CUATRO

4.3K 218 4
                                    

Alessandro

Me consideraba un hombre con un ego alto, estaba consciente de quien era y como era ninguna mujer se resistía a mi ya sea joven o más grande que yo ninguna mujer se resistía a mi, tenía todo lo que los demás hombres no tienen... Atractivo sexual como un atractivo físico perfecto y yo lo era, era perfecto en todo quien dijera lo contrario era un mediocre, pero como dije ninguna mujer se resistía a mi desde que estaba en la preparatoria antes si daba algo de pena y me avergonzaba de mi mismo por el físico que tenía sin ningún tipo de chiste flaco y flasido pero todo eso tenía potencial para ser deseado.

Cada mujer me deseaba en su cama y quien era yo, tal vez era un descarado por engañar a mi prometida, Elena, hemos estado juntos desde la preparatoria y no era porque quisiera pero tenía que estar con ella al principio la consideraba mi mejor amiga porque íbamos a todos lados además de que nuestros padres se conocen desde hace mucho tiempo cuando no tenían ni un centavo, pero mi padre tenía otros planes para mi y mi vida, me tenía que casar con ella para que nuestros padres juntarán sus fortunas y volverse multimillonarios al mil por ciento y yo recibiría una cuantiosa fortuna en mi cuenta bancaria, Elena estaba consciente de que yo no la quería que no deseaba casarme pero ella hacía todo lo posible para que me enamorará de ella, pero no, yo nunca me he enamorado más que una vez y fue cuando me mire al espejo ¡Joder! Era tan sexy y perfecto, no me he enamorado nunca de una mujer y así estaba bien.

-Marilyn-. Llamé a la secretaría de mi padre.

-Dígame señor Torricelli-. Sonrió ella como todas, coqueteando.

-¿Sabes quien es ella?-.

Mire a la morena que apuntaba cosas en su tableta y miraba la oficina de mi padre con mucho detalle, por alguna razón sentía que a esa chica la conocía pero ¿De dónde? Presentía qué la había visto en algún lado pero no recuerdo en donde.

-No señor ¿Porque? -.

Mire a Marilyn que me seguía mirando con su coqueteo, se que ella era una completa zorra se le veía a leguas paso de recepcionista a ser secretaria de mi padre ¿Como le hizo? No lo sé, pero se que fue una lame botas con mi padre por mucho pero mucho tiempo. Ella me había estado coqueteando desde hace un año pero no ha podido, cree que con solo morder sus labios, plumas y mirarme de esa forma podrá convencerme de follar con ella pero no podrá porque no tiene los atributos que a mi me gustan como la morena de la oficina de mi padre, unas curvas voluminosas.

-Nada más cariño, buen día- .

Di media vuelta para subir al elevado y bajar solo un piso ya que ahí estaba mi área, bueno en si no tenía una área en específico estaba según mi padre en el área de puntos de venta y a veces tenía que revisar los contratos para asegurarme que todo estuviera correcto y claro que eso lo podría hacer mi padre con su secretaria pero no me lo pedía a mi para poder tenerme en control ya que según él nunca hago nada y antes me afectaba un poco eso de que no creyera en mi pero la verdad es que después entendi que no estaba para complacer a nada ni a nadie como l pera mi padre así que solo me dedique hacer lo que él me pedía y si lo hacía bien genial y sino pues podría irse al diablo así de fácil y senslo. Entre a mi oficina cuando me lleve una desagradable oficina encontrándome a Elena ahí sentada en mi silla de escritorio con la foto que me hizo el gran favor para regalarme en Navidad para que la tuviera siempre presente en mi día a día ¡Que maldita tortura! No me bastaba con verla a veces hasta todo el día sino que también que me cayera en la oficina.

-¿Qué haces aquí Elena?-. Fue lo primero que me salió de boca.

Ella se puso de pie sin dejar de sonreír.

-Hola a ti también cariño ¿No me extrañaste?-. Hizo un puchero posando sus manos en mis hombros.

-¿Debería?-. Frunci el ceño.

Elena me dio un beso en mis labios para así darse solo media vuelta y sacar de su bolso una carpeta de cuero.

-He venido a traerte algunas ideas para la boda, mamá las aprobó y solo quiero que tu las veas y les des el visto bueno-. Sonrió.

Rodé los ojos tomando la carpeta de sus manos, la abri mirando cada maldito detalle que ella tenía ahí, salon, vestido, comida, licores, regalos de agradecimiento y no se cuanta mierda más pero no me interesaba en lo más mínimo y la verdad era que no sabia que iba hacer para poder desafanarme de ese maldito compromiso. Había ideado un plan perfecto que tal vez podría funcionar pero sería arriesgar ni vida y eso no podía permitirlo porque ni quería echar a perder mi vida y mi cuerpo, eso era lo menos quería así que simplemente lo descarte por completo pero si me desaparecía mi padre haría todo lo posible para buscarme y hacerme capacitar de la idea de casarme. Pero al final no podía hacer nada estaba atado de pies y manos así que tendría que pensar bien que hacer para poder alejarme todo y de Elena sobre todo porque era un verdadero dolor de culo.

-Pues interesante, tu muy bien-.

Cerré la carpeta y se la entregue, me senté en mi silla de escritorio para comenzar a ver cualquier tontería para no tener que lidiar con Elena en la oficina.

-¿Al menos muestra algo de interés, no?-. Dijo molesta.

-Para que mostrar interés en algo que me han obligado hacer, solo has lo que creas que es correcto y ya no jodas-. Seguí sin mirarla.

-¡Eres un imbécil!-. Suspiro molesta-. Pero bien haré lo que yo creo correcto y luego no te quejes-.

-Si, si lo que digas-.

Salió completamente molesta de mi oficina azotando la puerta, suspiré recargando mi espalda en la silla pensando aún en la morena de cuerpo voluminoso que estaba en la oficina de mi padre, seguían pensando que esa chica yo la había visto antes pero seguían pensando en donde, se que no me había acostado con ella porque no hubiera olvidado su cuerpo ¡No para nada! Al contrario lo hubiera memorizado sin ningún tipo de problema.

Sali de lo oficina para volver a la de mi padre con la esperanza de que ella estuviera ahí, no estaba su secretaria así que ya se había ido almorzar pero cuando me azome por la puerta de cristal de mi padre ahí seguía ella en la tableta pero sin apuntar nada parecía que estaba dibujando algo o coloreando. Se veía concentrada y no podía evitarlo así que me adentre a la oficina. Ella levantó la mirada y se veía como angustiada e incluso asustada ¿Qué le pasa? Cree que la estoy acosando, pues está en la correcto si es que lo piensa porque cuando una mujer me gusta no dudo ni un segundo de mi para acercarme a ellas para seducirlas y caían a mis pies como todas.

Sonríe pero ella volvió a su trabajo ¿Qué csrajos? ninguna mujer se resiste a mi y más cuando estamos en una habitación y a solas. Me adentre a la oficina cerrando la puerta, claramente sin seguro tampoco soy de los aventados primero tenía que conocer a mi presa y ya después el seguro venía después.

-¿Mi padre?-. Pregunté casual.

Ella seguía sin mirarme.

-No está aquí claramente-.

Contestó sin mirarme ¡Que mierda!

-Ya lo note, ¿Pero no dijo a dónde iría?-.

Ella soltó una exhalación cansada, bajo la tableta apagandola y ahí fue donde nuestros ojos marrones se encontraron, definitivamente con esta mujer no me he acostado podría recordar el color y la forma de los ojos, menos los nombres, pero ella sí no había pasado por mi cama.

-Disculpe señor Torricelli, pero no soy su secretaria solo soy una arquitecta, así que con permiso-.

Camino con carácter pero antes de que se fuera la tome del brazo pero su reacción fue completamente rígida e incluso de asustó a un más porque en un movimiento se safo de mi agarre ¿Esta que le pasa?

-Hey tranquila, no te haré nada o que ¿Crees que te voy hacer algo?-.

Su mirada paso de susto a molestia mucha molestia.

-¡No me moleste!-.

Y salió corriendo de la oficina, eso no lo esperaba pero ninguna mujer se me resiste y ella no seré la excepción será mía por completo así me de golpes en la cara.

Quédate Conmigo +18Where stories live. Discover now