Capítulo 37. Débil.

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McFly - POV

 

Me moví hacia la orilla de mi camilla y vacié mi estómago en una brusca arcada. Jadeé en busca de aire limpio pero todo aquí apestaba a una rara combinación de medicamento y mi cuerpo. Me estiré sobre la cama para poder mirar hacia el techo y casi podía ver cómo copitos de nieve caían sobre mi piel. El único problema era que una parte de mi drogado subconsciente sabía que esa nieve no existía y mi adormecimiento se acabaría en unos minutos más.

Me senté en la camilla y abracé mis rodillas. Cerré los ojos, había pasado solo un día desde que había visto algún familiar mío y dudaba seriamente que se me acercaran a hablarme. Eso era mejor. No tenía que luchar con esa desgraciada multitud para poder convencerlos de que yo estaba bien. De que éste era mi verdadero carácter y de que no necesitaba a nadie.

Miré hacia la rendija donde me proporcionaban la comida y los medicamentos. Todos los días cuando el sol apuntaba hacia la pared de la puerta, dejando al menos unos dos centímetros de distancia, Owen dejaba mi medicamento en la rendija. No pasó mucho tiempo antes de que él me dejara las pastillas de colores en su lugar debido.

Me levanté, tomé las tres y las eché en mi boca para luego tragarlas con el pequeño vaso de agua que habían dejado también. Cerré los ojos y mi corazón comenzó a acelerarse mucho. Coloqué las manos en el filo de la cama y me apoyé ahí tratando de regular mi respiración. Mi corazón estaba demasiado acelerado. Mis rodillas se doblaron y caí al suelo. Gemí tratando de controlarme y cuando por fin mi ritmo cardiaco descendió su velocidad, mi respiración se controló y mi cabeza dejó de doler.

Me levanté y me senté en mi camilla esperando a que el enfermero me dejara salir. La espera me hizo cabecear un poco puesto que los medicamentos me adormecían después de darme el arranque de adrenalina. Mi corazón terminaría más que dañado si no regulaba la administración de las drogas experimentales que Owen me proporcionaba.

¿Quién era Owen? Oh, el anciano que me observaba siempre que estaba en las clases, en el comedor, o en alguna de mis sesiones. Brendon no me dejaba mucho hablar con él, pero la realidad, es que el tomar su medicamento me hacía olvidar todo. Me hacía dejar de pensar tanto en mis palabras y simplemente soltar todo lo que había en mi interior. Era como si apagara toda consciencia de bien y mal y simplemente me dejara a mí… me dejara a mí y a mi monstruo interior.

La puerta se abrió. Me levanté con rapidez y tomé la toalla que colgaba en la parte trasera de la puerta. Caminé por el pasillo hasta las regaderas y tomé una ducha corta. Necesitaba llegar a mi primer clase. Era algo así como la primer plática del día. En ella hablabas sobre el sueño que tuviste. Muchas veces yo simplemente cerraba y abría los ojos. Pero hoy tenía uno interesante qué contar.

Cuando llegué, solamente estaba Anna, la psiquiatra o lo que sea que ella fuera. Unos dos pacientes a los que nunca había visto esposados a sus sillas. Rick, Roger y un par más que estaban ahí como yo… a la fuerza.

-Buenos días, ¿cómo han dormido? –ninguno respondió. Todos la mirábamos como si fuera la carnada del día de hoy. La pobre chica no sabía de lo que era capaz este grupo-. Espero que hayan tenido sueños interesantes que nos puedan compartir el día de hoy.

- ¿Te puedo hacer una pregunta? –inquirió  uno de los nuevos, en su camisa decía “Eyran”.

- Claro –respondió ella con media sonrisa.

- ¿Por qué te hiciste psiquiatra? –ella tragó saliva y se encogió de hombros. A mí también me interesaba la respuesta, especialmente porque quería tomar de ella para poder leerla. Para reconocer su comportamiento y saber sus bases.

Ps: I Love You (Original) IIOnde as histórias ganham vida. Descobre agora