Capitulo 51

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- ¿Ya terminó? - Bueno, no estaba muy feliz y de buen humor por todo este
asunto. Eran las siete de la tarde, estaba completamente oscuro y nosotros
estábamos perdiendo el tiempo aquí, en el maldito partido de fútbol americano.

Ni siquiera sabía que Oak Hills tenía audiciones de porristas. Ni siquiera sabía que Oak Hills tenía un grupo de porristas. NI SIQUIERA SABÍA QUE OAK HILLS TENÍA UN EQUIPO DE FÚTBOL AMERICANO.

- ____, ni siquiera ha empezado. - Johann me sonrió mientras suspiraba con
cansancio. No me gustaba estar rodeada de gente con la cara pintada y
banderas y todas esas cosas que yo no tenía. Además gritaban, me ponían
jodidamente nerviosa. Decir que Johann había comprado comida, si no, no iba a poder soportarlo por mucho más tiempo.

- No entiendo por qué todos están gritando, es estúpido. - Metí un par de papas en mi boca.

- Están alentando al equipo.

- ¡No están en el campo! - Metí tres papas más en mi boca.

- ¿Algo más que la malhumorada y molesta _____ quiera acotar como queja? - Junté mis cejas mientras él seguía sonriendo.

- Sí. Estas papas están horrendas. - Metí tres papas más en mi boca.

- ¿Y por qué sigues comiéndolas?

- ¡Tengo hambre! - Todos a nuestro alrededor se pararon repentinamente y los gritos se hicieron más fuertes. Johann y yo nos paramos de puro instinto para ver a las porristas entrar con sus pompones y uniforme perfectamente limpio y planchado.

Qué asco.

- Está hermosa. - Miré a Johann que estaba completamente embobado observando a Tris con una sonrisa.

- Ya, ella siempre está hermosa tonto. - Las porristas comenzaron con su rutina de baile y piruetas, y para ser sincera, no lo hacían tan mal... Bueno, nunca jamás en mi vida había visto a un grupo de porristas, nada más en Triunfos Robados, pero esa era una película. Tris coordinaba sus piernas con sus brazos, lo cual logró sorprenderme diez veces más. - ¡VAMOS TRIS! - Grité alentándola, Johann hacía lo mismo. Al finalizar su rutina, sacudió sus pompones y nos encontró con su mirada, su sonrisa se hizo más ancha y nos saludó con su mano. Nosotros hicimos lo mismo para luego aplaudir al equipo de fútbol que entraba a la cancha. No tenían pinta de ser buenos. - ¿Qué tan malos son? - Le pregunté a Johann mientras nos sentábamos para ver como el equipo contrario entraba en la cancha. Él rió.

- Apestan.

Uf, esto va a ser aburridísimo.

(...)

Creo que si de verdad no fueran tan malos, estaría prestando atención a esto y no se volvería tan aburrido. Es decir, me gustaban los deportes, más que nada mirarlos, y si ellos pudieran dar un espectáculo que valga la pena, vendría a todos los juegos a alentarlos. Claro que ahora, con su nueva carrera de porrista, Tris querrá que venga a todos los partidos con Johann para darle aliento. Lo cual no tiene sentido, ya que la porrista es ella, o sea que ella es la que debe dar el aliento. De cualquier manera, las gradas estaban llenas a pesar de ser invierno y estar al aire libre, la gente estaba abrigada, claro que Johann estaba más abrigado de lo normal, por todo el asunto lobuno y del frío, que no llegaba a comprender, pero tampoco iba a preguntarle. La verdadera pregunta era: ¿qué hace toda esta gente aquí, cuando podría estar en su casa, comiendo o leyendo o trabajando o
haciendo algo mucho más productivo para sus vidas que esto, nada? Entendía que era un pueblo pequeño y que todos se conocían con todos, pero, por favor, estos chicos apestan. Mi dedo gordo del pie tiene más talento para el fútbol americano que todos ellos juntos. El entrenador seguro querría cortarse las pelotas. Aunque que lo hiciera me pondría feliz, porque era mi profesor de gimnasia también. Si se las cortaba, tendrían que llevarlo al hospital y se quedaría ahí por días. O sea que nada de correr vueltas en el gimnasio, o sea, ____ feliz.

Christopher Donde viven las historias. Descúbrelo ahora