Ps: I Love You (Original) II

Capítulo 2. Volviendo a Casa.

 Hero/Heroine – Boys Like Girls.

 

Cuando el avión aterrizó y por fin nos dieron pase de salida, tomé mi mochila con suficiente ropa para solo un fin de semana. Caminé hacia la terminal donde se supone que nos deberían de recoger. Vi a un niño con una hoja blanca de papel con mi nombre en ella marcada con un marcatextos verde fosforescente. Negué mientras me acercaba al pequeño.

Él al verme alzó los brazos y yo caminé hasta sí, lo tomé en mis brazos y él con sus pequeñas manitas se acurrucó sobre mí-. ¿Dónde está tu mamá?

-Allá –señaló a la chica que estaba parada al lado de una máquina expendedora de dulces, negué mientras caminaba hacia ella.

-¿Sabe que pueden robarte? ¿Qué si llegaba un señor y te abrazaba y te llevaba? –pregunté mirándolo y él rió-. ¿Qué harías?

- Gritaría así –dijo mirándome-. ¡AUXILIO, ME ROBAN, ME ROBAN, ME ROBAN! ¡Mami, mami! ¡Este señor me quiere robar!

- ¡Nicky! –regañé y todo el mundo me miró-. Cállate, pensarán que te estoy robando yo –dije alarmado y dos oficiales rápidamente se me acercaron.

- Niño, ¿conoces a este hombre?

- Eh, es un malentendido, le estaba diciendo que qué haría si alguien lo trataba de… -intenté decir.

- A usted no le pregunté –dijo el oficial. Estúpido. Se me quedó mirando amenazante y yo fruncí el ceño. ¿Quién demonios se creía que era? Digo, yo parecía un vagabundo de vez en cuando y sabía que no me había cortado el cabello en un buen rato ya, pero no podía estar hablando en serio. Idiota.

- ¡Estoy diciendo la verdad! –dije furioso-. Nicholas, diles.

- Yo no lo conozco –dijo Nicky haciendo que la sangre se me helara, me le quedé mirando y él rió divertido mientras se removía en mis brazos.

- Hijo de tu…-dije jalándolo del suéter.

- ¡Maaa!

- ¡Cállate! –grité y Jamaica reía desde lejos.

- ¡Señor, le pediré que suelte el niño ahora!

- ¡Cabrón, vas a ver cuándo te tenga en mis manos! –amenacé y entonces sentí que alguien tiraba de mí hacia atrás dejándome de cara al suelo-. ¡Jamaica!

…

-Vamos, no puedes comportarte tan infantil, solo fue una pequeña broma –hablaba J mientras nos dirigíamos a su casa en el auto del señor Schmidt. No tenía ganas de gritarle, me dolía todo el cuerpo debido al forcejeo de esta mañana. Eran a penas las cinco de la tarde y yo ya había perdido tiempo valioso tratando de explicar que había sido solo un malentendido y que ese niño era más como mi hijo que nada.

Al final Nicky fue con los oficiales y les explicó que solo había estado jugando, que yo era su tío y que con su mamá habían preparado la broma. Para ser un niño de cinco años hablaba las cosas tan claras que asustaba. Odiaba cuando me hacía preguntas serias, yo intentaba responderle de forma fácil, con respuestas cortas y sencillas, pero él terminaba preguntándome cosas aún más complicadas. Al final terminé hablando con él como si fuera un adulto.

 

Había días en los que veíamos a otros niños y él se ponía de mal humor porque él sí se sabía todos los colores y ellos no. Su problema era ser inteligente.