Prólogo

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Londres, 2010

Alexandra

-¡Hey cerdita!-.

Entonces un balón golpeo en mi cabeza logrando que cayera al charco de lodo que estaba ahí ensuciando mis manos, cara y ropa mis planos como mis cuadros cayeron al mismo charco que era muy grande, maldita sea solo al cielo se le ocurrió llover la noche anterior. Mire sobre mi hombro a Elena la capitana y la primera zorra de las porristas ¿Porque todas tenían que ser así? ¿Qué poder les daba? Solo por andar con el capitán del equipo de fútbol americano y ser reina del baile por varias ocasiones ya le daba el derecho de ser una zorra ¡No lo creo!

-Siéntete en tu hogar cerdita-. Dijo Elena aún burlándose de mi sin dejar de reír.

No podía hacer absolutamente nada, no podía enfrentarla porque la que saldría mal sería yo, su padre tenía mucho poder en el instituto y yo solo era una chica que había entrado a una buena escuela por mis perfectas calificaciones y mi beca pagaba todo lo que necesitaba así que no podía darme el lujo de perderla ni nada de eso porque mis padres no podrían pagarlo. Suspiré molesta mientras veía como el grupo de zorras se iban riendo de mi además de hacer ruidos de un cerdo, maldita sea, me puse de pie para poder limpiar aún que sea un poco mi pantalón pero mi ropa era lo que menos me importaba en ese momento lo que me importa a era mis planos, mi sueño era ser una gran arquitecta y estaba haciendo los planos para hacerles una casa hermosa a mis padres, una lagrima salió de mis ojos al ver lo arruinado que estaba el plano lo bueno es que había hecho una copia por si algo llegaba a pasar, estaba arruinado.

Tome mis libros llenos de lado y cuando iba a tomar mi plano alguien se me adelanto y al mirar de quien se trataba era de Alessandro Torricelli el capitán del equipo de fútbol, novio de Elena y el chico más popular del instituto él tenía mis planos en sus manos y me miraba con lástima, odiaba eso.

-¿Esto es tuyo?-.

Nunca había cruzado palabra con él, tenía un amor platónico hacia el desde el momento en que entre aquí y él jamás se fijaría en mi porque no era la chica perfecta ni para el ni para nadie eso estaba perfectamente obvio, mi destino era estar sola en la vida porque como dije no era perfecta. Media uno sesenta de estatura y pesaba noventa kilos de los cuales no podía ocultar aunque me pusiera la ropa más holgada del mundo todos se daban cuanta de mi cuerpo.

-Obviamente si, si yo estoy tirada en el lodo más todo lo que hay alrededor pues si ¿No?-. Rodé los ojos con fastidio.

Termine de recoger mis cosas al igual que los planos que tenía en la mano así tomar mi camino no quería estar ni un segundo más ahí mientras que todo se reía o murmuraban cosas de mi sobre en donde estaba parada y como estaba mi aspecto.

-Oye, oye espera-. Me detuvo.

-¿Qué es lo que quieres?-. Pregunté molesta y con las lágrimas amenazando con salir.

-¿Quieres ir a una fiesta conmigo?-.

Ese fue algo que jamás había esperado menos de alguien como Alessandro Torricelli. Si yo no hubiera accedido a ir a esa fiesta mi vida hubiera sido completamente diferente, fue la peor noche de mi vida una noche que jamás olvidaría ni quienes me había humillado con sus bromas y burlas tarde o temprano llegaría mi venganza y todos se arrepentirían por lo que me hicieron.

¡Hola a todos espero les guste esta nueva historia!
Les dejo aquí mi Instagram: dalimonaghan_oficial
Saludos D.M ✨

M ✨

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