CAPÍTULO 53

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Victoria

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Victoria

Me despierto en la cama con la mayor resaca de mi vida. No recuerdo nada. Sigo con el vestido de anoche y no entiendo nada de lo que sucede. Cuando me levanto, siento que caeré en cualquier momento.

—¿Estás bien? —pregunta una voz que no reconozco.

Mi vista se enfoca y me doy cuenta de que no estoy en el hotel. Estoy en una habitación que yo no conozco, ni sé dónde es.

—¿Dónde estoy? ¿Qué pasó?

—Dejaré un té de hiervas para usted, el joven Windsor llegará en cualquier momento —me ayuda a sentarme en la cama. Un dolor punzante en mi cuello me hace dar un respingo y luego caigo.

—Victoria, ¿Estás bien? —pregunta Maggie al entrar a la habitación y se acerca a mí —. Mike se fue a buscar algunos medicamentos debe volver en cualquier momento. Aguanta, Victoria.

—Estoy bien, solo me duele la nuca —trago grueso y siento mareos, pero trato de no prestar atención —. ¿Qué me pasó?

—Hubo un ataque a la Reina. Estábamos cenando, tú y ella intercambiaron platos porque habían confundido la comida por la que la otra tenía. Aparentemente, el plato que tenía la reina estaba envenenado, el que te dio a ti. Comenzaste a convulsionar y Mike actuó rápido.

Me levanto de nuevo y siento el estómago revolverme. Corro al baño y vomito en el inodoro.

—¡Victoria! —Maggie aparta mi cabello para sostenerlo, mientras yo echo la comida envenenada que ingerí de mi sistema —. ¿Estás bien? Luces muy pálida, cariño.

Se levanta. Pasa una toallita húmeda por mi frente para limpiarme el sudor que me provocó el esfuerzo.

Un sonido lejano aparece.

—Estamos aquí, corazón.

—Vic —conozco esa voz masculina tan ardiente que hace que mi corazón se acelere. Siento sus manos en mi hombro. Apenas puedo mantener mi mirada —. Vic, mírame —hago el esfuerzo, pero no puedo.

—Está exhausta, Mike. Llévala a la cama.

Siento unos brazos fuertes alrededor de mi cuerpo y luego que me elevo. Mike me lleva hasta la cama y me deja suavemente sobre ella.

Me quedo dormida.

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—¿Te encuentras bien? —pregunta Mike cuando me despierto. Asiento mirándolo desde la cama y me acaricia la mejilla izquierda poniéndole todo el cariño que tiene —, ¿Segura? —asiento.

—Lo estoy de hecho, o al menos, eso creo —asiente y juro que estoy por dormirme de nuevo —. ¿Atraparon al causante de esto? —él niega con la cabeza.

—No, pero tengo unas cuántas teorías —me revuelvo en la cama. Quiero salir de aquí, necesito hacerlo mejor dicho.

—No te muevas.

COMANDANTE INFALIBLE ©Where stories live. Discover now