Capítulo 39: Hasta que la muerte nos separe.

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– Dios mío... –soltó Sinu Cabello cuando vio a su hija mayor salir ante ella y Sofia en un vestido blanco que había diseñado para si misma. Si la mujer mayor tenía que decir, se veía como un sueño; el vestido era en escote de hombros caídos con las mangas abombadas en oversize, una tela blanca con estampado floral en tonos melocotón, verde y morado pastel desperdigados en todas partes, el vestido era de corte imperio y se ajustaba bien al tórax de la diseñadora resaltando su delgadez y caía por debajo de su cadera en plisados que incitaban una larga cola de novia, el velo de novia era un blanco transparente que tenía flores bordadas a juego con las del estampado del vestido. Era un vestido de novia para envidiar, el cabello suelto de la morena estaba arreglado en ondulaciones cuidadosamente sujetadas con pinzas, su flequillo largo cayendo sobre su frente, sus labios pintados de un tono rojo bermellón acompañado de un maquillaje ligero que permitía ver las pecas producidas por el sol esparcidas en sus mejillas.

– Oh Dios mío, ahora estoy enojada contigo por no haber diseñado ese vestido para mi. –bromeó Sofia mientras le entregaba su ramo lleno de flores en tonos pastel cálidos y ah doc con el estampado de su vestido y las decoraciones del exterior donde sería llevado a cabo el evento.

– Tengo ganas de vomitar. –confesó la morena en una risa nerviosa.

– Me alegro que estés disfrutando la experiencia de ser una novia a unos momentos de casarse. –continuó la menor de las Cabello con su broma.

– Tu padre va a volver a llorar cuando te vea. –dijo Sinu provocando las risas de sus dos hijas.

Fue en aquel momento que Alejandro invadió el cuarto solo para detenerse y observar paralizado a su hija sonreírle tímidamente con aquel vestido puesto.

– ¿Cómo me veo? –preguntó la diseñadora nerviosa.

Y Sinu tenía razón, Alejandro volvió a llorar solo de ver a su hija mayor en aquel vestido de novia y tan espectacular que parecía una princesa de cuento de hadas.

Camila asumió aquella reacción como una respuesta positiva a su pregunta y con suma ternura fue a abrazar a su padre para confortarlo.

Entonces el momento fue interrumpido con un joven de 15 años que entraba en su elegante smoking negro con un moño perfectamente arreglado en su cuello.

– Wow, má. –apenas dijo el chico cuando vio a su madre vestida como nunca antes–. Cuando mamá te vea se va a quedar sin aliento. –halagó haciendo sonreír a su madre quien fue a abrazarlo y depositar un beso en su frente, sin marcarlo ya que el labial era de larga duración.

– Estás tan guapo. –le dijo la morena en un cumplido.

– Gracias. –sonrió tímidamente el chico–. Solo venía a decirte que ya es hora.

Aquello puso en tensión a la mujer y se reincorporó con su ramo de flores y con una mirada a su padre se dirigió a la puerta de aquella habitación, una de las tantas de su mansión de los Hamptons, habían decidido hacerlo allí ya que tendrían mayor privacidad y los medios no podrían acceder. Querían que fuera algo íntimo a pesar de que tenían una gran cantidad de invitados de ambas partes, sin embargo a todos se les había pedido dejar sus teléfonos antes de entrar, para evitar que se filtrara alguna foto en las redes.

Caminando guiada de la mano de su padre, Camila anduvo por los pasillos del segundo piso hasta que bajo las grandes escaleras del recibidor y atravesó el gran salón hasta el recibidor trasero que daba acceso al jardín y la playa.

Entonces vio a lo lejos a las personas sentadas en sus sillas en el jardín, el camino franqueado por flores de la misma tonalidad que su ramo y al frente, en un smoking negro y camisa blanca con un moño de terciopelo negro, el cabello sujeto y por primera vez usando zapatos de vestir negros a juego con su traje, una Lauren que estaba muerta de nervios observando al suelo y acomodando cada tanto los puños de su camisa blanca o su moño.

CUESTIÓN DE RESISTENCIA | CAMREN G!P [REEDITANDO]Where stories live. Discover now