CAPÍTULO 07

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ADVERTENCIA: Aquí se encontrará contenido fuerte

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ADVERTENCIA: Aquí se encontrará contenido fuerte

Victoria
Un mes para la hora cero

Rompen el uniforme naranja que me dieron hace dos días y me golpean el cuerpo de nuevo. Siento golpes por todos lados y paran de una vez cuando me caigo al suelo.

Cubro mi cuerpo con mis manos lo mejor que puedo y trato de que nada de lo que me harán ahora me afecte. Traen una especie de látigo de esos que se usan para montar y me azotan con ello.

Grito del dolor, esto es peor de lo que pensé que sería. Muchos empiezan a reírse.

No soporto esta tortura.

De repente paran, no me creo lo que sucede. Miro hacia ellos y me golpean el rostro con el látigo. Escupo un poco de sangre.

Se alejan de mí y se desabrochan sus pantalones. Mi mente trae recuerdo de aquella noche y empiezo a temblar. No los quiero sobre mí de nuevo.

Empiezan a masturbarse enfrente de mí y al principio no entiendo por qué esto. Sufro de arcadas en ese momento. Son unos depravados.

Bajo mi mirada y alguien me obliga a ver eso, cuando cierro los ojos, me azotan con el látigo en los glúteos y las manos.

—Esto era lo que tú querías causar siempre, Tori. ¿Recuerdas? —no respondo y algunos se corren haciendo que su líquido caiga sobre mi piel. Siento una asquerosidad horrible, pero no tanta cuando veo a uno de los entes políticos que ve todo lo que están haciéndome y no lo detiene. No hace nada, solo se queda mirando como una soldado es torturada de aquella manera —. Esto era lo que siempre querías causar a los hombres, excitarlos, ¿Recuerdas? —los ojos oscuros de David me inquietan y sabe que no soportaré si me hacen algo como lo de la otra noche.

Cierro mi boca a pesar de que ellos quieren otra cosa cuando el líquido cae sobre mí.

—La única razón por la que los hicimos masturbarse es por lo que vendrá ahora —habla en mi oído David y mi mente ya no lo tolera —. Debes causar una buena impresión, ¿No?

Limpian mi cuerpo y el ente político entra a la habitación. Da un maletín negro lleno de dinero a David y mi corazón se detiene. Mi ex novio, al que alguna vez pensé que amé y fue recíproco el sentimiento, me sonríe con malicia y sé lo que significa.

No, no, no, no...

El ente político es un anciano, alrededor de los 57 años y sufro de arcadas de nuevo. No puede estar pasando esto, no puede.

—Dicen que eres buena en lo que haces —no lo miro, no respondo y juro que mataré a David. Lo juro.

Se acerca a mí y tengo pavor de lo que pueda obligarme hacer ahora. Sostiene mi rostro y lo miro llena de odio. Mis manos se revuelven en mi espalda para intentar liberarme.

COMANDANTE INFALIBLE ©Where stories live. Discover now