Capitulo 7

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En la hora del almuerzo me senté junto a Tris que seguía indignada con todo el escándalo de Johann.

- Supéralo de una vez, Tris. - Dije tomando un poco de mi espagueti.

Hey, la comida de la escuela no es tan mala. Es eso, o de verdad tengo problemas con la comida.

- Piensa que te hice un favor. - Le dije con la comida en mi boca, ella me miró mal.

- ¿Qué clase de favor es gritar, no sólo frente a él, sino también en el pasillo donde la mitad de la población estudiantil estaba presente, que me gusta su trasero? - Dice completa y totalmente histérica. Bueno, si lo pones de esa manera, soy una pésima mejor amiga.

- Tú nunca ibas a animarte a decirle que te gustaba. - Tragué la pasta en mi boca - Así que, para el futuro el no tendrá que hacerse la maldita pregunta que hace que cualquier chico dude antes de invitarte a salir. - Hice una pausa dramática y ella subió una ceja. Odio cuando la gente hace eso, yo no puedo hacer eso. Maldita sea.

Revolee los ojos ante su gesto y hablé. - "¿Y si no le gusto y me rechaza?" - imité a la perfección la voz de un chico y Tris rió.

- Está bien, eso es cierto, tienes razón.

¿Cuándo no la tengo?

Asintió dándome la razón, yo metí un bocado de pasta en mi boca como premio ante esas palabras.

- ¿Pero y si yo no le gustó? ¿Y si se asusta con lo que pasó y piensa que soy una maniática que quiere acosarlo? - Su tono de verdad mostraba angustia, y la manera en que revolvía la comida me confirmo lo que pensaba.

- Mira Tris... - Dije deteniéndome a mirarla y tragando mis espaguetis. - Eres bonita, eres simpática, tal vez un poco gritona y de acuerdo, no eres perfecta, pero nadie lo es. - Ella me sonrió. - Cualquier chico tendría suerte de tenerte y no lo digo porque soy tu mejor amiga, estoy hablando en serio. Y si ese chico lindo no ve lo que yo veo y un millón de personas también ven, pues entonces es un imbécil. - Ella tocó su pecho y abanicó su rostro como si estuviera a punto de llorar, luego toco mi hombro y supuse que las palabras bonitas venían para mí ahora.

- Diría lo mismo de ti, pero tienes salsa en la barbilla. - Sonrió como si lo que hubiera dicho hubiese sido tierno y sacó su mano de mi hombro.

Uno desperdicia saliva en palabras bonitas para hacer sentir bien al otro, y ellos sólo te entregan su desprecio.

Revoleé los ojos y tomé una servilleta de papel para limpiar mi cara.

Una chica delgada y bajita caminó hacia nuestra dirección mientras saludaba con una mano a Tris y sostenía una bandeja con comida en la otra. Llevaba zapatillas, un short color negro y una remera rosa que hacía juego con la gran gomita elástica del pelo que llevaba en su cola de caballo.

- Hola Tris - saludó alegremente y se sentó en una silla. Sus ojos eran de un color marrón oscuro y su cabello era negro como el carbón. Muy bonita a decir verdad.

¿Es que acaso todas las chicas y también los chicos eran así en este pueblo? ¿Por qué no pueden repartirse alrededor del mundo para hacer de éste algo más bello? Que injusticia.

- Caitlyn - habló Tris - ella es mi hermana ____ Brooks. ____, ella es Caitlyn Adams, se sienta conmigo en Historia. - Estreché su mano y sonreí.

- Un placer. -Dijo - Espero que no te moleste que me siente aquí, mi mejor amiga Sam estaba enferma hoy y no vino a clases. Y como tu hermana es tan buena me ofreció sentarme aquí.

- Espera... ¿Sam Lynch? - Ella asintió.

- ¿Cómo lo sabes? - Tris y ella me miraban con sorpresa.

Christopher Where stories live. Discover now