Capítulo 49: Sábado de locos. Parte II

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POV Lauren.

Mis manos sudaban como en ningún partido de torneo que yo hubiera recordado, mientras me acercaba a paso seguro a las dobles puertas que separaban el area de espera del área de labor de parto y quirófanos, como decía el tablero encima de la entrada.

No me había sentado, en su lugar solo iba de un lado a otro sabiendo que probablemente estaba mareando a Shaun y Dinah que estaban sentados en los sillones de espera de aquel pasillo.

Entonces las puertas se abrieron y Hailee salió vestida en pijama quirúrgica de color rosa palo y un gorro quirúrgico con estampado de utero... Bueno, realmente amaba lo que hacía.

– El parto salió bien. –dijo la mujer sonriéndome y haciendo que toda mi tensión se aliviara, ni siquiera me había cambiado, estaba en el uniforme de las Liberty con una chamarra térmica negra cubriéndolo parcialmente–. Felicidades, es una niña. –dijo aún más sonriente la mujer, apretando mi hombro. Esas palabras inundaron mi pecho con euforia haciéndome reír de la emoción, miré a Shaun y Dinah que estaban alegres a simple vista en sus sofás mientras escuchaban la noticia.

– Una niña... –cavilé aquello. Me dejé disfrutar el momento unos segundos antes de volver a concentrarme en mi esposa– ¿Cómo está Camila?

– Totalmente estable y en buena salud, fue un parto eutócico, es decir, todo lo que tenía que salir dentro de lo esperado sucedió, ahora mismo está siendo trasladada al piso de recuperación para ser observada hasta mañana por la noche, si nada cambia será capaz de irse con las recomendaciones pertinentes. –explicó la ginecóloga–. En un momento vendrá el pediatra para darte los informe de tu bebé. –dijo antes de retirarse de nuevo por las dobles puertas.

– Una niña... Mi Hope. –sonreí girándome a ver a mis amigos.

– Y Camila está bien, eres una mujer con triple suerte el día de hoy. –declaró Shaun enlistando mis tres triunfos de la noche.

Me sentía abrumada por la emoción, no recordaba haber estado tan feliz en mi vida entera, era una maldita sensación mágica.

Aún lamentaba no haber estado en el parto tomando la mano de Camila para acompañarla en el momento más duro del embarazo, pero encontraría una manera de recompensarlo.

De nuevo las puertas dobles se abrieron mostrando a un hombre que rondaba los cuarenta años, una pijama quirúrgica estampada de ositos de peluche y un gorro del mis estampado. Concluí que debía ser el pediatra.

– ¿Lauren Jauregui? –me miró y yo asentí, inmediatamente me sonrió–. Felicidades, fue una niña de treinta y nueve semanas, un peso de dos kilos cien gramos, midió cuarenta y nueve centímetros y en perfecto estado de salud hasta el momento, estará en alojamiento conjunto con su madre en cuanto terminemos el papeleo e igual que a la señora Cabello-Jauregui la vigilaremos veinticuatro horas y si todo está en orden podrá irse a casa mañana por la noche. –informó el hombre sonriéndome cálidamente–. Tendrá que esperar aquí un rato más hasta que todo esté hecho, la trabajadora social vendrá a avisarle cuando pueda pasar a ver a sus dos chicas. –dijo antes de retirarse y volver a entrar al área quirúrgica.

Respirando mucho mejor ahora me senté al lado de mis amigos en el sofá, de pronto la adrenalina del momento descendiendo de mi cuerpo con prontitud y dando paso al cansancio acumulado de meses que había estado aguantando hasta este momento; fueron cuestión de minutos cuando caí rendida en el sofá hasta que una mano me sarandeó el hombro despertándome.

– Lauren, la trabajadora social está aquí. –era Dinah. Inmediatamente desperté.

– ¿Cuánto tiempo me quedé dormida? –pregunté restregando mis ojos.

CUESTIÓN DE RESISTENCIA | CAMREN G!P [REEDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora