TREINTA Y SIETE

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Alexandra

Mis lágrimas no paraban de salir, joder, no podía ser posible yo les veían un gran futuro hasta con hijos y todo ¡Porque! ¿Porque la vida era tan injusta? Simplemente no lo entendía, la escritora debió haberles permitido ser felices y que él tuviera hijos con ella, pero no, ella los quiso matar. Pobre Mark, él amaba a la niña Grey ¡La amaba! Carajo, porque tenía que pasar eso ¿Porque? No podía superarlo, no dejaba de llorar como si a mi me hubiera pasado lo que estaba pasando Mark Sloan.

Estaba viendo Grey's Anatomy en mi celular, me había vuelto adicta a esa serie la veía cada que tenía oportunidad o cuando tenía un tiempo libre de mi trabajo y la verdad es que por un momento me estaba arrepintiendo el ser arquitecta y creo que me hubiera ido a medicina pero se me pasa luego de que recuerdo de que me da miedo un poco la sangre y además de que me da mucho asco, pero no lo sé, tal vez ese miedo se me hubiera pasado con el tiempo... Creo, pero no lo sé, mi madre dice que soy alguien que no aguanta la presión ni nada y tiene razón no la soporto y ese trabajo de doctor debe ser muy presionado. Pero dios ¡Pude haber sido una buena doctora! No lo sé, nunca lo descubrire porque no la estudie, diablos, es que esta serie te hacia motivarte para estudiar medicina y vivir lo que ellos viven día con día, pero me sentía muy molesta pero a la vez triste porque murió la niña Grey.

Tomó un pañuelo que tenía aún lado de mi para limpiar mis lágrimas además de mis mocos.

-¡Alex! ¡Puedes bajar por favor!-.

El grito de mi mamá me sorprendió por completo, suspirando me levante de mi cama deje mi teléfono entre mis almohadas. Me puse mis pantuflas además de mi bata, era sábado y la ver no tenía la más mínima intención de quitarme la pijama, el cumpleaños de papá lo festejariamos el domingo, ya que ese día era su cumpleaños a iríamos a comer a su restaurante favorito del pueblo cercano de la casa de campo, salí de mi habitación para bajar las escaleras e ir a donde estaba mi mamá pero entonces me detuve en seco cuando tanto mis padres como mi tío Robert estaban parados en la sala con el ceño fruncido y cruzados de brazos y más porque en medio de ambos hombres había un tercero que no entendía como demonios le hacía para encontrar mi paradero.

Mi madre estaba molesta, lo podía notar por completo y porque sabía que ella recordaba lo que me había hecho y quien era él, mamá jamás olvidaba los rostros a comparación de mi padre pero esta vez estaba segura de que lo recordaba muy bien.

-¿Alessandro?-. Pregunte confundida y extrañada.

Trague un poco de saliva de solo verlo ahí parado y él solo levanto su mano en un pequeño saludo y yo solo estaba ahí parada en la entrada de la sala de estar mirando a todos sin saber qué hacer o que decir. Carajo.

-Explicate-. Sentenció mi madre molesta.

Sonreí nerviosa, pase mi mano por mi cabello de forma constante aún nerviosa por lo que esgaba pasando, joder jamás pensé que mis padres lo volverían a ver y la verdad es que estaría en grandes problemas, muchos problemas con ellos. Me senté en el sofá individual y mis padres tanto mi tío se sentaron junto con Alessandro que solo se veía fuera de sí.

-Amm... Volví a ver a Alessandro cuando viaje a Sicilia para trabajar con su padre, él no supo quién era yo al principio pero luego me reconoció... Posteriormente comenzamos a vernos más y somos amigos... Nos hicimos amigos-.

Silencio, un silencio de cementerio se hizo presente, mis padre no me quitaban los ojos de encima por un momento solo analizando lo que estaba pasando y lo que dije, no les iba a decir que me acostaba con él porque eso sería mucho más problemas de los que ya estaba. Mi madre suspiro acomodandose en su lugar sin entender la veía un poco confundida y tratando de entender lo que estaba pasando en ese momento.

-Él te dejó, desnuda, en la carretera y llena de lodo... ¡Y como si nada lo dejas entrar a tu vida!-. Se puso de pie de su lugar pasando de la misma forma que yo su mano por su cabello.

-Pero mamá... -.

Alessandro se puso de pie e intervino.

-Si me permiten explicarles-. Silencio y mamá lo miro molesta-. Cometí un acto atros hace años, no hubo momento en la vida en el que me arrepintiera de lo que le hice a Alex, me sentí mal y me arrepiento... Le he pedido perdón a ella y ahora les pido una disculpa por haber causado tanto daño a la persona de su hija, he cambiado y ahora que conozco a Alex más me he dado cuenta que ella jamás merecía todo lo que le hacían en el instituto, me siento feliz de haberla encontrado nuevamente y ser... Amigos-.

Sus palabras se oían tan sinceras, tan claras y sin ningún tipo de maldad en ellas que me había dejado completamente impresionada porque jamás pensé que él dijera este tipo de cosas, jamás creí vivir en carne propia oír a Alessandro Torricelli pedirme perdón y a mis padres por lo que paso hace mucho tiempo. Estaba tan impresionada que hasta se puso de pie para ir hacia mamá y decirle algo al oído, mi tío Robert no le quitaba la mirada de encima analizando al chico que estaba de por. Mi tío era policía y él me había dicho que denunciará lo ocurrido con Elena y Alessandro pero yo me negué por completo ya que mi familia tenía todas de perder ya que la familia de ellos tenía mucho poder y yo no deseaba más problemas ni nada.

Mi madre se giro hacia Alessandro y suspiro.

-Bien... Mi esposo y yo aceptamos su disculpa... Y le agradecemos que después de muchos años se disculpara... -. Aclaro su garganta-. En un momento está el desayuno, con permiso-.

Mamá salió de la sala, papá solo me miró guiñandome un ojo y así salió detrás de que a su vez mi tío siguió a mi padre y yo me quedé ahí en la sala mirando a Alessandro que tenía una sonrisa en la cara que estaban dando ganas de romper, me levante de mi lugar para acercarme a él y tomarlo de la mano y llevarlo a la pequeña biblioteca que estaba en la casa, cerré la puerta con seguro y cuando iba reclamarle su estúpida forma de acosarme sus labios se pegaron a los míos logrando que un suspiro se escapara y el aprovechará para meter su lengua en mi boca. ¿Porque besaba tan bien? No lo sabía pero hacía que mis malditas piernas se volvieran de gelatina.

Se alejo de mí besando mi nariz, eso me hizo fruncir el ceño, odiaba eso.

-Moría por hacer eso-. Susurro.

-No sabes las ganas que tengo de matarte, idiota-. Lo empuje un poco y él seguía con esa maldita sonrisa en la cara -. ¿Cómo mierda le haces para siempre encontrarme? ¿A caso tienes un GPS para buscarme? ¿O qué?-.

Alessandro poso su brazo a un lado de mi cabeza sin dejarme la posibilidad de escapar.

-No, pero no es una mala idea-. Beso mi mejilla-. Fui a tu casa y Julieta te dejo un vestido que le prestaste en la nota decía que te divitieras donde dejó el nombre de este bonito luego y no fue muy difícil seguirte la pitas ya que son pocas las casas que están cerca del lago y aquí se pesca muy buena trucha-.

Mis ojos se abrieron muy grande, tenia ganas no de matar la él sino a Julieta.

-¿Porqué haz venido Alessandro?-.

Mi corazón tenía ganas de salirse de mí pecho porque estaba palpitando muy muy rápido.

-Ya te lo dije, te extrañaba-.

Se acerco más dejando poca o más bien nula distancia entre nosotros, mi corazón seguía latiendo tan rápido que me dolía el pecho, acerco si rostro a mi mientras acariciaba con su nariz mi mejilla por alguna razón yo sentía... Bien el que hiciera eso, sentía algo raro en mi estómago, hambre tal vez, pero de solo sentirlo yo sentía que el corazón saldría de mi pecho y él lo tomaría y no se que haría con él.

-Eres un idiota-. Dije en un susurro.

-Pero soy tu idiota-. Volvió a sonreír.

Quédate Conmigo +18Where stories live. Discover now