VEINTISÉIS

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Alessandro

Pase una mano por mi cuello, me sentía tenso y molesto, nunca debí haberle dicho eso a Alexandra pero era la verdad ella era mi amante y no debía ponerse de ese modo toda excéntrica porque Sharon me coqueteo de esa forma, no voy a negar que estaba tentando a seguirle el juego pero la verdad es que me sentía incómodo de que Alexandra estuviera detrás de mí mirando lo que hacía aquella morena conmigo, así que cuando ella se fue no fui con Sharon a ningún lado porque a pesar de que adoraba coquetear con las mujeres ella no se me apetecía estar con ella. Joder, jamás creí que Alex me follara en esa forma tan sensual y eroticamente ¡Que mujer! Se movía tan bien y la forma en cómo su cuerpo se acoplaba y se movía de acuerdo al mió me encantaba ¡Que maldita mujer! Luego de la presentación de mi amigo Guilio me fui directamente al aeropuerto para volver a Sicilia, tenía cosas que hacer pero no con la empresa de mi padre sino en un proyecto con un amigo obviamente de música, me gustaba la música y deseaba hacer algo más que estar administrado mierdas de mi padre.

-¡Mi amor!-.

Di un salto cuando el cuerpo de Elena me invadió por completo parecía un chimpancé cuando me abrazo subiéndose sobre mí y dándome un beso en mi mejilla, puta mierda, tenía que quitarle las llaves a esta loca para que no estuviera metida en mi casa ya cada que me daba cuenta ella dejaba cosas en mi departamento y eso lo detestaba por completo y cuando tenía la oportunidad dejaba esas cosas en su departamento. Como detestaba que me dejara las cosas para invadir mi maldita privacidad.

Baje a Elena de mi cuerpo como pude y la tomé de sus brazos para alejarla de mi. Ella seguía sonriendo pero yo solo la ignore pasando de largo de ella, odiaba este maldito compromiso que tenía con ella, odiaba que mis padres o más bien mi padre me obligará a estar con ella por un puto compromiso con el padre de Elena, detestaba mi vida y no podía con ella. Me adentre al baño para poder darme una ducha, quiero darme una ducha porque olía a alcohol y olía a ella, joder aún no me quitaba de la mente la forma de coger de esa chica de caderas grandes y pechos grandes ¡Qué mujer! Me despoje de toda mi ropa para adentrarme a la ducha, él agua caliente recorría toda mi espalda.

-¿No piensas hablar conmigo?-.

Oi la voz de Elena al otro lado de la puerta de la regadera. Pase una mano por mi cabello para que el exceso de agua cayera.

-¿Qué haces aquí Elena?-. Fue lo único que pregunté.

Tomé un poco de shampoo para esparcir lo en mi cabello.

-A caso no puedo venir a ver a mi novio que por cierto se desapareció por dos días y no me contestó ninguna puta llamada-.

Enjuague mi cabello y procedí a limpiar mi cuerpo pero al darme cuenta al ver el espejo que estaba dentro de la regadera y me di cuenta de que tenía las uñas de Alexandra en mi hombro ¡Mierda! Esa mujer me encanta.

-¡Te estoy hablando Alessandro!-.

¡Mierda! Tengo que lidiar con esta maldita loca, mi poca paciencia estaba a punto de acabarse si ella seguía aquí. Cerré la llave de la regadera molesto y tome la toalla del estante y al abrir la puerta de esta Elena seguía ahí parada cruzada de brazos creyendo que me intimidaba con aquella pose e incluso con esa maldita mirada de que tenía ganas de matarme. Yo solo la mire, me puse la toalla en mi cintura y me cruce de brazos igual que ella.

-¿Por qué no me puedes dejar en paz?-.

Ella intentó tocarme pero la aleje de mi.

-No puedo dejarte en paz porque tu eres mi esposo y debo saber que haces y con quien lo haces ¡¿Tienes una puta amante?!-.

Mi paciencia se acabó.

-¡Si! Eso querías oír, no, querías colmar mi puta paciencia ¡Lo lograste! Estaba revolcandome con mi puta amante todos estos días ¡Algún puto problema!-.

Entonces la mano de Elena se estrelló en mi mejilla, mi rostro dio un giro pero entonces se lo devolví mi furia estaba creciendo cada vez más y ella sabía que muchas veces no tenía control de mi ira, no podía evitarlo y parecía ella que le gustaba colmar mi puta paciencia y no solo con ella me he desquitado también con mi hermano, Lorenzo he tenido mis encuentros y con mi padre jamás he tocado a mi madre ni a mi hermana porque ellas saben que no tengo control de mis impulsos pero Elena ¡Parecía! Que le gustaba jugar con fuego y yo apagarlo con ella o con quien sesera provocarme. Su mirada fue de asombro y al mismo tiempo de molestia, pero ella sabía a lo que se a tenía.

-Te lo dije, te lo advertí muchas veces Elena que no me provocarás y los haces ¡No quiero que controles mi vida! ¡No quiero que te metas en mi vida, departamento y en todo lo que to hago maldita sea! ¡Y no eres mi puta esposa!-.

Salí del baño para ir arreglarme, tenía cosas que hacer e iría a comer con mi madre y hermana no deseaba estar tolerando a Elena ni a nadie. Cuando termine de arreglarme tome mi celular que estaba en mi saco y no tenía ningún mensaje de Alexandra, joder fui una vestía por haberle hablado de esa forma. Tenía que mandarle un mensaje nunca era alguien de mandarle mensaje a mis amantes nada más para que follaramos pero nada más pero jamás para pedir una disculpa, no pude evitarlo y lo hice.

Alex perdóname, se que fui un idiota por completo ayer por la noche, perdóname, espero me disculpes y podemos hablar.

Solté un suspiro y mire a la ventana de mi habitación, solo espero que ella me perdone y pueda hablar con ella. Ella era diferente a todas las demás, era única y no se me provocaba cosas que no entendía del todo, era ternura a decir verdad.

Quédate Conmigo +18Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt