Capítulo 24. Despídete y vete.

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Kodaline – Pray.

 

Estaba en la escuela, impartía una de mis clases favoritas, por lo que mi concentración en ella estaba bastante bien puesta. Los alumnos me escuchaban con atención y la mayoría estaba tomando apuntes. Unos hacían preguntas basadas en un buen fundamento mientras que otros simplemente se limitaban a escuchar. Durante más de cuatro horas estuve aclarando dudas e iniciando un tema nuevo, ya que pronto tendrían el examen de admisión.

Landon estaba en el velero, creo que hoy iría a buscar trabajo, no sé realmente en qué era bueno, pero tenía cara bonita, en algún lugar con meseros lo aceptarían sin problemas, bueno, si es que él lograba mantener ese temperamento bajo control. La gente por aquí era bastante amable, lo que lo hacía más fácil para nosotros. Era un lugar tranquilo, no había personas que anduviera causando problemas por todas partes y tampoco había delincuencia tan alta como lo había en las grandes ciudades.

-¿Profesor? –alcé la mirada, una de mis alumnas más prometedoras me sonrió- ¿puedo hacerle una pregunta sin que se moleste?

- Con esa introducción lo único que has hecho es hacerme sentir incómodo, lo que indica que tu pregunta no me gustará –ella se sonrojó un poco- ¿qué pasa?

- ¿Por qué ya no usa su yeso?

Observé mi brazo, todavía lo tenía adolorido y usaba una venda como protección en mi codo y sobre mi muñeca, cualquier movimiento rápido hacía que todo mi lado derecho doliera. Había sido un gran error quitármelo, pero no lo aguantaba más. No soportaba tenerlo inmovilizado. No imaginaba lo que haría si un día me faltara uno de mis brazos. Demonios, de nuevo Russ en mi mente. Descarté todos los pensamientos y miré hacia Cecily.

-Tuve un problema… terminó mojado y me lo quité –respondí tranquilamente-. ¿Es toda tu duda o también quieres saber cómo se me mojó?

- No, no –murmuró ella desviando la mirada, parecía avergonzarse conforme sus compañeros la observaban y luego a mí.

- Oiga –me llamaron, me giré y Brian Adams estaba medio sonriendo- ¿y no le duele? –asentí- ¿no ha pensado en ponérselo otra vez?

- No me gusta sentirme amarrado –murmuré y varios asintieron- ¿por qué no vino la semana pasada?

- Tenía asuntos qué atender –murmuré mientras me sentaba sobre el escritorio.

- ¿Dónde?

- Londres –murmuré.

- Usted es inglés –dijo una chica con la que nunca había cruzado mirada a pesar de ser mi alumna desde el principio, lo único que yo sabía de ella era que se llamaba Rose.

- Lo soy –respondí rascando una de mis cejas. No me gustaba que me interrogaran, mucho menos que supieran tantas cosas de mí. Era como si me hicieran sentir un tanto más vulnerable.

- Con razón su acento, no es como el de la mayoría de nosotros –asentí, no había creído que hasta ahora se habían dado cuenta de mi procedencia. Probablemente era porque temían que yo me los comiera si preguntaran, y creo que estaban en lo cierto puesto que ahora quería callarlos a todos.

- Bien, ahora que saben que tienen un joven, sexy, sensual y muy inglés profesor… vuelvan a sus asuntos o terminaré borrando el pizarrón.

- Yo tengo una duda –me giré a ver a  Fer, un chico que parecía haber pasado en el grado cero más de los años que durabas en terminar la ingeniería- ¿Por qué usted no habla de usted? ¿Por qué estudió lo que estudió? ¿Por qué sabe tanto teniendo menos edad que todos nosotros? ¿Qué es lo que le gusta de enseñar?

Ps: I Love You (Original) IIWhere stories live. Discover now