TREINTA Y DOS

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Alexandra

Estaba realmente impresionada por lo que estaba viendo delante mi, cuando vi la mansión de los padres de James la casa de mis padres cabía a la perfección dentro de esa casona enorme, me había robado por completo el aliento cuando la porque estaba muy elegante y los acabados ¡Carajo! Estilo Toscano ¡Me moría por completo! Ese estilo siempre había sido mi favorita al igual que el estilo victoriano en Inglaterra ¡Pero el toscano! Me mataba por completo, podría decirse que tenía un orgasmo de solo ver esta mansión toscana. Tenía una fuente enorme con ángeles e iluminada la hacía ver más hermosa.

James había mando por mi, me mandó un menaje pidiéndome una disculpa por no ir por a mi departamento como habíamos quedado ya que tenía algunas cosas en las que ayudar a su padre en sus negocios y yo no pude molestarme tampoco sería alguien exigente porque al final de todo él y yo no éramos nada, al llegar a la mansión y ver la hermosa estructura de la casa ya que era algo raro de ver en París al bajar del auto con la ayuda del chófer, le agradecí con una sonrisa y me encamine a la gran puerta. El lugar mucho más impresionante que a fuera, todo tan elegante un candelabro lleno de cristales en la estancia era lo que te recibía además de que un mesero con máscara te ofrecía una copa de champaña, cuanta elegancia.

Había mucha gente con grandes trajes de etiqueta con mascaras, las luces estaban algo tenues pero aún así hacía que el momento se viera íntimo y tan elegante, me gustaba como se veía.

Camine por la estancia hasta llegar a un gran salón donde al menos doscientas personas estaban ahí degustando de los canapés y platicando animadamente.

-Podría distinguirte a cientos de kilómetros sin problema-. Susurro sobre mí oído.

Sonreí de solo oír si voz cerca de mi oído, me gire y ahí estaba él luciendo un traje elegante sucamisa no tenía corbata porque era de cuello O, un saco negro al igual que di pantalón y su antifaz también era negro.

-Te vez tan hermosa, el rojo es tu color-.

-Muchas gracias, tu también te vez muy guapo de negro-.

Ambos sonreímos me ofreció su mano y yo gustosa la tomé, me guió por el salón enseñándome algunas des los cuadros que estaban ahí, joder esto era un verdadero castillo yo me perdería por completo en un lugar tan grande, seguimos caminando entre la gente hasta que llegamos a lo que era la biblioteca donde había más gente ¡Joder! Parecía la biblioteca de la bella la bestia pero no tan grande como en la película pero se defendía. Llegamos con unas personas que James me presentó y fueron muy amables conmigo.

-Mamá, papá-.

Entonces personas se giraron sonriendo, los dos tenían su cabello blanco, la madre de James tenía un vestido dorado muy elegante con alguna pedrería negra en su vestido y el padre usaba un traje blanco con camisa blanca con una rosa en di solapa. Jame tomó de mi cintura para que me acercará un poco más y así hacerme notar.

-Les presento a Alex, ella es quien lleva mi proyecto de construcción-. Sonrió él.

Tome las manos de ambos padres en un apretón de manos en saludo cordial.

-Es un gusto conocerte Alex, yo soy Charles Ferry y ella mi esposa Christie-.

-Es gusto es todo mío-.

Comenzamos a generar una linda conversión el señor Ferry me contaba que era dueño de una constructora muy importante en Estados Unidos pero que había traído a su empresa a París como una sucursal y le había servido mucho porque si fortuna creció y creció aún más, era un hombre con mucho dinero que podría hasta regalar pero vivía de una forma "sencilla" ya que la mansión del todo no era de ellos sino una herencia de su bisabuelo, pero que vivían en un humilde departamento de cuatros habitaciones, una alberca, gran blanco, una cocina integrada y entre más cosas muy lujoso que para mí no tenía nada de humilde. Humilde era la casa de mis padres ya que ellos tenía una casa Hampstead Heath no era ni un vecindario pobre ni tampoco era de ricos pero el lugar era lindo y elegante a su vez ahí había crecido y pasado los mejores momentos de mi vida, una casa de dos pisos con tres cuartos, una cocina pequeña, un jardín pequeño... Yo le decía la casa de Harry Potter.

Conforme iba la velada James y yo bailabamos alguna que otra balada que ponían, me gustaba como el bailaba definitivamente era un muy buen bailarin, pero no todo era música calsoca como muestran en las películas también ponían música para aquellas personas eran jóvenes y deseaban divertirse, bailabamos con ritmo y bebiendo algo de champaña, los canapés eran exquisitos me gustaban mucho.

-Debo ir al servicio, ahora vuelvo-. Susurro sobre mi oído y yo solo asentí con la cabeza y me dio un beso en mi mejilla.

Sonreí y lo vi alejarse de mi.

Necesitaba un poco de aire fresco así que salí del salón donde la gente bailaba un poco más animada, de seguro ya había trago de por medio en sus bailes y si ánimo, al salir de ahí me tope con un lindo jardín con pinos medio altos decorados con luces blancas, tome un poco de aire y baje las escaleras. Llegué a la entrada del jardín que era un pequeño laberinto, ahí dentro las paredes de arbustos eran un poco altos medio podías ver del otro lado, camine por el camino de este hasta que oí unas pisadas que lograron asustarme me gire pero no había nadie, joder, así empiezan las películas de terror cuando se oyen pisadas y volteas pero no hay nadie y la protagonista o el personaje sigue caminando hasta que pronto de la nada el asesino la toma tapandole la boca para que evite gritar y ¡Zaz! le corta el cuello... Dios debo dejar de ver esas películas me vuelven paranoica.

Seguía caminando por el laberinto hasta que nuevamente esas pisadas se hicieron presentes.

-¿Hola?-. mire a ambos lados-. ¿Hay alguien ahí?-.

Pero nadie respondió y la verdad es que mis nervios comenzaron hacerse cada vez más y más presentes en mi cuerpo, pero entonces al darme la vuelta mi cara chocó con algo duro. Al alzar la mirada sus ojos y los míos se encantaron.

-Alessandro-.

Quédate Conmigo +18Where stories live. Discover now