Capitulo 69

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- Christopher se va a dar cuenta, estoy segura. Es un poco estúpido, pero él puede... ¡OH POR DIOS! ¡OH MI DIOS! ¿¡CÓMO NO LO PENSÉ ANTES!? – Me paré de repente dejando a una alarmada Tris sentada en mi mugrosa cama.

- ¿Qué? ¿Qué cosa? – Me giré hacia ella. Había olvidado que no lo sabía.

- ¡Christopher hace esta cosa, que me lee la mente! ¡Y así podría saber en dónde estamos y podría venir cuanto antes! – Tris juntó sus cejas y se paró de donde estaba. Con cautela se acercó y tocó mi frente.

- ¿Ya te agarró una enfermedad por este mugroso lugar? ¡Le dije a Polland que limpiara todo! – Corrí su mano de mi cara bruscamente, y ella se sentó otra vez.

- No tengo fiebre, idiota. Es sólo que... No sé cómo funciona. Y creo que él tampoco lo sabe. Sólo... Déjame probar. – Tris se encogió de hombros y negó con la cabeza, sabiendo que había llegado a un punto de locura en el cual no había retorno.

Me senté en el sucio y polvoriento suelo con asco, y crucé mis piernas. Respiré unas cuantas veces intentando calmarme y cerré los ojos.

- ¿Christopher? ¿Puedes escucharme? – Cerré los ojos con más fuerza y tensé todo mi cuerpo. Hice fuerza y apreté mis puños. - ¡Christopher! ¡Escúchame! – Dije con la voz ahogada de hacer tanta presión con cada parte de mi anatomía.

- Parece que necesitas ir al baño. Con urgencia. – Abrí los ojos y relajé mi cuerpo mientras fulminaba con la mirada a Tris.

- No estás ayudando. – Ella subió sus manos y revoleó los ojos. Volví a hacer lo que estaba haciendo y estrujé mi cerebro todo lo que pude. Mi cabeza comenzaba a doler de la fuerza que estaba haciendo. – Christopher. – Lo llamé una vez más, esperando una respuesta.

- ¿____? – Abrí mis ojos alarmada y tomé mi pecho, porque casi me había dado un paro en el corazón. Miré a Tris, que tenía la misma mirada de "esto es mentira", que siempre ponía cuando algo le parecía increíble.

- ¿¡CHRISTOPHER!? – Dije histérica, mirando hacia el techo, como si se tratara de algún tipo de Jesús. Tris hizo lo mismo que yo.

- ¿Quién mierda es Christopher? – Fruncí mi rostro. La voz, que al parecer era Jesús, había sonado ligeramente ofendida.

No sabía que Jesús pudiera decir mierda.

- ¿¡JESÚS ERES TÚ!? – Tris me miró como si ya no pudiera soportar mis estupideces y yo me encogí de hombros, intentando demostrarle que sólo lo estaba intentando.

- ¡No soy Jesús, imbécila!

Imbécila... Sólo había una persona que me llamaba imbécila.

- ¡TONY! – Gritamos Tris y yo al mismo tiempo. Una sonrisa se formó en mi rostro al reconocer una voz no enemiga dentro de este lugar.

- Claro que soy Tony, par de idiotas. – Me acerqué gateando a la puerta cerrada. Su voz se hizo más fuerte. - ¿Qué mierda están haciendo aquí? ¿Y por qué Polland las tiene vigiladas como si fueran las mentes criminales más peligrosas de nuestra generación? – Tris se sentó junto a mí y apoyó su oreja sobre la puerta.

- No tienes idea del alivio que siento de escuchar tu voz. – Dijo Tris, con una sonrisa. - ¿Cómo está Zoe? – Me había robado las palabras de la boca.

- Ella está bien... Respondan mis preguntas, no hay mucho tiempo. Polland llamó a Rick, y sus supuestos guardias de catorce años se fueron. No puedo abrir la puerta y en cualquier momento vendrán a buscarnos para el primer turno de robos. – Me había olvidado del sonido de su voz. Me había olvidado de cómo era estar aquí adentro. Comes, o te comen.

Christopher Donde viven las historias. Descúbrelo ahora