TRES

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Alexandra

-¿Estás bien? Pudiste haberte negado cariño-. Pregunto mi mamá al otro lado de la línea una vez que aterrice en Sicilia.

Solté un suspiro pasando una mano por mi cara, Ronaldo había sido muy amable conmigo en esperar a que salieran las maletas en lo que yo hablaba con mi mamá, ella en cuanto se entero que era lo que iba hacer y con quien me iba a encontrar no dudo ni un segundo en preocuparse por mi y bueno no sólo ella, también mi padre estaba preocupado por cómo me iba a sentir pero sabía que con mi madre me entendía un poco más que con él. Mire a Ronaldo que ya tenía su maleta en mano solo me faltaba la mía, solo nos íbamos quedar una semana y media en Sicilia todo dependía del Antoine que viera nuestro trabajo y si le gustas podríamos comenzar a ttajabar y entre más rápido lo hiciéramos volveríamos París.

-Estoy bien, no tengo otra opción, necesito el dinero pague la renta del mes antes de venirme y necesito pagar el que viene-. Conteste a mi madre.

-Sabes que aquí no tienes que pagar renta, tu padre y yo te extrañamos-. Un tono de tristeza se hizo presente en su voz.

Me partía el alma por así a mi mamá por mi, se preocupaba mucho y más cuando ocurrió lo que me ocurrió su paranoia conmigo era de forma constante que me llamaba hasta tres veces al día para ver como estaba y me sentía, se que no era sano ni para mí ni para ella pero trataba de entenderla era su única hija y lo único que quería era verme bien.

-Mamá no te preocupes, vale, estaré bien por cualquier cosa yo hablaré con Rodrigo-.

-Esta bien cariño, ten mucho cuidado sabes que te amamos-.

Sonreí ante su linda muestra de amor.

-También los amo-.

Colgué al despedirme de ella, Ronaldo llegó a mi lado con mi maleta y le agradecí por ello, la verdad es que él era un hombre muy lindo y amable podría decirse que lo cincideraba como mi amigo pues muchas veces habíamos salido no solos, obviamente, sino con Julieta y ers un hombre muy agradable y lindo conmigo que me sentía a salvo estando con él en Sicilia. Salimos del aeropuerto para poder ir a hospedarnos a nuestro hotel que muy amablemente su padre nos pago.

Al llegar ambos nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones para poder descansar ya que eran las ocho de la noche cuando llegamos, me di una ducha para poder relajarme ya que a primera hora tendríamos que ver el señor Torricelli para ver que era lo que necesitaba, llamé a servicio a la habitación para poder comer algo ligero no tenía mucho apetito me sentía asqueada y un poco nerviosa de volver a encontrarme con él, él y ella sobre todo porque lo que tenía entendido Elena Herrera y Alessandro Torricelli aún se frecuentaban o creo que tenían algo. Me saque de las dudas cuando busque información sobre ambos, y si, estaban comprometidos era el compromiso del año, seguían siendo los mismo de antes bueno solo que algo cambiados ya que Alessandro tenía tatuajes y se veía aún más varonil, aún recuerdo cuando era más joven pero a sus veintinueve años se veía hermoso y ni se diga de Elena, la misma cara de zorra que recordaba.

Ya no quería pensar en más, no quería llenarme el spam de los recuerdos y de lo que él me hizo así que lo mejor que podía hacer en ese momento era dormir, necesitaba estar viva y despierta para la mañana siguiente.

A la mañana siguiente me levante más temprano de lo habitual para poder organizar los planos que Julián me había dado antes de irnos, quería estudiarlos y ver que no hubiera ningún error, me di una ducha, me maquillar y me puse una falda entallada a mis caderas voluminosas de color blanco hueso, una camiseta de tirantes color marrón con un saco que iba a juego con la falda y unos tacones blancos, desayune un pan, café y huevos no quería sentirme llena en casa de que los nervioso y la ansiedad se hicieran presentes. Guarde mis pastillas, celular, dinero y llaves en mi bolsa para así tomar mi tuvo donde guarde los planos.

-Wow, te ves hermosa Alex-. Halago Ronaldo.

-Gracias, también te ves muy guapo-.

Tomamos un taxi fuera del hotel para así darle la dirección de la empresa Torricelli.

Al llegar a la empresa sentía que mis piernas se estaban poniendo como una gelatina, mis nervios estaban presentes no se que me iba esperar ahí dentro pero esperaba que él no estuviera ahí ni que me tocará interactuar con él ni nada por el estilo. Ronaldo y yo fuimos a recepción donde nos mandaron al elevador para subir al piso más alto, miraba a mi acompañante que se mostraba seguro y tranquilo en hacer esto, pero era obvio que se sentiría así ya que a él no lo humillaron cuando estaba en la preparatoria, las puerta se abrieron mostrando un estancia muy elegante, pisos de mármol negro, paredes de madera oscuro, una fuente en la pared mostrando el logro de la familia, una pequeña sala de esperaba y unas grandes puertas de cristal.

-El señor Antoine los espera-. Comentó la secretaria que al menos era de mi edad y muy confiada en decirle a su jefe Antoine.

Pasamos a la oficina donde el estaba ahí parado en su escritorio hablando por su celular, Ronaldo y yo nos quedamos de pie por unos segundos en lo que el terminaba su llamada, al hacerlo se acerco a mi amigo para darle un abrazo muy fraternal.

-Que gusto volver a verte muchacho ya eres todo un hombre-. Sonrió él con orgullo al ver al moreno.

-Igualmente señor, le presente a mi amiga Alexandra Scott una fabulosa arquitecta-.

Me presentó Ronaldo.

El señor Torricelli me miró de arriba abajo con descaro y yo solo pude sonreírle con algo de nervios, quería vomitar pero tenía que ser profesional ante esta situación que estaba viviendo. Solo pedía al cielo y a las estrellas que el hijo no viniera ni nada por el estilo.

-Un gusto conocerla señorita Scott, mi amigo Julián me habló maravillas de usted espero podamos hacer un gran trabajo juntos-. Sonrió.

-El gusto es mío señor Torricelli, espero le guste mi trabajo-.

Asintió con la cabeza para así dirigirse a Ronaldo explicándole que era lo que deseaba hacer en especial en su oficina deseaba algo más moderno y más minimalista ya que se estaba aburriendo del decorativo de su oficina, mientras él explicaba los cambios me dedique a caminar por la oficina mirando que podría hacer, que color le convendría más para que el lugar fuera más agradable y más hermoso, mire el ventanal pero al girarme me tope con su escritorio donde tenía algunas fotos de su familia, su esposa la señora Torricelli y sus hijos donde ahí estaba él mostrándose serio e impecable. Cerdo.

-Aquí están tu maldita información pa... -.

Mi corazón se paralizó en ese momento cuando lo vi entrar a la oficina luciendo un traje negro y sus papeles en la mano, no puede ser ¡Maldito cielo y malditas estrellas! Las odio. Su mirada pasó de su padre y Ronaldo hasta a mi que me quede completamente inmóvil mirando como él me miraba a mi ¡Me quiero morir!

-Alessandro ellos son Ronaldo de Aragon y ella es Alexandra Scott los arquitectos que mando Julián ¿Recuerdas?-. Explicó el patriarca.

Alessandro camino de forma lenta hacia el escritorio mirándome como si fuera una presa y yo sentía que el aire me faltaba y que me iba a desmayar en cualquier momento, lanzo los papeles al escritorio donde me guiño un ojo y yo al momento desvíe la mirada, sigue siendo el mismo imbécil de antes.

-Un gusto, bienvenidos a Sicilia-. Carraspeo-. Me voy-.

Cuando levante la mirada ahí estaba el al otro lado de la oficina mirándome con un ceño ligeramente fruncido para luego dar la vuelta irse y sentí en ese momento que el aire volvía a mi y el alma igual.

Quédate Conmigo +18Where stories live. Discover now