CAPÍTULO 34

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Sasha Quillan

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Sasha Quillan

Diana no deja de llorar, Mike trata de convencer a Victoria que no haga esto y el resto de nosotros estamos por empezar a romper el vidrio blindado más grueso que hay en el mundo.

Nadie más se quiere quedar aquí en las celdas.

Mike no soporta saber que Victoria está siendo torturada de nuevo, y más aún que David lo hace enfrente de sus propios ojos, pero no puede hacer algo.

Eso lo carcome. Lo sé, pero lo que ahora más duele es que ella lo está dejando ir, lo deja para salvarnos a todos de lo que pueden llegar a hacernos.

—Victoria, no digas que me quieres y luego no te volveré a ver. No puedes hacer esto.

—Ya está hecho.

Mike se lleva las manos a la cabeza y está desesperado. Sé lo que se siente perder a alguien que amas, Diana casi muere por segunda vez en estos días y sentí que yo estaba a punto de morir.

La respiración se te corta, el corazón late más rápido de lo normal, la cabeza da miles y miles de vueltas y en lo único que puedes pensar es en la mujer que está enfrente de ti, dispuesta a morir por la otra y salir en su ayuda, matar a todos y no volver a recordar este incidente nunca más.

Abrazo aún más fuerte a Diana. No sé qué haría sin ella.

Miro a Victoria y puedo ver lo que sus ojos desprenden. Ella lo ama a él, pero sabe que la única forma de conseguir que nosotros salgamos con vida es si ella se sacrifica una vez más.

—Lo siento.

☠️•💋•🖤•💋•☠️

Escucho un ruido y me levanto. Todos están dormidos, a excepción de Victoria. Casi todo está oscuro, pero puedo verla.

Se coloca todo lo que sacó a los guardias y se acerca a una de las paredes de su celda. Abre lo que parece ser una rejilla y el ducto de ventilación está allí.

Mueve la cama hasta llegar al lugar que quiere y entra en el ducto. Todo los demás se despiertan y ven que Victoria no está. Digo que se mantengan callados en voz baja y veo las cámaras de su celda tapadas. Ahora sé porque Victoria no dijo nada sobre como escaparíamos.

Hay un silencio mortal y miro a Mike. Me acerco a él.

—No es por nada, pero ella es más inteligente que tú —él me mira.

—Primero la abrazo y la beso, y luego me vengo por lo que me hizo pasar.

Sonrío.

—¿Dónde está? —pregunta Seth.

Hay unos minutos de silencio y la rejilla del ducto de ventilación que está en el centro del pasillo, se cae al suelo con fuerza. Luego ella desciende.

COMANDANTE INFALIBLE ©Onde histórias criam vida. Descubra agora