese naufragio?

— ¡No! Fue Davy Jones. El Kraken destruyó la nave.

— La mascota de Davy Jones no es muy amigable, ¿cierto? – bromeó Jack. – Pero ahora, dime la verdad.

— ¡Esa es la verdad! – protestó Isis, casi al punto de las lágrimas.

— No me has dicho qué hacías por esta ruta.

— Yo... estaba en una expedición. – contestó altanera, para recuperar un poco de su dignidad. – Me dirigía al Triángulo del Diablo.

— ¡Qué! – preguntó Jack, casi gritando y con notable miedo en su rostro. – Eso era una misión suicida, el lugar está maldito.

— Lo sé.

— ¿Entonces? ¿Por qué presiento que la señorita no me está diciendo la verdad? – entrecerró sus ojos.

— ¡Pues es la verdad! Era primera oficial de un barco que naufragó por un ataque del Kraken, el resto de la tripulación fue asesinada por Davy Jones. Me di por muerta al ver que no tenía opciones... y mi rumbo era ese, el Triángulo del Diablo. Para verificar si era cierta la leyenda... – ambos se quedaron en silencio un par de segundos. Isis tomó aire y retomó el valor. – Ahora, Capitán Sparrow, necesito que me diga su rumbo, su ubicación y que me guíe a ese lugar.

— ¿Te han dicho que serías buena pirata? – le preguntó, señalándola brevemente con su índice, con mirada cómplice y una sonrisa ladeada. Esto intimidó a Isis, pues pensó que la había reconocido.

— No. – mintió Isis, con el ceño fruncido y mirada de extrañeza.

— Pues te diré: – continuó el pirata. – vamos rumbo a la Isla de Tortuga, estamos cerca de San Juan y no. – dio media vuelta a punto de salir del camarote.

— Pero queda por acá, ¿cierto? El Triángulo...

— No. Eso está mucho más lejos de aquí, querida. Y no estoy dispuesto a arriesgar a mi tripulación por un capricho tuyo. – aseguró, volteando a verla. – Ya hundiste un barco, no quiero que le pase lo mismo a mi precioso Perla.

— ¡Jack, por favor!

— ¿Qué gano yo, a cambio? ¿Enfrentarme con la muerte? No me siento preparado para enfrentarla todavía, si me lo preguntas. – sonrió. – Y es Capitán Jack Sparrow. – enfatizó, continuando su camino.

— Te garantizo la libertad. – interrumpió Isis su paso, poniéndose frente a él, desesperada. – A ti y a tus hombres.

— ¿Quién eres realmente? – le preguntó, entrecerrando sus ojos.

— Ya te lo dije. Sólo tendría que hablar con el rey, decirle que ustedes me ayudaron a completar mi misión.

— He tenido varios encuentros con oficiales españoles y no han sido especialmente amables. – le dijo, sarcástico. – Así que, déjame decirte que ya soy libre, iremos a Tortuga y la señorita, puede hacer lo que mejor le convenga a partir de allí. – le dijo, acercándose con ademanes. – ¡Maese Gibbs!

— ¡Cap! – respondió este, desde cubierta.

— Continuamos nuestro camino hacia Tortuga.

— ¡Sí, señor! – respondió lleno de energía el primer oficial del cargo.

Isis se sintió frustrada al ver que todos apoyaban la decisión del Capitán. ¿Y qué esperaba? ¿Qué por ser mujer y estar vestida así la respetarían y obedecerían lo que ella dijera? Observó a los hombres que se encontraban a su alrededor. No estaba más con oficiales de la Marina, ni con súbditos del rey. Estaba con piratas, verdaderos piratas. Toda una vida deseando conocerlos, años pensando en Jack y ahora que lo tenía frente a ella, estaba en su navío, bajo sus órdenes y él, sin ningún cargo de consciencia la dejaría abandonada en lo que Fernando consideraba como la "Sodoma y Gomorra pirata". ¿Qué debía hacer ahora? 

La venganza de la diosa - PDC | Jack SparrowDove le storie prendono vita. Scoprilo ora