CAPÍTULO 08

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Victoria

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Victoria

Los golpes del látigo llegan a mi espalda y gruño. Mis músculos están tensos y yo agotada. Este es al fin el último latigazo que recibo de la tortura.

Me sueltan y caigo al suelo sin fuerzas suficientes.

Desde que me atraparon libre aquel día, no pararon de torturarme. Ahora son peores.

Mi sangre corre por mi espalda. Mi boca también se llenó de ella y lo escupo. Un líquido rojo brilloso cubre el área en donde estoy.

—¡Llévensela de aquí! —grita Mors Rubrum.

Me estiran de los brazos y mi espalda toca el suelo. Aprieto mis dientes para no gritar del dolor que me causa mientras me arrastran por todo el lugar. Me dejan en un baño y me arrojan un nuevo uniforme en el rostro.

Me levanto a penas y me termino de sacar el uniforme que rompieron. Me doy la vuelta y miro en el espejo mi espalda.

Marcas de látigo, como seis u ocho de ellas. Mi espalda está llena de moretones, heridas, cortadas, un poco de piel arrancada y de sangre. Toco mi hombro y me duele demasiado. Apenas puedo realizar la acción de pararme y mantenerme de pie.

Mi pierna me la lastimaron con un mazo. No me llegaron a romperla o fracturarla, pero si se encargaron de que no camine bien por un tiempo.

Se siente muy demasiado raro no usar sujetador, pero agradezco que no lo usaré por las heridas que me hicieron hoy. Me coloco mi camiseta sin mangas blanca sin importar el dolor y cubro mi cuerpo.

En la parte de mi espalda, la tela se tiñe de rojo poco a poco. La camisa naranja está en el suelo y decido no ponérmelo. Lo dejo allí, porque el dolor que me causa al agacharme es insoportable. Me cambio los pantalones rotos.

Salgo del baño y me escoltan hasta la celda. Como siempre, no dan ni la más mínima de delicadeza en mi estado y me empujan.

Las torturas subieron a un nivel aún mayor. Empezaron a sumergirme en residuos de todo tipo, a excepción de los tóxicos, pero sé que lo harán en algún momento si no escapo antes. Los golpes se volvieron aún más fuertes.

Me inyectaron todo tipo de drogas y casi me da una sobredosis. Mi labio lo tengo partido cuando me golpearon el rostro muchas veces como también cada parte de mi cuerpo está lleno de heridas pequeñas con sangre coagulada. Yo me reía por lo drogada que estaba, pero ahora siento que moriré del dolor.

Aumentaron el nivel de las torturas que me hacían. Ya llegaron a violarme más de una vez y es el mismo que está a cargo de mis torturas de siempre, David o uno de los guardias de allí.

No me arrepiento de todo lo que pasó hasta ahora, excepto de lo último, la única razón por la cual acepto todo es porque protegí a mi equipo y lo sigo haciendo. Protejo a la organización, a todos los que puedo y si esto es lo que debo sufrir por hacerlo, lo aguantaré, lo soportaré, haré todo lo que esté a mi alcance. Así fui entrenada. Entrenada para soportar las peores condiciones que puede estar el ser humano.

COMANDANTE INFALIBLE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora