TREINTA Y CINCO

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Alessandro

Matrimonio.

Jamás en mi vida había creído en el matrimonio y mucho menos creían en el matrimonio por lo que vivía yo en carne propia, jamás me vi casado ni nada, nunca tuve una novia formal hasta Elena todas eran chicas de ocasión, aventuras de una noche y nada más pero jamás me veía yo casado, obviamente menos con Elena. Ella y yo solo era un compromiso arreglado y eso era lo que más me molestaba, además de otras cosas que no eran del todo mi agrado, como que ella deseara con mucha urgencia meterse a mi vida, me molestaba y lo odiaba porque mi vida era muy mi vida y yo sabía lo que hacía con ella, pero Elena deseaba meterse e involucrarse más y más hasta el punto de llegar asfixiarme, tenía yo un límite y si alguien se pasaba de ese límite todo podía salir muy mal.

Elena había venido a París, no entendía el porqué al principio pero cuando me mostró el departamento en donde ella y yo viviríamos luego de nuestra boda fue muy asfixiante para mí, tenía planes muchos planes de los cuales yo no estaba logrando entender y que no deseaba entender. No sabía de dónde estaba sacando tantas cosas, su madre y ella no eran ricas pero tampoco eran pobres, sabía que la madre Elena tenían muchas deudas por culpa de su padre que le gustaba el juego de hacer pero se mantenían en la apariencia de ser personas de alta sociedad por eso a ve es me preguntaba ¿De dónde saca tantas cosas? Tal vez ella tenía un sugar daddy y yo ni por enterado de que Elena tenía un amante más viejo que yo, pero conociéndola le sacaría todo lo que fuera posible para mantener la fachada de niña rica y de paso manipularme a mi.

Viendo ese departamento delante me sentía completamente atrapado, asfixiado nuevamente y la verdad es quer sentía tan frustrado de no poder yo mismo me sentía cansado de hacer todo lo que mi padre me decía y siempre había sido desde que era niño, el quería que yo fuera un deportista en la secundaria y en el instituto y yo lo único que quería era estudiar música o pintura pero él dijo que parecería un marica si hacía eso y él jamás permitiría que un hijo suyo fuera hay ni nada por el estilo. Estuve en el equipo de fútbol del instituto pero a escondidas me veía con la profesora de artes que siempre fue muy discreta en mis clases y me enseño muchas cosas y por suerte aún tenía contacto con ella y me invitaba algunas exposiciones que tenía y me motivaba para que mi arte lo llevara a una exposición pero por miedo no lo hacía, podría ser muy egoísta e incluso egolatra pero había momentos en los que me caía a mi mismo, aprendí lo que mi padre nos enseño a mi y a mis hermanos.

Guardar las apariencias.

-Tiene cuatro habitaciones, una cocina integral, sala y comedor, cada habitación tiene su propio baño y una pequeña terraza para que puedan tomar el té-. Dijo la vendedora.

Yo seguía mirando el departamento que estaba completamente vacío, los pisos eran de madera, las paredes blancas y estaba perfectamente la luz del sol en la estancia tenía unas grandes ventanas/puertas que daban a la terraza. El techo era vidrio podría verse perfectamente bien el cielo. Camine por el estrecho pasillo y ahí estaban las habitaciones, eran lindas eran medianas nada ostentoso, llegué a la habitación principal que era la grande y el techo también era de vidrio, se veía acogedora.

-¿Qué piensas?-. Pregunto Elena abrazando mi brazo.

Me solté de ella rápidamente y ella me seguía sonriendo.

-¿De dónde sacaste presupuestos para este departamento?-. Escupí.

Elena se alejo de mi y aquella sonrisa que tenía en la cara para pasar a una más seria.

-¿De qué hablas Alessandro?-.

-Ya me has oído ¿De dónde sacaste el dinero para comprar este maldito departamento?-. Hable con dureza.

Quédate Conmigo +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora