Capitulo 17

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Ya era viernes y estaba completamente feliz, otra vez. Es decir, era viernes. ¿Quién no ama el viernes? Mañana era fin de semana y eso no podía hacerme más feliz.

En toda la semana había sentido que podría morir de estrés adolescente o algo así. Tenía que estudiar para la semana que viene porque tenía exámenes, Tris me estaba volviendo loca con Johann y todo el asunto de las citas, teníamos que trabajar hasta tarde de lunes a viernes, lo que significaba que no tenía tiempo de estudiar y para colmo, hoy no había visto a Christopher en la clase de biología.

Sí, parecía una estupidez, pero me parecía raro que haya faltado. Bueno, tampoco es que sé qué clase de alumno es, lo conozco hace tres semanas y sólo hemos intercambiado cuatro palabras como mucho.

Sin contar las miradas de acosador que te daba, ____. No te olvides de eso.

Zabdiel estaba evitándome desde el incidente en el pasillo y no sabía por qué. Pero no pensaba preguntarle tampoco.

- ____, la orden de la mesa tres ya está lista. - Bill, el cocinero y barman del lugar me gritó sacándome de mis pensamientos. Me dirigí a la barra y tomé la bandeja con las bebidas y las llevé a la mesa tres. Me senté en uno de los banquitos de la barra y miré a Bill que seguía preparando las ordenes de las demás mesas.

- ¿En qué piensas? - Me encogí de hombros mientras lo veía moverse de un lado para el otro.

- Estudiar, materias, escuela, exámenes... - Arrugué mi nariz. - Creo que voy a explotar. - Él se rió y le dio una bandeja a Sandy, otra de las meseras, para detenerse a mirarme por un segundo.

- No dejes que las cosas te lleven a ti. Ponte los pantalones y maneja tu propia vida. - Se fue al otro extremo de la barra para servirle unos tragos a los típicos borrachos que estaban siempre allí.

Miré de nuevo a Bill.

No era feo...

Vamos ____. Primero, es tu jefe. Segundo, es mucho más grande que tú. Tercero y más importante, él probablemente está casado y tiene hijos.

Pero lo que intentaba decir, era que él tenía unos treinta y tantos años y me hacía recordar a Kurt Cobain. Así de lindo era. Y no sólo me hacía recordar a él por eso, sino que era fanático de Nirvana y además hablaba con esas palabras y daba unos consejos fascinantes que me dejaban pensado. Ya era la quinta vez en esta semana que me daba una frase para calmarme unos segundos y pensar.

- Tenemos que atender las mesas, vamos. - Tris golpeó mi espalda suavemente y me levanté tomando mi libreta. Caminé hacia una mesa que ni siquiera sabía que número era y arranqué la hoja con el pedido anterior. Me paré en frente de quién sea que tenía la vista fija en mí y tomé el lápiz mirando fijamente al papel, sin prestar atención.

- Buenas noches y bienvenido al bar de Bill, mi nombre es ____ y seré su mesera esta noche... ¿Le apetece algún especial de la lista o quiere algo particular? - La frase ya me la sabía de memoria, ya que venía repitiéndola sin cesar la última semana.

- Sí, me encantarías tú en una bandeja. - No levanté mi vista de la libreta pero revolee los ojos.

Esto ya había pasado más de cinco veces este día, y no era porque yo era bonita. No. O estaban borrachos o querían hacerse el macho América en frente de sus adorados amigos.

Los adolescentes me ponen los nervios de punta.

- Lo siento señor, no creo que eso sea posible. - Escuché dos risas y luego un golpe seguido de un muy audible "¡AY!"

- Deja de ser un idiota por un segundo Erick, me pones los nervios de punta. - Levanté la vista al reconocer la voz de Zabdiel.

¿Qué mierda hacia aquí? ¿Me había evitado toda la semana y ahora venía al bar?

Christopher Where stories live. Discover now