La Comandante A, Victoria Heldman ha desaparecido de la faz de la tierra. Nadie la ha visto en mucho tiempo.
Alpha tiene la misión de encontrar a la mujer que hace temblar el cielo y la tierra junto con sus hermanos. Mike Windsor tomó el control co...
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Mike
Sonrío para calmarla y deseo que todo esto termine.
Lidiar con esto es mucho más fuerte de lo que creímos. Victoria fue incriminada, no lo sabemos solamente por la coartada que tiene, sino que el arma es una copia exacta de la de ella, pero no suya. Lo identifiqué rápidamente.
La atraigo más a mí y nuestros labios chocan. Cierro los ojos y disfruto de este momento. Su aroma a coco me encanta. Me encanta tal y como ella es. No hay otra forma de describir mejor lo que siento por ella.
—¿Cómo resolveré esto?
—Te ayudaré, no te preocupes. Tenemos todo lo que necesitamos.
Asiente y acaricio su mejilla.
—¿Te he dicho lo hermosa que te ves?
—¿Incluso así de mal?
—Especialmente, así de mal.
Me mira confundida.
—¿Enserio? —sonrío y la acerco más a mí.
—Sí —beso su piel en lugares que sé que la vuelven loca y escucho que se le escapa un jadeo.
Echa su cabeza hacia atrás y aprovecho para besar su cuello. Saboreo su esencia, su piel...
—Te quiero, Victoria Heldman —ella pasa a verme y se muerde el labio.
—Y yo a ti, Mike Windsor.
La beso.
—Tenemos un problema —suelta Hannah entrando a la habitación, en la que Victoria y yo nos encontramos, abriendo la puerta como una desesperada —. Oh, lo siento... yo no...
—No importa, Hannah, ¿Qué pasó? —pregunta Victoria separándose de mi lado.
—Nos han descubierto, tienen que escapar de aquí lo más rápido que puedan. Los mercenarios de Mors Rubrum descubrieron el búnker.
—¡Mierda!
Nos movemos de un lado al otro. Nos cambiamos de ropa y nos vestimos completamente de negro. Nos acercamos a donde instalamos las computadoras.
—Están a tan solo a cinco cuadras —nos muestra los puntos en movimiento —. No hay manera, tendrán que escapar mientras yo los distraigo.
—Bien. Debemos buscar otro lugar dónde...
Hannah nos mira a ambos y nos entrega un USB. Victoria lo agarra.
—Allí están todas las pruebas que tenemos hasta ahora, pero necesitarás más. He arreglado un lugar para que se encuentren con un jet. Los llevará directamente a un lugar seguro.
—¿Segura que puedes manejarlos?
—Claro, Tori. Recuerda que no es la única que ha entrenado duro. Tú has pateado mi trasero un millón de veces para prepararme en la CIA.
