𝟬𝟮 || 𝙖𝙣𝙙𝙚𝙧𝙨

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Anders


La noche es joven, mis ideas empiezan a crecer, pero la dictadura impide que pueda desarrollarlas. El toque de queda me deja disconforme haciendo que mis ideas se opaquen y que el tiempo que uso para disfrutar de mi felicidad se vean interrumpidos.

Mis ojeras empiezan a desaparecer y esa angustia tan recurrente mi también. Las noches las empiezo a usar para dormir y no para ser quien verdaderamente soy… Las noches las empiezo a usar para dormir y no para pensar en las miles de cosas que hago mal.

La rebeldía crece dentro de mi y dejo de ser la pequeña muñeca de cristal que quería poner contenta a los demás. Empiezo a investigar, a informarme y llenarme de opiniones propias. Empiezo a ser lo que el estado quiere muerto, comienzo a liberar mis alas que pronto serán cortadas, empiezo a ver todo distinto… Todo empieza a quedarme en claro, y empiezo a perderles el miedo, empiezo a crecer y a ser lo que el estado no quiere que sea.

No puedo ocultarme, no puedo parar, no quiero parar… Mis ojos lloran al sentirme diferente y mis emociones cambian, se vuelven cada vez más complejas dejándome más confundida. Pero si hay algo que se es que no soy lo que el estado quiere que sea.

Soy una pequeña estafadora cambiando mis horarios de sueño, soy una ladrona de momentos perfectos impuestos por el estado, soy esa princesa que no logró ser como las demás, soy la que sale con un pequeño grupo de rebeldes a hacer huelga y gritar por las calles lo que somos.

El estado me odia, pero no tanto como yo odio sus leyes. La dictadura me quiere muerta y creo que dentro de poco me tiraran al río con los demás para no incitar hacia la rebeldía. Pero no puedo pararme, no puedo dejar de ser lo que soy, no quiero parar de ser lo que soy.

El estado dictador es mucho más grande y poderoso que yo, pero sigo de pie, sin importarme sus palabras, sin importarme sus golpes, sigo siendo yo, sigo con los mismos pensamientos que nunca se pararon a escuchar, sigo con las mismas ideas revolucionarias que pueden arruinar su dictadura, sigo con el mismo humor que tanto les disgusta, sigo con ese vocabulario tan desagradable para sus oídos, sigo siendo distinta y sigo gritandoles porque se que hablándoles no me van a escuchar.

Sigo fingiendo que duermo por las noches aunque esté escribiendo textos que nunca se sentarán a leer, sigo robando momentos perfectos y dejandoles momentos donde se replantean mi muerte, sigo siendo esa princesa que se desvió de su camino y no es como las demás.

El mismo chip sumiso que le pusieron a todos los demás no entra en mi sistema haciendo enfurecer a el estado dictador, pero nada puede detener mi independencia, nada puede detener el dolor que tengo por dentro, ese mismo dolor que me hace sentir diferente, que me hace gritar, ese que me llena de valor para enfrentarme a este sistema dictador que no permite que personas como yo arruinen todo su esfuerzo lleno de crímenes y estafas tapados por un gran telón.
Soy esto, soy eso que el estado dictador no quiere escuchar, que quiere evitar. Pero se metieron con la persona equivocada, me hicieron mal y ahora no se van a poder librar de mi, no van a poder dejar de escucharme gritar, no van a apagarme, no a mi, no a los siguientes. El estado dictador va a tener dos opciones de las cuales ya se cual van a elegir.

Uno: Escucharan mis gritos, mis ideas, mis delirios. Lo harán sin lastimarme, lo harán en silencio como todos esos que tienen miedo de ser como yo.

Dos: Tomarán de mi, desaparecerán mis ideas, callaran mis gritos, ahogarán mi alma joven, asustarán a mi valentía, y enjaularán mi libertad. Mataran mi esencia y me volverán igual al resto… Pero yo no les tengo miedo, ya no más.


Los Miedos de Ayus Where stories live. Discover now