CAPÍTULO 30

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Victoria

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Victoria

Si me preguntasen tan solo hace un año atrás cuáles eran mis sentimientos por Mike Windsor, simplemente hubiera respondido que lo odiaba con mi alma, que no lo quería cerca, que estaríamos mejor si él estaba en una isla desierta a miles de kilómetros de distancia de mí y me dejaba encargarme del trabajo para lo que me han prepararon toda mi vida.

Pero ahora...

Ahora lo quiero más cerca de mí posible. No quiero que esté más de un centímetro lejos, porque cada que se aleja todo lo que alguna vez viví me atormenta y quiero paz. Y él es capaz de dármela en altas dosis que me vuelvo una maldita drogadicta.

Qué irónico.

Lo sé.

Caminamos por las calles de Florencia como si fuéramos una pareja normal, cómo si siempre lo hubiéramos sido, de esas que muestran en las películas. Su brazo derecho está sobre mi hombro y entrelazo las manos del mismo lado.

Me pega aún más a su cuerpo.

Siento un beso en mi sien y sonrío. Cierro mis ojos para disfrutar del momento. Siento como las famosas mariposas en el estómago se hacen presente y eso me agita un poco, pero me tranquilizo de nuevo.

Esta es mi primera cita con él y realmente fue mágica. O eso es lo que pienso yo al menos. Tuve muchas citas, con muchas personas, no solo por trabajo, sino en mi vida personal, pero no sentí ese vértigo de emociones nunca hasta esta noche con él aquí a mi lado.

Lo quiero y lo hago demasiado.

Paso a verlo y detallarlo. Barbilla definida con un poco de barba es lo que lo hace ver aún más guapo, sus ojos azules, cabello un poco rizado y revoltoso, pero al mismo tiempo elegante. Amo aquel perfil apuesto suyo.

Gracias, señor, por la bendición que me has dado por tener este enorme monumento. Prometo cuidarlo hasta el final de mis días y no dejarlo ir.

Trago grueso cuando casi esas palabras salen de mi boca mientras camino a su lado. No sé qué me pasa últimamente, pero sé que todo es por culpa del enamoramiento y los sentimientos que tengo hacia él. Todo es producto de las oxitocina.

Lo miro y esos ojazos azules penetrantes terminan de conquistarme por completo.

¡Dios mío! ¡Monumentazo de hombre!

Sea de quién fuere que haya dicho eso en el pasado, mientras aun yo lo odiaba y todo el mundo lo alababa, tiene mucha razón. Mike tiene el porte de un maldito y elegante monumento el cual no quiero y no voy a dejar ir.

Lo abrazo mejor y cierro mis ojos por unos instantes.

Solo caminamos por las calles, riéndonos, abrazándonos y queriéndonos. Me encanta. Caminamos junto al río, el viento es fresco y alzo mi rostro para sentirlo mejor.

COMANDANTE INFALIBLE ©Where stories live. Discover now