Capitulo 34

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Necesitaba calmarme. Necesitaba dejar de temblar. Y necesitaba salir de esta etapa de autismo que de repente había aparecido en mí.

Después de esa extrañísima escena en el bosque, había entrado en shock. Pero un shock muy profundo. Tanto, que ni siquiera me había dado cuenta que Christopher me había cargado por todo el bosque y me había subido a su auto. No me había dado cuenta que estaba conduciendo. No me había dado cuenta que estaba prácticamente congelada. No me había dado cuenta que su chaqueta estaba en mis hombros y no me había dado cuenta que había prendido la calefacción por mí.

Estábamos en un profundo silencio dentro de su auto. Sólo podía sentir su mirada de vez en cuando, penetrarme y hasta podría arriesgarme a decir quemarme la piel.

El auto paró en un semáforo destartalado y los ojos de Christopher fueron a parar a mí. Lo sentía pero no iba a verlo. Y sólo para quitar la posibilidad de la tentación, miré por la ventana. Divisé mi reflejo en el retrovisor y Dios que era fea.

Mi maquillaje corrido, mi cabello lleno de hojas y completamente despeinado, mi camisa desgarrada en una de las mangas y mi cara cubierta de rajuñones que las ramas habían causado.

Era un asco, pero más de lo normal.

Subí mis piernas en el asiento y me hice una bolita mientras el auto arrancaba. Me acomodé aún más adentro de lo que ya estaba de la chaqueta de Christopher y mire al frente.

Me sentía...

No sabía cómo me sentía. Era algo tan extraño que no podía descifrarlo. Era miedo, mezclado con confusión, más un poco de consternación y una pizca de desconfianza e impresión. Y eso sin mencionar la adrenalina que seguía recorriendo todo mi cuerpo.

Quería salir del maldito auto. Quería abrir la puerta a pesar de que estuviera en movimiento, saltar y luego rodar para después correr lo más rápido que pudiera para salir de allí.

Pero sabía que no tendría sentido hacerlo. Primero que nada, lo más probable es que con mi mala suerte y lo torpe que soy, muera en el intento. Y la segunda podría ser que estaba en tan mala forma que la grasa que excedía de todo mi cuerpo, hiciera que rebotase en la carretera y ésa sea la única causa de que no muera. Pero luego tendría que correr, y la grasa no servía para eso, sin contar que Christopher era un maldito Flash y me alcanzaría en el momento en que quisiera alcanzarme.

Recordar que Christopher era rápido, me llevó directamente a lo que había pasado anteriormente en el bosque. Cerré los ojos con fuerza intentando que esa imagen saliera de mi cabeza.

Maldita sea ____, ¿Por qué siempre te metes en problemas cuando no te llaman?

Y es decir, sí, siempre me metía en problemas. ¡Pero yo no tenía la maldita culpa! ¡Los problemas me perseguían a mí! ¿¡Qué se suponía que hiciera!? ¿¡Evadirlos!? ¿¡CÓMO MIERDA LO HACÍA!?

Necesitaba algo, pero no sabía qué. O sí lo sabía.

Necesitaba que nada de todo esto hubiera pasado.

Necesitaba que Christopher no fuera lo que pensaba que era.

Necesitaba una máquina del tiempo para sacar mi culo del bosque antes de que ese loco apareciera.

Necesitaba haber perdido todos mis sentidos por esa maldita hora o más en la que el maniático había aparecido.

Necesitaba que mis malditos padres no me hubiesen dejado en un maldito orfanato en el que me enseñaran a maldecir tanto y usar la maldita palabra de Dios en vano todo el maldito tiempo.

Pero sabía que lo que pedía era imposible.
¡MALDICIÓN! ¿POR QUÉ MIERDA NO LE HICE CASO A KEY?

Todo esto era una mierda. Siempre todo era una mierda para mí.

Christopher Where stories live. Discover now