CUARENTA Y OCHO

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Alessandro

Estaba ansioso, jamás había estado tan ansioso en mi vida pero era la oportunidad perfecta no podía perder más el tiempo, se lo diría y esperaba que ella me dijera que si para así poder vivir una buena vida no importa si lo perdía todo las cosas materiales iban y venían pero las personas no, ella era mi oportunidad de ser felices y no la iba a desaprovechar para nada. Quería ser feliz por primera vez en mi vida y Alex era la razón de que ahora fuera feliz porque si, era completamente feliz a su lado y eso no lo iba negar además de que nadie me iba a echar a perder la oportunidad que ahora se me presentaba. Además era su cumpleaños creo que sería un gran regalo lo que le tenía propuesto.

Desajuste un poco mi corbata por los nervios, pero debo estar tranquilo tod estaba a la perfección o como al menos yo quería que quedara, ella me había mandado un mensaje diciendo que fue a casa de Julieta para dejar a Lola, amaba a esa cachirrita era como nuestra hija... Cielos, podría decirse que se oyó algo extraño eso de que Lola fuera nuestra hija como su Alex y yo fuéramos una orejas, ya no se lo que somos tal vez solo seguíamos en ese plan de ser amantes ya no éramos amigos con beneficio creo que eso se acabó por completo desde el momento en que pasamos más tiempo juntos. Estos días que he estado con Alex me había sentido tan bien y tan feliz de estar con alguien que no me estaba asfixiando a cada momento del día diciendo que tenemos ver esto o aquello, ella era diferente, tan tranquila y tan tierna, me sentía feliz de estar con alguien como lo era Alex, llego para cambiar mi vida y yo la suya. La quería... La quiero... ¡Mierda! ¡Ja! La quiero, que carajos no lo voy a negar más ¡Quiero a Alex!

Sonreí de forma inconsciente de solo recordarla, de solo recordar su sonrisa, su cabello... ¡Su cuerpo! Pero además de lo físico amaba su personalidad, era tan tranquila pero al mismo tan exigente consigo misma que a veces me preocupaba que solo se enfocará en el trabajo y no en ella, se cuidaba para verse bien para verse tan bella todos los días pero sentía que no tenía más tiempo para ella, que solo existía el trabajo y nada más, claro que salía con Julieta pero necesitaba vivir más y yo deseaba vivir cada momento con ella el que fuera sin importar nada solo que fuéramos Alex y yo. Mire los boletos que tenía en mi mano, eran boletos de avión para irnos a América, no iríamos sin decirle nada a nadie, nos fugariamos no me importaba el dinero tenía mi propio dinero además de mi proyecto que tenía en marcha todo estaría bien, nos iríamos y viviríamos una nueva vida sin que nadie nos molestara a nos conociera lo haría por ella y por mi.

-Que bonita mesa-.

Mi sonrisa se borro al igual que toda mi alegría cuando oí su voz, alce la mirada y mi padre estaba ahí sentado en donde debería de estar Alex ¿Qué mierda estaba haciendo el aquí? Mire a todos lados para asegurarme de que ella aún no llegara, pedía al cielo y al universo que Alex aún no llegara porque lo que menos deseaba era que mi padre hiciera algún tipo de comentario o que me echara a perder la noche.

Me cruce de brazos mirándolo y él a mi, sacó de su saco la caja de puros que siempre cargaba con el desde que tengo memoria, corta la punta del puro para posteriormente encenderlo con su clásico encendedor de plata. Sacó el humo y no dejaba de mirarme con seriedad, detestaba a mi padre eso jamás iba a cambiar.

-¿Qué haces aquí? ¿No estabas en Sicilia?-. Pregunté completamente neutro de mis emociones.

Saco el puro de su boca sujetandolo con sus dedos.

-No, para nada, quería ver a mi hijo que anda paseando por París con una mujer que no es su prometida-.

Rodé los ojos, era un verdadero descarado de mierda se atrevía a decirme a mi que yo estaba con otra mujer que no era mi prometida cuando él a estado con muchas mujeres que no son mi madre, él creía que yo no lo sabía pero estaba consciente desde joven que mi padre engañaba a mi mamá con todo que tenía una falda y tacones y sabía que tenía una amante actualmente porque una vez lo escuche en su oficina follando con ella, no deseaba verle la cara a la zorra con la que se revolcaba porque era algo que no me interesaba saber, odiaba que le hiciera eso a mi madre pero al parecer a ella le gustaba eso pues no le daba la importancia debida y eso lo detestaba.

-Vienes hablar conmigo sobre moral... Que ironía padre-. Volví a rodar los ojos.

-¡Tú no sabes nada maldito mocoso!-. Dije entre dientes pero muy molesto.

-¡Tu que vas a saber del amor cerdo inmoral!-. Le hable de la misma forma-. Haz engañado a mamá por años y ella lo soporta, pero yo no tengo ningún deber con Elena ¡Solo porque tu me impusiste casarme con ella! ¡Yo no la amo a ella si!-.

Todo se quedó en silencio por unos segundos, mi padre apago el puro en el cenicero que estaba sobre la mesa.

-¿Amas? Vaya ¿Qué sabes tu de amar Alessandro? Tu nunca has amado nada en tu vida más que el dinero, tu no amas y jamás nadie te amara escúchalo bien Alessandro porque no lo volveré a decir nuevamente-. Silencio nuevamente pero muy corto-. Tu te cáscaras con Elena sin importar si lo quieres o no, si me echas a perder esto solo por unas malditas nalgas que no son nada, porque se todo de esa mujer... Te alejara de ella, sino lo haces me encargaré de hundirla a ella y así familia y de paso a ti-.

-¿Qué harás conmigo? ¿Enviarme a un internado? Maldito viejo ridículo-. Reí en sarcasmo.

A lo que él me devolvió negando con la cabeza.

-No, no lo haré ya estás grande para que esos lugares querido hijo-. Sonrió con maldad-. Se de tu maldito proyecto de música y de arte, buscas socios para ello-.

¿Pero que mierda? Mis ojos se abrieron por completo, no puede ser ¡Maldito!

-Yo mismo me encargaré de que no consigas esos socios, no diré como pero lo haré-.

Se puso de pie cerrando los botones de su saco y yo solo podía mirarlo.

-Te daré plazo de aquí a tu boda, si ella sigue en tu vida te olvidas de tu negocio y seguirás trabajando para mi hasta que mueras, piénsalo, no querrás que ella sufra las consecuencias de tus actos estúpidos Alessandro-.

Mi corazón palpitaba con fuerza, me sentía desesperado e incluso molesto lleno de ira y de rabia de solo pensar que él podría hacerle algo a Alex y a mi joderme ¡Maldita sea! Avente la copa que estaba cerca de mi haciéndola añicos en el piso.

Quédate Conmigo +18Where stories live. Discover now