Lyanna Stark y Rhaegar Targaryen fueron padres de mellizos.
El lobo blanco ya no es solitario pues su otra mitad siempre estará con el.
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Valyria se encontraba en la habitación que le habían dado en el castillo Cerwyn, si todo salía bien podría volver a ver a su mellizo y a Sansa, estaba muy emocionada peor también estaba el miedo de que probablemente no salieran con vida de esa batalla, pensaba en cómo Jon se tomaría el que sería tío de mellizos, en que por fin podría descansar de la guerra, ver crecer a sus hijos y a sus dragones reinar junto a Robb y que Jon fuera guardián del norte, estaba tan metida en sus pensamientos que no sintió cuando Robb llegó a su lado.
-¿En qué piensas.?-pregunto Robb abrazando por la espalda a Valyria y dejando sus manos en su vientre.
-Pensaba en la reacción de Jon al saber que será tío y que estamos vivos.-respondió Valyria.
-Se llevará una gran sorpresa.-dijo Robb besando su hombro.-No quisiera que fueras hasta que ya haya acabado todo.
-Tu más que nadie sabe que eso no pasará, voy a luchar por nuestro hogar.-contestó Valyria.-Pelie a tu lado en el tridente, en el bosque susurrante y en Harrenhal, pelearse a tu lado por Winterfell.
-Lo se, pero en esas batallas no estabas embarazada.-interrumpio Robb.
-Estoy embarazada Robb, no me estoy muriendo, no iré a caballo si es lo que te preocupa, iré en Balerion.-contesto Valyria volteando a besar los labios de Robb.-Tú también podrías montar a Vhagar.
-No, quiero pelear a caballo con Viento Gris y Sombra a mis lados.-dijo Robb.
-Bien me parece bien ahora, ¿por qué no dormimos un rato en lo que está la comida.?-pregunto Valyria.
-Tengo una mejor idea.-respondio Robb besando los labios de su esposa.
El beso que en un principio inició tierno y con amor, se transformó en uno lleno de pasión y necesidad, pronto la capa y el vestido de Valyria fue retirados al igual que la capa y armadura de Robb, la habitación se llenó de gemidos y palabras de amor.
-La isla del Oso.-
Jon, Sansa y Ser Davos se encontraban en la entrada del castillo de la isla del oso, ya habían conseguido que los salvajes pelearán por su causa, pero aún así no eran suficientes, esperaban las respuestas de varias casas norteñas y esperaban que Lady Mormont aceptará unirse a ellos.
Jon entró al gran salón con la frente en alto seguido de su esposa y Ser Davos, al llegar al frente de la gran mesa estaba una niña no mayor de 11 años, al lado de ella un maestre y del otro el que parecía ser un guardia.
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-Lady Mormont.-dijo Jon haciendo una reverencia.
-Bienvenidos a la isla del Oso.-dijo Lady Mormont.
Todo quedó en un silencio algo incómodo por lo que Jon busco ayuda en su esposa quien se aclaró la garganta antes de hablar.
-Recuerdo cuando nació mi señora, le pusieron el nombre de mi tía Lyanna.-comenzó a decir Sansa.-Dicen que su madre era muy bella como lo es usted.
