CINCUENTA

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Alessandro

Un mes después...

-Hay mi amor, estoy tan feliz-. Dijo Elena dándome un beso en la mejilla.

¿Como pude hacerle eso a Alex? ¿Como pude lastimarla de esa manera? Ella no se lo merecía, era un completo idiota pero no podía permitir que mi padre o Elena le hicieran algo, no, no podía dejar que ninguno de ellos la lastimara pero fui un verdero hijo de puta con ella, nunca debi hacerle eso a ella sobre todo a ella que era el motivo de mis días, me oía cursi lo sabía pero no me importaba porque a la única que quería en mi vida era a Alex.

No quería lastimarla, era lo que menos quería.

Solté un suspiro alejándome de Elena, estabamos mirando los últimos detalles para mi maldito funeral, mi matrimonio, esto era lo peor que me pudo pasar en la maldita vida yo casarme con alguien que no quería en mis planes de vida jamás estuvo el casarme precisamente por lo que he vivido con mis padres, por la mierda que le ha hecho mi padre a mi madre yo no deseaba hacer eso. Camine hacia un pequeña sala que estaba ahí mismo en la maldita floreria y tomé mi teléfono buscando su número, tenía que decirle que la quería y que la necesitaba en mi vida tenía que explicarme con ella.

Hola soy Alex por el momento no me encuentro pero deja tu nombre y número y yo me comunicaré contigo.

Suspiré alejando el teléfono de mi oreja, pura mierda. Volví a marcar y salió la maldita contestadora.

-Alex... Soy yo Alessandro... Necesito hablar contigo, necesito verte... Nena yo... Por favor necesito verte-.

Y colgué, necesitaba verla, necesitaba saber que ella estaba bien todo lo que le había dicho no era verdad, nada lo era yo solo la quería a ella en mi vida solamente a ella. Este maldito mes había sido una verdadera tortura para mí porque había intentado llamarla, contactarla e incluso puse un maldito pretexto estúpido para poder verla pero no estaba Julián me dijo que no había ido a trabajar ya que tenía un problema familiar y lo peor de todo es que yo no tenía el número de su familia así que no me constaba de que realmente estuviera con ellos ¡Imbécil! Trate de hablar con Julieta pero ella estaba en Madrid pues se iba a casar así que se había ido y algo me decía que ella estaba ahí, yo lo presentía de que ella estaba con su amiga son inseparables pero no podía huir a Madrid y menos ya que le tiempo estaba encima de mi, respirando en el maldito oído.

Guarde mi celular en mi pantalón para así sentarme en la sala, mire a donde estaban las mujeres, mi madre, mi hermana, mi maldita suegra y la mujer que iba hacer una puta tortura para mi ¡Maldita sea! No puedo creer que esto esté pasándome a mi ¡A mi! Y todo por el maldito miedo de que le haga algo Alex o que me haga algo a mi, si el dinero no era problema pero a veces lo necesitaba. Pasé una mano por mi cabello, me sentía tan frustrado y molesto porque no poner en su lugar a mi padre y a toda mi familia, todo este maldito asunto de la boda era tanto para beneficio para mi familia como para la familia de Elena ya que las dos empresas se complementarán y la familia de ella volverían a tener dinero mucho dinero pero al final el padre de Elena sería sólo un empleado más de mi padre, no sería más que eso pero tendría buenos beneficios económicos.

-¿Alessandro?-.

Me asuste cuando la voz de mi madre se hizo presente, ella se sentí delante de mí mirándome con esa clásica cara de mamá que se nota preocupada y que no puede hacer nada porque no está en sus manos. Me tomo la mano dándome una leve caricia y yo solo pude sonreírle pero se vio tan forzado que me dolía de solo hacerlo por un momento deseaba llorar y eso jamás me había pasado.

-Cariño ¿Qué pasa?-.

-Pasa que estoy harto de esto, estoy harto de mi maldita vida...harto que no pueda ser yo mismo y que tenga que hacer todo lo que mi padre dice solo porque para él es importante el que dirán, siempre ha sido así-. Sostuve mi cabeza en mis manos.

-No Alessandro... Tu padre solo quiere lo mejor para ti, para la familia... No lo tomes así-.

Me puse de pie violentamente aventando uno arreglo de flores que estaba cerca de mi asustando a mi madre y a todas las mujeres que estaban ahí.

-¡Lo mejor para mí! Desde que tengo uso de razón siempre odio lo que hice, jamás ha estado para mi siempre me trato como la maldita mierda ¡Y me obliga a casarme con alguien que no amo!-. Grite molesto muy molesto.

Todo quedó en completo silencio, mi madre se puso de puso de pie e intento tocarme pero yo me aleje, jamás había rechazado un toque de mi madre por muy molesto que estuviera pero esta vez mi paciencia, mi tolerancia y todo lo que yo creía que podía tener se había ido al verdadero carajo, ya no podía más.

-¿Qué pasa Alessandro?-. Pregunto Elena.

-Te diré que pasa querida, pasa que no te amo ¡No te amo! Amo a otra persona, y espero tengas en cuenta eso, nos casaremos pero no te amaré, jamás te amaré-.

Di media vuelta dispuesto a salir de ese maldito lugar que comenzaba a ahogarme, jamás me había sentido de esa forma como si mi mundo se comenzará sentir pequeño y más pequeño. Estaba por seguir mi camino, tenía que buscarla y decirle que me esperara que iría por ella y que estaríamos los dos juntos, pero no pude seguir mi camino pero me detuvieron.

-¿A dónde irás? ¿No irás con ese maldita zorra?-. Dijo Elena completamente molesta.

Me solté de su agarre.

-Si, la buscaré no te metas conmigo Elena-.

Volví a intentar irme pero no me lo permitió.

-¡No! ¡No puedes irte con ella! Te he perdonado todo Alessandro, pero no te voy a perdonar que andes ahí con esa maldita estúpida-.

-Pues vas a tener que perdonarmelo, así como yo te perdonaré que te estuvieras tirando a mi maldito padre-.

Sus ojos se abrieron grande que podrían salirse de la cabeza y su agrre se aflojó.

-¿Qué?-.

Sonreí sin gracia.

-Si van a follar no lo hagan en los hoteles más exclusivos de París, no saben quién podría pasar por ahí-.

Su respiración de volvió errática, estaba nerviosa. Lo sabía, sabía el romance de mi padre y Elena hace ya un mes, luego de lo que le dije a Alex me dedique a buscarla y decirle que me perdonars y justo cuando estaba en un alto vi a mi querido padre con mi prometida saliendo de un hotel muy abrazados, riendo y dándose un beso que no era digno de una suegro a una nuera. El maldito se tiraba a la mujer que la que me impuso casarme, me moleste y mucho no por ella sino porque el maldito seguía engañando a mi madre.

-Alessandro... No es lo que crees, te puedo explicar-.

-No quiero que me expliques nada, solo deja a mi padre, te dije que tu y yo nos casaremos pero que tuvieras en cuenta de que yo estaba enamorado de ella y solo de ella-.

Sin dejar que me dijera algo solo di media vuelta, tenía que encontrarla.


Quédate Conmigo +18Where stories live. Discover now