TREINTA Y TRES

2.4K 134 10
                                    

Alessandro

-Alessandro-. Dijo ella con sorpresa al verme delante de ella.

Yo solo podía recorrerla con la mirada, ese maldito vestido rojo me estaba matando desde el momento en la vi usándolo ¡Deseaba quitárselo! Quería romperlo con mis propias manos pero se que ella me mataría su lo hiciera ya que el vestido se lo dio su amiga Julieta me lo dijo toda emocionada cuando lo compró, se que no debería estar ahí en esa fiesta pero no podía sacarme de la mente que ella estuviera con ese imbrcil de James Ferry desde el momento en que vi que tenía sus ojos puestos en Alex todo dentro de mi se removió como nunca antes se había movido dentro de mi y era verdad que yo tenía una cita con una chica muy sexy pero cuando llegué al bar donde la vería no pude acercarme a ella, simplemente no pude hacerlo solo me quede parado en la puerta del lugar mirándola y la verdad es que no pude hacerlo así que solo me subí al auto y tomo mi camino para mansión de los Ferry, le había tomado la foto a la dirección de su casa y cuando menos lo pensé estaba ahí.

Me veía presentable y podía pasar por un invitado de la fiesta, la vi bailando con él y todo me hervia en el cuerpo ¡Todo! Estaba molesto de que ese imbrcil tocará su cuerpo aunque fuera por encima del vestido, seguía molesto porque ellos se había acostado ¡Acostado! Se acostaron y ella se oía tan llena de placer y tan extasiada que de solo recordarlo me molestaba y mucho porque yo solo era él único que le daba placer a Alexandra ¡Solo yo podía darle placer! Nada más que yo ¡Yo!.

Así que heme aquí, detrás ella algo que jamás había hecho en mi vida ni con otra mujer ni si quiera con Elena y a ella la quise por un momento.

-No te da gusto verme, nena-. Hablé de forma sombría.

Ella Lucía nerviosa, podía notarlo en su mirada y la forma en cómo su respiración se notaba agitada por su pecho que subía y bajaba.

-¿Qué haces aquí? Pareces un maldito psicópata en la oscuridad ¡Joder! Me asustaste-. Rodó los ojos y se tranquilozo un poco para pasar a estar molesta.

Sonreí de medio lado, me fui acercando poco a poco a ella hasta que me la acorrale entre las ramas el arbusto de pared, subí mi mano a su cuello poco a poco sin apretarlo ni nada solo sintiendo su calidez y suavidad. Su corazón palpitaba tan fuerte como el mi palpitaba y no entendía el porque, me fui acercando poco a poco a ella hasta que la distancia entre nosotros era completamente nula. Nuestras respiraciones estaban agitadas como si hubiéramos hecho mucho ejercicio pero no, sentía la atracción hacia ella por completo estaba consciente de eso ¡La atracción la sentía! Y ella también, ambos la sentíamos y era algo invetible y se que sonará algo extraño pero desde que la conocí sentía algo hacia ella, era de las pocas chicas que no cumplían con mis expectativas físicas que me gustaban pero me gustaba su trasero, sus pecios y su cabello a pesar de que se veía desalineado.

Una vez la vi con un oberol que se pegaba a su cuerpo, tenía unos botones negros, su cabello estaba recogida en una coleta y estaba rizado de las puntas y tenía puesto unos lentes, joder cuando la vi me quede impresionado de lo que veía. Yo estaba en entrenamiento y cuando la vi cambiando por la pista de carreras con su mochila me quedé fascinado por sus dimensiones. Cometí un error al haberle hecho lo que le hice, me arrepentía cada día por lo que hice porque habíamos conversado y me divertí como nunca antes me había divertido con una chica y ahora que la tenía conmigo no la dejaría en paz.

-¿Y eso no te excita? Te imaginas en una situación de película de terror?-. Me acerque a su oído-. Tu corazón palpitando tan rápido que sientes que se te sale del pecho, tu respiración agitada por el miedo de que el asesino te atrape-.

Trago un poco de saliva sin despejar sus ojos de mi y yo solo podía observar como se agitaba cada vez más mientras subia y banana mi mano de su pecho a su cuello hasta que hice presión en el.

»- De pronto ¡Zaz!-. Aparente su cuello pegandola por completo al arbusto, su respiración se corto por un segundo-. Te atrapa del cuello y te toma en el suelo o en la pared para así mirarte a los ojos y saca un cuchillo amenazandote de que si gritas te matará... Pero el asesino queda cautivado por tu belleza y en lugar de matarte... Te hace el amor-.

Tome aire y yo solo la miraba a los ojos.

-Porque no... En lugar de un asesino y mafioso... Son más sexys-. Comentó ella en un pequeño susurro.

Sonreí con coquetería.

Mordió su labio inferior y puedo jurar que soltó un gemido y yo me sentía muy muy excitado de solo verla así con mi narración.

-¿Así que te gustan los mafiosos?-. Asintió con la cabeza-. Entonces juguemos nena-.

Y por fin pegue mis labios a los de ella en un bese necesitado, deseoso y lujuriodo. Me abrazo por el cuello mientras que yo la abrazaba por su espalda sino fuera por ese maldito vestido que tenía puesto en ese momento ya le hubiera metido la mano entre su piernas para sentir su humedad y follarla contra ese maldito arbusto y darle mucho placer ahí mismo. Nos separamos para tomar un poco de aire, recargue mi frente sorbe la suya. Carajo estaba tan excitado de solo verla.

-¿Alex?-.

Una voz se oía un poco a lo lejos, ambos miramos a un lado del arbusto a pesar de que no podíamos ver nada ni el que estuviera buscando a Alex no nos podía ver, sabía quien la estaba buscando. Nos miramos.

-Es James... Debo volver con él-.

Iba a irse de mi pero no lo permití.

-No tu y yo jugaremos nena-.

Entonces la tomé de la mano para jalarla e ir corriendo por el laberinto sin hacer ruido, solo corrimos por este laberinto hasta que llegamos al estacionamiento, subimos al auto que había rentado y una vez arriba de este no tarde en arrancar el auto y salir de ese maldito lugar, nadie me quitara a Alex ella es completamente mía y de nadie más.

Quédate Conmigo +18Where stories live. Discover now