VEINTITRÉS

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Alexandra

Fui abriendo poco a poco mis ojos, la ligera luz del sol comenzó a medio adentrarse por la ventana de mi habitación, me estire un poco logrando que mis huesos tronaran por completo un suspiro salio de mis labios y al sentarme en la cama note que él no estaba ahí pero no fue por mucho tiempo ya que Alessandro apareció enfrente de mi con dos tazones en sus fuertes manos, aquellas manos que me había poseído durante casi toda la noche y que me hizo gemir y gozar de placer, fue la mejor noche de mi vida y pensé que él se había ido, pero veo que no e incluso pude ver que Moka comía algo de espinacas.

-Buenos días-.

Saludo y la verdad es que no pude evitar recorrerlo con la mirada pues su torso estaba al desnudo y lo único que tenía puesto era sus pantalones. Se sento aún lado de mi en la cama dándome el tazón que tenía en las manos, era fruta picada con poco de queso contagge, se veía delicioso.

-Buenos días para ti también-. Salude de vuelta.

Alessandro y yo comenzamos a comer nuestra fruta entre miradas y sonrisas, la verdad es que me sentía a gusto pero tenía un poco de inseguridad de que todo lo que me dijo anoche fuera mentira y que esto se tratará de una broma o algo pero como un tipo de venganza, eso era lo que más me daba miedo una venganza de Alessandro o de Elena ¿Será que ella ya lo sabe? ¿Ella ya supo de mí? ¿Y por eso él estaba aquí? Ni si quiera me di cuenta cuando deje de comer la fruta, parpadee un par de segundos y me di cuenta de que Alessandro estaba viendo algo en su celular, mierda, le estará diciendo algo de mi o le está informado de mi ¡Mierda! No quiero tolerar eso, volver a enfrentarme con Elena y que ella me insulte con nuevamente con el "cerdita" no, no, no quiero volver a eso. Mi corazón comenzó a palpitar fuertemente en mi pecho, dejé mi plato en la mesa de noche y me puse la bata de baño nuevamente para tapar mi cuerpo, camine al baño que no era la gran cosa pero por suerte tenía una tina y eso era lo mejor de todo, abrí las llaves del agua para comenzar a llenar la tina colocando un poco de sales de baño junto con jabón de frutos rojos, tenía que alejar mi mente de todo lo que estaba pasando.

Amarre mi cabello en un chongo algo desordenado para que no se mojara.

No podía dejar que la paranoia me ganará y me hiciera sentir mal, no puedo dejar que él o ella me afecten, Elena no puede saber de mi y espero que así fuera tendría que hablar con Alessandro para poder convencerlo de que no abriera la boca.

La tina se lleno y yo me adentre en ella, el agua estaba perfecta y yo me sentía bien.

-Gracias por invitar-.

Di un salto dentro del agua cuando lo vi ahí parado en la puerta del baño completamente desnudo, cielos este hombre era realmente sexy y tan ¡Jesucristo! Podría verlo sin ningún tipo de problema porque la verdad es que tiene un cuerpo tan sexy y tan... Ok ya lo dije, es sexy pero era la verdad. Camino hacia la tina y yo solo me hice hacia adelante para que él se adentrara a la tina y yo solo pude sentir un escalofrío de placer cuando él estaba detrás de mí y sentía como sus manos pasaba una esponja sobre mis hombros, ninguno de los dos decía nada, pero tenía que estar segura.

-¿Le dirás a Elena de mi?-. Pregunte nerviosa.

Él seguía pasando la esponja por mis hombros hasta mis brazos.

-No, no le diré nada-.

Eso si que no lo esperaba, me gire levemente para verlo mejor frunciendo un poco mi ceño ante lo que dijo, no le diría a Elena de mi existencia ¿Porqué?

-¿Porque no le dirás?-.

Alessandro dejó la esponja en la silla que estaba a un lado de la tina para girarme por completo haciendo que mis piernas se colocaron a cada lado de su cintura, sus manos las colocó ahí mismo acercándome más a su pecho y yo solo pude abrazarlo por el cuello, esto era algo realmente íntimo que podría decir que parecíamos dos amantes completamente enamorados, pero eso no era verdad él a mi no me quería solo tenía un sentimiento de culpa pero nada más. Nos miramos a los ojos y él me acerco para que nuestros labios se tocarán.

-Porque no quiero que te vuelva a lastimar-. Estaba impresionada por lo que decía, pero no despegaba sus ojos de los mios-. Y ahora que he probado de tu cuerpo no quiero dejarte Alex-.

-¿Qué? ¿Qué quieres decir?-.

Paso una mano por un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

-Quiero que seas mi amante Alex, te deseo y quiero que lo seas-.

-Pero tu te casaras con Elena y yo no creo que... -.

-¡Venga Alex! Nos hemos acostado más de una vez, eso no te importó antes-.

-Eres un imbécil-.

Iba a salir de la tina cuando me tomo con fuerza de la cintura y ahí sentí como su pene medio se adentro en mi logrando que una O se formará en mi boca de solo sentirlo, mierda, eso jamás me había pasado, sus ojos estaban sobre los míos y mi respiración se corto poco a poco cuando comenzó a moverme sobre él, mierda se sentía muy bien.

-Ale-Alessandro-. Gemi con dificultad.

-Sólo déjate llevar nena, déjate llevar para mi-.

Comencé a moverme lento pero a tomar un ritmo logrando que los ojos gimieramos de placer al sentirnos unidos, mis manos estaban sobre sus hombros mientras que el me comía los pechos como si fuera una bebé hambriento y a mi me gustaba lo que comenzaba a sentir, si, me gusta, sus manos estaban en mi trasero dándome algunos azotes que me encendía cada vez más y deseaba más.

-Dilo-.

-¿Qu-que? ¿Decir que?-. Dije con dificultad, el aire me faltaba.

-Que serás mi amante-.

Me detuve por un momento para verlo y el tenía una cara de placer que no podía con ella, si aceptaba tendría todo el sexo posible con él y lo gozaria como nunca antes y además de que tendría el placer que Elena no tenía o eso creía, además de que podría vengarme cuando ella se enterara de quien era la amante de Alessandro si es que ella sospechaba algo.

-Acepto-.

Y gruñido salió de su boca para así girarme haciéndome quedando en cuatro en la tina y comenzar a follarme así, joder que placer.

Quédate Conmigo +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora