CINCUENTA Y UNO

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Alessandro

-¡Alex! ¡Alex! ¡Soy yo abre la la puerta!-.

Comencé a tocar con más fuerza la puerta de su departamento, toque el timbre y volví a tocar puerta con fuerza solo esperaba que ella estuviera en casa, la necesitaba tenía que decirle que era un verdadero idiota por haberla lastimado, pero tenía que hablar con ella y decirle que me diera tiempo para que así ambos estuviéramos juntos, le necesitaba en mi vida la amaba y no podía darla ir así de fácil. Seguí tocando la puerta, mierda ¿Porque no abre? Deje la puerta por unos segundos para así tomar mi teléfono y marcar su número pero nuevamente me mandó a buzón ¿Donde estas Alex? ¿Donde puedes estar?

Pase una mano por mi cabello y seguí insistiendo con la puerta, tal gez estaba dentro y se estaba negando hacerme caso ¡Por favor que abra la puerta! Que la abra quiero tenerla en mis brazos.

-¡Oiga!-. Mire a mi derecha-. ¿Qué está haciendo? ¿Porqué golpea así esa puerta?-.

Era la administradora del edificio la había visto en varias ocasiones que había venido al departamento. Camine rápidamente hasta ella, ella debía, saber donde estaba Alex.

-Señora ¿Sabe si la chica del departamento 129 está en casa?-. Pregunté completamente desesperado.

La señora miró la puerta que había estado golpeado con fuerza y luego volteo a mi.

-Ella se fue, me pago una última renta y se fue pero ya tiene un mes que no está aquí, pobrecilla se veía tan triste parecía un alma en pena-. Dijo con lástima.

Necesitaba verla ¿Dónde podría estar?

-¿No dijo a donde iría?-.

-No joven, solo se fue... Por favor ya no golpee la puerta-.

Solo pude asentir con la cabeza, la, señora se dio media vuelta para así irse por las escaleras. Solté un suspiro pero no me daría por vencido tal vez había algo en departamento que me serviría así que volví a la puerta y lo bueno es que sabía un truco que una vez un amigo me habis engañado hacer con una tarjeta de crédito pensé que jamás me iba a servir pero cielos ¡Funcionó! En ese momento fue de mucha utilidad ya que cuando oí que la puerta abrirse sonreí tan grande que una esperanza creció de oreja a oreja. Al abrir la puerta el departamento estaba ligeramente iluminado y cuando la abrí puerta para ver todo su interior y ahí esa esperanza que tenía de que sus cosas estuvieran ahí a pesar de que la señora me dijo que no estaba yo creía que tal vez algo de ella quedaría en ese lugar que fue parte de mi historia.

El aire que tenía contenido en mis pulmones salió en un largo suspiro de decepción cuando vi que estaba completamente vacío. Entre en él, solo había un poco de basura, las paredes de color café claro estaban un poco maltratadas a un por lo ocurrido con James, el piso de madera se oía más fuerte con cada pisada que daba en el lugar.

-La perdí... Mierda... La perdí-.

Entonces las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos y mis piernas ya no pudieron sostenerme, sentía algo dentro de mí pecho que dolía mucho y sabía lo que era, tenía el corazón roto, por primera vez en toda mi maldita existencia tenía el corazón roto. Abrace mis piernas y comencé a moverme de adelante hacia atrás.

Conforme pasaban había dejado de insistir en llamarla, deje de buscarla y deje de preguntar por ella me había cansado de seguir esperando a que ella volviera conmigo. Solo me quedaba el resignarme de que no volvería a verla y nada más, solo me enfrascar en mi trabajo y en la boda que tendría con Elena quien después de decirle la verdad comenzó a darme mi especio pero cuando estábamos delante de mucha gente fingiamos ser la pareja perfecta e incluso mi padre se había encargado de decirle a la prensa que su hijo menor, por así decirlo se casaría y que sería la boda de ensueño que todo mujer deseaba.

-Te vez muy bien guapo-. Dijo mi madre acomodando mi corbata.

Yo no dije nada solo me dedicaba a mirar algun punto de la habitación en la que estaba, era el día de mi boda y en donde mi vida terminaba. Esto era una verdadera mierda.

-Alessandro-.

Mire a mi madre quien se veía más que feliz estaba triste.

-¿Qué?-.

-Se que estos días no ha sido nada fácil pero... Pero verás que con el tiempo te darás cuenta de que el matrimonio es algo muy... -.

Frunci mi ceño y negué con la cabeza, definitivamente ella no era quien para decirme que el matrimonio era algo tan lindo y perfecto como lo pintaba ella ante la gente, sabía que estaba sufriendo porque me oyó decirle a Elena que mi padre era su amante y viceversa pero ella al no poder separarse de mi padre tendría que tolerarlo, odiaba la forma en cómo mi madre vivía y en cómo en su vida no había sido feliz y más odiaba que ella deseara decirme que qué yo podría cambiar las cosas decía que tal vez con el tiempo yo querría y amaría a Elena pero estaba consciente de que eso jamás iba a pasar, yo a pesar de que me había dado por vencido en su búsqueda yo le seguía amando.

-Solo terminemos con esto-.

Aleje las manos de mi madre de mi cuerpo para así darle el último trago a mi bebida, necesitaba darme valor mucho valor para poder hacer lo que estaba a punto de hacer, solo le pedía al cielo que me diera la fuerza suficiente para enfrentarme a una boda y no ahorcarme en el ducha y terminar con esto.

¿Donde estás Alex? ¿Dónde estás?

Quédate Conmigo +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora