CAPÍTULO 12

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Victoria

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Victoria

Me despierto ya en mi habitación.

Elena está al lado de mí y también se despierta. Me abraza con cuidado y deja un besito en mi mejilla. Hago una mueca para molestarla.

—Guten Morgen —suelta mi madre cuando entra.

Buenos días.

—Guten Morgen —decimos nosotras al unísono.

—Lamento interrumpir, pero Elena debe irse ya. Te espera el director para volver a la academia —se acerca a nosotras —. Y usted, su majestad... —me señala con su dedo índice y levanto las manos en señal de rendición —. Tiene que bañarse y no me volverás a echar de tu habitación por la ayuda.

—Puedo hacerlo yo sola, mamá.

—Claro que no —la miro indignada —. Hans y Mike te cargaron ayer de un lugar al otro todo el día.

Bueno, la verdad no me dejaron otra opción. Yo quería ir a la sala y ellos no querían que camine. Eso, a veces daba gusto que me cargaran. A veces estar al borde de la muerte tenía sus ventajas.

—Y sin contar lo que me hiciste para que me marchara para bañarte.

—Ya soy grande para que me bañes, mamá.

—Yo lo sé, pero apenas puedes moverte de lo que te hicieron.

Abro mi boca para protestar.

—No quiero oír ninguna palabra más, Victoria —cerré mi boca e hice una mueca —. Ahora, Elena, ve a tu habitación y cámbiate. Ve a desayunar con el abuelo, él está esperándote.

La emoción de ver a mi padre se refleja en su pequeño rostro y a veces odio a mi padre por haberla malcriado tanto que se volvió un ídolo para ella.

—Chau, mami. Nos vemos después —deja un beso en mi mejilla y sale corriendo de mi habitación antes de que le pueda decir algo.

Derek entra en mi dormitorio.

—Bien, Tori. Hora del baño —se frota las manos mientras me habla.

—¿Enserio? —vuelvo mi atención a mi mamá de nuevo y ella se cruza de brazos —, ¿De todos los hombres que hay en la casa, a él le pediste ayuda?

—No te quejes y colabora, Victoria —suelto un bufido y ruedo mis ojos.

—No tengo nada abajo —le aviso a Derek —. Solo mi braga.

Él asiente y me destapo. Me quito la bata que llevo puesta para dormir. Se acerca a mí y me carga en sus brazos. Me lleva al baño.

—¿Dónde la dejo?

—En la tina —responde mi mamá concentrada en buscar el alcohol desinfectante para limpiar mis heridas.

Derek me mete en ella con cuidado y agradezco que el agua está tibia. Me saco la braga y escurro el agua. Lo dejo en el suelo. Él me mira y detalla mis moretones y heridas. Se acerca a mí.

COMANDANTE INFALIBLE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora