18. Cruzada suicida

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Dedicado a mi hermano de otra madre: Kinano - Jonathan

Con la llegada de los supuestos Intérprete y Guardián en primavera a las tierras de Grant Nalber, que trajo consigo una casi inacabable plaga de infrahumanos, hizo que el verano, tras de ser agitado, agotador y exhaustivo, se volviera el más oportuno para acabar con ellos, si hablando de vampiros se trataba.

Durante tres meses hubo demasiado movimiento en estas tierras como nunca antes, tropas se movilizaban a diario por la fortaleza Wanhander, lo que hizo que el príncipe Drek, su tutor Cornelius y el consejo de ancianos, consideraran restablecer la aldea de Seret como punto de encuentro para que las tropas se reabastecieran como se acostumbraba, antes de que los inmortales malditos la invadieran.

Fue un reto; pocos voluntarios se ofrecieron ir a esa aldea ya que allí se dio origen a esta plaga.

—Para que se sientan más seguros yo dirigiré el escuadrón para esa misión —habló el admirable guerrero de pulcra barba blanca e inexistente cabello; Betfor.

Quienes organizaban la cruzada, se hallaban reunidos en el gran salón del castillo para acordar el día y lo que harían cuando estuvieran en Seret. Sentados atrás de la mesa, los veteranos de guerra y el príncipe Drek, evaluaban la situación de los cinco soldados que sea habían ofrecido a ir a la aldea.

—Me parece bien, pero necesitaremos más gente. Esta expedición requerirá de los mejores para que no presente ninguna baja —expresó Igor, el consejero de Cornelius. No era nada sencillo enfrentar una enorme horda de infrahumanos en el punto de origen que habían tomado como su hogar.

—Los que aceptaron la misión voluntariamente estarán conmigo —indicó Betfor, esbozando una cálida sonrisa, la cual dedicaba a los soldados frente a él.

Eran jóvenes, valientes, osados y temerarios, que al momento de aceptar el reto no dudaron en dar un paso al frente. Uno de ellos era Kinano, cuyo rasgo característico era su cabello negro, largo hasta la barbilla, que cubría su ojo izquierdo con un ligero mechón de pelo, puesto que tenía una cicatriz debido a un reciente ataque de un hombre lobo al cual mató sin miramientos.

Otro era Joshua, recientemente ascendido a ser escolta de Drek, que al momento de oír aquella convocatoria aceptó sin duda para que el príncipe viera su potencial, esperando que confiara en él. Otro joven; Octavius; alto, corpulento, ninguna tarea le era complicada, ponía todo su empeño en limpiar esa horda de inmortales debido que ellos formaron trágicamente su vida. Damián, el más joven de todos; aunque su apariencia no era del todo desafiante, por ser el primero que aceptó el reto, lo dejaron en el grupo.

Por último Lucy, una hermosa joven, delgada, de tez trigueña, cabello ondulado que le llegaba a la cintura, ojos dorados que denotaban decisión. Al momento de aceptar, Minred lo desaprobó al principio, pero convencida por Betfor, aceptó inconforme que su nieta participara en esa misión.

—No creo conveniente más gente, siempre he dicho que entre menos estorbos, mejor —expresó Betfor en tono firme—, y con estorbo me refiero que no tendré que preocuparme por más gente, sólo de ustedes. —Se apresuró al advertir las caras de asombro de Kinano y Damián, y de recelo por parte de Joshua, Lucy y Octavius.

—Seis —habló Drek de repente—, yo también iré a la expedición.

—Es muy osado de tu parte —expresó la anciana Minred, algo inquieta.

—Es verdad, muchacho, lo que pasó en Seret por un poco y te cuesta la vida —comentó el tutor del príncipe; Cornelius, quien en silencioso escuchaba lo que ordenaba Betfor.

—Llevo semanas sin salir de este castillo, me siento hastiado de no hacer nada —expresó el príncipe en voz áspera; estar detrás de una mesa todo el día recibiendo informes sobre los exterminios, expediciones, quejas y reclamos de los nobles, no era algo que le apasionara.

El Intérprete y el Guardián - Parte I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora