24. Recuerdos [Prt I]

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Se quedaron en silencio un rato, terminando de comer. Natalie notó algo raro en André, no era la misma desde que llegó de Transaleste; se aislaba del resto, mantenía disgustada casi todo el tiempo y no hablaba tanto como acostumbraba, incluso cuando platicaba, no sonreía como siempre.

Cuando finalizaron Margo recogió los trastes sucios, André se levantó de su asiento, dispuesta a salir de la cocina. Se dirigió a la salida trasera que daba hacia el bosque. Natalie, recordando la petición que le hizo, se fue tras ella deteniéndola justo antes de que se marchara.

—¿Qué sucede? —le preguntó, sonriendo con pesadumbre.

—Lo que me pediste...

—Lo haremos luego —respondió. Se fue hacia el bosque sin importarle la lluvia torrencial.

Natalie no se atrevió a preguntarle qué le sucedía ya que, cada que quería averiguar algo de su vida personal, se percataba que contestaba de forma forzada. Volvió de nuevo al interior de la cocina; Margo y un par de plebeyas estaban atareadas con la cena de la noche, ya que no sólo la proveían a quienes habitaban en el castillo, sino también a la guardia que protegía la fortaleza. Decidió ayudarles a pesar de no gustarle, estaba en ella ser amable, más aun con quienes la adoptaron, no por ser la supuesta Intérprete, sino porque sabían de su noble procedencia.

•••

Muchas situaciones aquejaban a André, entre esas, lo que hace poco acontecía, pero los miedos se irían luego de que la tormenta pasara, aunque ésta prometía arrasar con su bienestar y el de los que amaba.

Pero no era eso lo que la obligó a internarse en aquel bosque, sin importarle mojarse de los pies a la cabeza por la lluvia que caía. Fue aquel evento, hacía más de un año atrás, en donde su vida dio un giro radical, precisamente durante el cumpleaños número diecinueve del príncipe.

Ese día, despertó muy temprano en la mañana. Hizo lo que tenía que hacer; labores, ayudar en el castillo, y cuando terminó se preparó para recibir Drek ya que volvía de un largo viaje. No supo bien que haría con Cornelius en Gurlok, pero si le importaba que estuviera en el cumpleaños para celebrar juntos.

Tal como se lo pidió, lo recibiría con un vestido blanco sencillo, de escote no muy prolongado el cual se le veía bellísimo. Su cabello largo rubio lo recogió con unas trenzas al costado izquierdo usando una rosa pequeña como sujetador atrás de la cabeza mientras con un mechón de pelo, cubrió su ojo imperfecto de iris negro para no llamar la atención. Era inusual en ella arreglarse de esa manera ya que no le gustan los vestidos ni verse bien para aparentar.

Al mostrarse al público acaparó las miradas cómo nunca antes. Fue hermosa por un día, todos la dejaron ser feliz por tratarse de esa fecha tan especial.

Quedó de verse con Drek en el lago en medio del bosque atrás del castillo, le pidió insistente que lo esperara allí, aparte de que le tendría una sorpresa. Además de que unos días antes de partiera, tuvo una pequeña cuestión con él y debían estar a solas para aclararla.

Llegado el medio día, al enterarse de boca de Margo que la campaña en la que Drek se movilizaba estaba por arribar, tan rápido como pudo, se fue corriendo hacia el lago.

Solían reunirse siempre allí de niños; jugaban en ese bosque todo el día, nadaban juntos, jugaban a quien podía tirar piedrecillas más lejos en el lago y si les daba la noche, contaban estrellas hasta quedarse dormidos o hasta que Margo los reprendía por andar tan tarde fuera del castillo.

Aguardó por él, sobre aquella roca grande a la orilla del lago. Se sentó al borde de ésta para esperarlo...

Repitió lo mismo que hacía un año. Estaba en medio de aquel bosque sobre esa roca, sólo que no vestía elegante ni tenía su cabellera larga...

El Intérprete y el Guardián - Parte I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora