TREINTA

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Alexandra

-Oh... Mierda, mi cabeza-.

Pase una mano por mi cabeza, tenía un poco de dolor de cabeza ya no voy a decirme a mi misma que no vuelvo a beber de esa forma porque siempre lo vuelvo hacer y es que no lo puedo evitar me gusta beber y me gusta un poco la fiesta. Me moví un poco de la cama, pasé mi mano por mis ojos para al menos despejar mi vista, pero entonces el golpe de realidad se hizo presente en mi ¡Joder! Anoche... Anoche tuve sexo con James Ferry ¡Oh mierda! No puedo creer lo que hice, recordaba perfectamente bien lo que hice y como fue que pasó ¡No puede ser! Y pasamos casi la mitad de la noche follando y no voy a negar que lo hacía muy bien, pero no puedo creer que me dejara llevar por la lujuria ¡Carajo! Era la persona con la que estaba trabajando y tuve sexo. Me levante de la cama con cuidado porque el estaba aun lado de mi dándome la espalda, tenía una espalda ancha y muy hermosa no lo iba a negar pero no puedo creer lo que hice, joder.

Me moví de la cama con cuidado para salir de ella y tomar toda mi ropa para ponérmela, tome mi abrigo y bolso sin ponerme los zapatos para no hacer ruido y caminando de puntillas por la habitación llegué a la puerta, se que estaba haciendo mal en irme así pero no podía estar ahí con él en la cama y se que el lunes lo volvería a ver en el trabajo, pero por ahora no tenía cara para verlo ni decirle algo.

Al salir del hotel pedí un taxi rápidamente, necesitaba una ducha, cafeína y una aspirina para el dolor de cabeza que tenía.

Al llegar a mi casa hice lo que tenía pensando, me di una ducha en la tina con agua caliente con un poco de sales de baño y jabón con olor a lavanda, estuve ahí un buen rato disfrutando de el agua pero no dejaba de pensar en lo que había pasado en la noche, no dejaba de recordar todo lo que pasó con él era un hombre fantástico en la cama y recordaba la formaba en como bailabamos fue algo tan lindo y tan único que no lo esperaba, había logrando comunicarme con Julieta y ella me dijo que ya estaba en su departamento con migraña al igual que yo y que había pasado una buena noche con aquella mujer y que había sido la primera de muchas veces que tendría sexo con una mujer, solo puede reír por las cosas decía. Al salir de la tina me puse mi pijama roja que era un short y una camiseta de tirantes, me prepare un café y me tomé una aspirina, mire a Moka y le di un poco de su comida, lo bueno es que cuando salgo siempre le dejo mucha comida para que no llore, amo tanto a mi conejilla de indias era como mi mejor amiga de fauna exótica.

Estaba dispuesta a irme a dormir un poco cuando el sonido del timbre se hizo presente ¡Es en serio! Estaba dispuesta a pasar de largo aquel ruido pero comenzó a ser constante y comenzaba a molestarme así que con toda la molestia del mundo me levante de mi cama molesta y al abrí la puerta de mi casa lo vi ahí parado a fuera con una cara que daba miedo ¿Qué hace aquí?

-¿Alessandro? ¿Qué haces aquí?-.

Él no decía nada solo se adentro a mi casa como un león que le acaban de abrir la reja de su juala y estaba completamente dispuesto a matar y a mi me miraba de una forma que hacía que mi piel se volviera de gallina y más cuando me tomo del cuello asustandome un poco y me acerco a su rostro.

-Solo para que te quede claro algo, Alexandra, yo no comparto nada ni a nadie ¿Me estas entendiendo?-.

Pero que mierda le estaba pasando a este hombre ¿Porque carajos estaba aquí? ¿Y porque me estaba hablando esa forma? Trate de soltarme de su agarre de mi cuello pero me fue imposible pero aún su mano en mi cuello me beso de forma tan ruda que me había robado el aire que tenía contenido en mis pulmones, su beso era deseoso y lujurioso. Un gélido salió de mis labios y él aprovecho para adentrar su lengua en mi boca.

Me tiro en el sofá y con sus manos arrancó mi camiseta y yo solo mire impresionada por la fuerza que esté hombre tenía en sus manos. Volvió a besarme y se giro para que yo ahora quedara sobre él.

-Alessandro... ¿Porque haces esto?-.

Trate de alejarme de él un poco pero en tenía sus manos en mi espalda así que no podía alejarme del todo de su cuerpo y no lo deseaba, realmente no quería alejarme porque lo deseaba, deseaba que tomará en ese momento y me hiciera sentir bien a pesar que la noche anterior tuve una buena noche de sexo y que me dolía mis piernas como si hubiera corrido una maratón yo deseaba a Alessandro dentro de mi.

-Te marque anoche y estaba follando con alguien y ya te dije que yo no comparto lo que es mío-.

Fruncí el ceño, eso sí que me molestaba ¿Este quien se creía? Yo no era de él ni de nadie. Así que como pude me puse de pie.

-¿De qué mierda hablas Alessandro? Yo no soy tuya ni de nadie ¿Qué te pasa?-.

Camine hacia a mi habitación para tomar una camiseta de mi closet y cuando me di vuelta él ya estaba detrás de mi, me acorralo entre la puerta de mi closet y su cuerpo, nuestras respiraciones se combinaban sin problema pero yo tenía que levantar la mirada para poder verlo ya que él era un poco más alto que James. Podría decir que a veces me intimidada su estatura pero a la vez me gustaba que fuera tan alto, siempre me gustaron los hombres altos porque sentía que yo a su lado era como una muñeca que podían cargar sin problema y hacer lo que desearan, claro ahora, pero que antes mi peso no me dejaba en paz.

La mano de Alessandro fue a mi mejilla acariciandola logrando que un suspiro saliera de mi boca. Recargo su frente en mi cabeza y nos quedamos así por unos momentos.

-Te deseo, te deseo tanto que me enferma solo pensar que alguien más pose sus asquerosas manos en tu cuerpo, el cuerpo que yo deseo tocar a cada momento y que no puedo sacar de mi mente-.

No se como tomar sus palabras, me gustaba confirmar que me deseaba pero había algo que me impedía no creerle se que le dije que aceptaba ser su amante pero si me volvía completamente exclusiva de él yo no podría conocer a alguien más y él... Bueno él tenia a su prometida y yo en donde quedaba, no podía hacer mi vida, porque sería solo de él y eso era lo que menos deseaba, no porque yo fuera su amante quería decir que perdería mi independencia, tenía que dejarle las cosas claras.

-Yo también te deseo... -. Lo mire a los ojos-. Pero no puedo solo exclusivamente tuya Alessandro-.

Me aleje de él y fui hasta mi cama para sentarme en ella, él se giro y se cruzó de brazos.

-¿Qué?-.

Solté un suspiro y pase una mano por mi cabello.

-No puedo solo ser exclusiva para ti, tengo que hacer mi vida, conocer gente, concier hombres y tener una vida y no solo vivir para ti... Seré tu amante y lo que quieras pero debí hacer mi vida-.

El frunció el ceño y se acerco hasta donde yo estaba tomando asiento.

-No estoy entendiendo de lo que hablas Alexandra-.

¡¿Porque lo hombres nunca entendían nada?! A caso no somos claras o que.

-Tu tienes una prometida, yo no tengo nada tengo más libertad que tu así que...como tú tienes derecho a estar con Elena yo tengo derecho de salir, de andar o incluso acostarme con quien yo quiera y cuando tú estés aquí en París y tengas ganas nos quitamos las ganas y ya-.

-¿Como amigos con beneficios? ¿Eso quieres?-. Preguntó.

-Si, tu puedes estar con Elena y yo con quien yo quiera, los tomas o te largas-.

Por un momento se quedó en silencio analizando lo que le dije.

-De acuerdo-.

Estire mi mano y el la estrechó como cerrando un trato.

-De acuerdo-.

No porque yo fuera su amante perdería mi individualidad, tenía mi derecho de salir y andar con quien yo quisiera pero en cuanto tuviera la oportunidad de tener una relación o alguien estable Alessandro desaparecerá de mi vida y de mi mundo y somo será un recuerdo nada más.

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