Lyanna Stark y Rhaegar Targaryen fueron padres de mellizos.
El lobo blanco ya no es solitario pues su otra mitad siempre estará con el.
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Habian pasado ya dos semanas desde que estaban en el territorio de Lord Dustin, quien volvió a jurar lealtad a la Casa Stark y a los Reyes en el Norte, por lo que había llegado el momento de dirigirse a él territorio de los Cerwyn.
Esa mañana Valyria decidió ponerse un vestido de color azul con un capa del mismo azul que hacía resaltar su vientre de cinco lunas, prefirió llevar el cabello suelto y viajar un poco en el carruaje con Lady Catelyn, ya que no quería cansar a Balerion, esperaba que sus bebés se comportarán ya que no quería vomitar su bonito vestido. Su doncella entró en la habitación.
-Mi reina ya ha llegado la hora de partir, la están esperando.-informo Hilaria haciendo una reverencia.
-Gracias Hilaria, ¿mi esposo donde esta.?-pregunto Valyria saliendo de la habitación.
-El Rey la está esperando para partir, alteza.-dijo Hilaria
Valyria solo asintió a lo dicho por su doncella y ambas salieron del castillo donde ya los esperaban todos, al solo ver a su Reina todos hicieron una reverencia.
-Majestad espero su estadía le haya resultado agradable.-dijo Lady Dustin.
-Le agradezco su hospitalidad y esperamos verlo pronto en Winterfell mi señor.-contesto Valyria.
-Nos veremos pronto Majestad,que tengan un buen viaje.-dijo Lord Dustin.
Sin más que decir Valyria fue a él carruaje donde ya la esperaba Lady Catelyn.
-Buenos días mi pequeña.-dijo Lady Catelyn al verla entrar por la entrada del carruaje.
-Buenos días madre, espero no marearme.-dijo Valyria sentándose enfrente de Lady Catelyn.
-Esperemos que no.-respondió Lady Catelyn justo cuando comenzaban a avanzar.
Valyria se asomó por la ventana del carruaje para ver a sus dragones y a su esposo quien se acercó a él carruaje y le dio una sonrisa a Valyria.
