Capitulo 22: Los padres de las madres. Parte IV.

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Era el día siguiente de la boda, cuando Camila despertó envuelta en el cálido abrazo de Lauren detrás suyo, quien roncaba ligeramente contra su pelo.

La morena se tomó un momento para rememorar lo que había pasado la noche anterior y aun se estremecía de pensar que eso realmente había sucedido, pero la desnudez de ambas se lo confirmaba y la ropa desperdigada en el suelo de la habitación también.

Tomando un momento para disfrutar un poco mas antes de iniciar el día, se giró en su propio eje para mirar a la mujer que ahora dormía profundamente, con aquellas facciones angelicales totalmente relajadas, Camila se rió al notar que tenía la boca ligeramente abierta, recordaba que era algo que Lauren nunca pudo mejorar, al tener el tabique ligeramente desviado por una pelota que rebotó en su cara en una de las finales de preparatoria, desde entonces roncaba un poco y no podía dormir sin respirar por la boca.

Eran aquellas peculiaridades, secretos de tu pareja lo que hacían que la amaras mas, pensó la mujer acariciando con sus dedos el rostro de la ojiverde y después paseándolos por sus hombros tonificados y fuertes, sus bíceps y tríceps, su antebrazo, el relieve que le conferían las venas resaltando en su piel, sus manos fuertes y llenas de una que otra cicatriz, entonces reparó en una cicatriz reciente y recordó el hueco que aun estaba en la pared de su habitación y sintió una aflicción en el pecho.

Había hecho pasar a aquella maravillosa mujer por todos los aros de fuego inimaginables y aun así ella se había quedado, había aguantado y ¿Como le había pagado ella por sus tontas inseguridades? Le debía mucho a Lauren Jauregui y estaba dispuesta a pasar su vida entera pagándoselo.

Besando su rostro ligeramente por todas partes , despertó a la atleta que abrió sus ojos lentamente y cuando entendió lo que pasaba sonrió tomando a Camila de la cintura y colocándola en un solo movimiento sobre ella.

– ¡Lauren por dios! –se quejó la diseñadora impresionada por la fuerza de la otra mujer.

– ¿Qué? –cuestionó la ojiverde riendo por la expresión de la morena.

– Pudiste lesionarme o algo. –reprochó dramáticamente la mujer para diversión de la pelinegra. Ahí estaba otra vez, la Camila Cabello histrionica que conocía desde la preparatoria.

– Camila tenemos treinta, no sesenta. –dijo la ojiverde ganándose un golpe en su hombro–. Auch, nos levantamos de buen humor hoy. –dijo sarcásticamente.

Camila la miró un momento con una sonrisa medio tonta.

– Realmente si. –afirmó la morena arreglando los mechones de pelo que interrumpían la vista de la cara limpia y adorable de la atleta.

Lauren se inclinó un poco para poder besar los labios de la diseñadora, disfrutando del contacto y la lentitud con la que se estaban besando.

– Basta, basta... –paró la morena interponiendo su mano entre sus bocas haciendo reír desconcertada a la ojiverde–. Tenemos que asistir al desayuno y revisar cómo está nuestro hijo y luego ir a casa de tus padres. –esto último lo mencionó angustiada. Sabía que los Jauregui no estarían contentos con ella y solo dios sabía cuando la perdonarían.

– Hey. –llamó su atención la basquetbolista, tomando su mentón entre sus manos–. Todo estará bien, yo te cubro. –sonrió para tranquilizarla.

Camila le regaló un último beso antes de apoyarse ventajosamente sobre los abdominales de la atleta para poder levantarse de encima suyo e incorporarse en la cama, Lauren solo se rió por lo rápidamente fanatica acosadora de su cuerpo que se estaba volviendo Camila, pero le gustaba que fuera descarada y no tuviera reservas con ella.

CUESTIÓN DE RESISTENCIA | CAMREN G!P [REEDITANDO]Where stories live. Discover now