La Comandante A, Victoria Heldman ha desaparecido de la faz de la tierra. Nadie la ha visto en mucho tiempo.
Alpha tiene la misión de encontrar a la mujer que hace temblar el cielo y la tierra junto con sus hermanos. Mike Windsor tomó el control co...
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Victoria
—Esa noche en Nigeria —habla después de un silencio, lo miro para que continúe —. ¿Qué fue lo que pasó, Vic?
Vuelvo a reposar mi cabeza en su pecho y él acaricia mi piel por debajo de la sábana que nos cubre a ambos.
—No lo sé, todo pasó demasiado rápido para mí —confieso y siento los ojos arderme —. No tengo memoria, o recuerdos desde que me secuestraron en el hangar hasta terminar en una celda. Me han drogado demasiadas veces, que ya no sé qué es lo que tengo en mi sistema o si todo esto es real.
—¿No recuerdas nada? —pienso.
—Hay algunas imágenes, son borrosas, pero son algo —asiente —. Tengo demasiadas lagunas, Mike. No recuerdo mucho de lo que pasó.
—Tranquila —me obliga a verlo —. Creo que tu mente, Vic, está tratando de borrar todo lo que te hicieron como si fueran nada más documentos caché.
—Será para mejor —me mira incrédulo —. No quiero recordar nada de lo que viví allí, lo que me hicieron, lo que corrompieron —las imágenes de todas y cada una de las torturas vienen a mí. Me limpia las lágrimas lentamente.
Un teléfono suena y es el de Mike. Contesta y yo cierro los ojos antes de que él vuelva a verme.
—Tenemos un problema —paso a verlo —. Tatiana arrestó a tu padre por obstrucción a la ley.
—Mierda —me levanto de la cama y me cubro con la sábana blanca.
Me quedé demasiado tiempo quieta y ahora tendré que tomar cartas en el asunto. Cojo mi teléfono y marco el número de una de las personas más confiables que tengo en mi vida.
—Necesito que vengas aquí rápido —suelto.
—Tomaré el primer vuelo a Múnich.
—No estoy en Múnich —hablo y hay un silencio entre nosotras —. Estoy en Innsbruck.
—¿Y se puede saber qué haces allá?
—Menos charla y más acción —hay un silencio —. Apúrate, es urgente.
—Copiado —confirma y escucho el teclear de una computadora —. Estaré allá dentro de algunas horas.
—Bien y hazlo todo de forma segura. Que nadie sepa que vienes a verme.
Paso las coordenadas y Mike se cruza de brazos.
—¿Qué piensas que estás haciendo?
—Algo que debí hacer hace mucho tiempo —me agarra del brazo y no permite que siga —. Mike, suéltame.
—No lo hagas, Victoria. Deja que nos encarguemos.
—Dejé mi venganza entre sus manos, Mike, esto ya no dejaré que lo hagan ustedes o me lo quiten. Se metieron donde no debieron y me incriminaron, voy a solucionar esto como sea la última cosa que haga. Con mi familia nadie se mete y eso todos lo saben.
