Capitulo 30

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- Maldita sea ____, si fuera hombre probablemente tendría que estar calmando una erección en este momento. Te ves muy sexy. Te violaría. Es más, creo que ya me excite.

No pude evitar soltar una carcajada.

- ¿Debo decir gracias?

- No debes agradecer, es la verdad. No sé por qué no te vistes así más seguido, le causarías un infarto a más de uno.

No sabía si Tris estaba halagándome porque de verdad estaba linda o porque era mi mejor amiga y tenía que hacerme cumplidos.

Tenía un jean ajustado hasta tal punto que prácticamente no podía respirar y una blusa negra algo transparente metida dentro del pantalón. Como era una fiesta en un bosque, tomé unas botas cortas que me hacían un poco más alta, pero no tanto.

- ¿Estas segura de ponerte tacones? - Tris se había parado en frente del espejo de mi habitación, tomó mi perfume y se lo puso en el cuello.

Llevaba un vestido de color negro con pequeños brillos plateados, ceñido en la cintura y unos tacones plateados que hacían sus piernas diez veces más largas.

- El glamour se encuentra en todos lados mi querida ____, el bosque no es un límite. - Revoleé los ojos.

Lo más probable era que ella cayera en el barro y yo ensuciara mi trasero para sacarla de allí.

- Como digas. ¿Johann te dijo a qué hora venía por nosotras?

- No, pero si me dijo que nos iremos de la fiesta antes de medianoche.

- Cosa que no va a pasar.

- Claramente no. - Ambas nos reímos y sentimos como el timbre sonaba.

Tomamos nuestras cosas y bajamos. Johann y Key nos esperaban parados el uno junto al otro. Tris se dirigió directamente a Johann para besar sus labios. Puse mis manos en los bolsillos traseros de mi pantalón y me acerqué a Key. Dios, tenía mucha vergüenza por lo que le había dicho hoy en la tarde.

- Te ves preciosa.

Estúpidos hombres que no entienden el efecto que causan esas palabras en las mujeres.

- Gracias. Estás guapo. - Y era verdad. Maldición que sí lo era.

Tenía unos jeans ajustados en sus tobillos de color rojo y llevaba una camisa negra arremangada hasta sus codos. Zapatillas Converse negras y tenía su cabello parado hacia arriba. Todo eso y su deslumbrante sonrisa lo convertían en un chico por el cual te voltearías a ver en la calle. Era guapísimo, y no había forma de contradecirlo.

- ¿Vamos? - Asentí con la cabeza y él rodeo mis hombros con uno de sus musculosos brazos para conducirme hasta el auto.

Johann estaba callado. Pero no callado como siempre: tímido. Estaba callado raro. Callado enojado. Callado irritado. Y por la manera que veía a Tris, y Tris lo veía a él imaginé que había problemas en el paraíso.

- Johann no quiere que vayan a la fiesta. Sinceramente no es un ambiente agradable para ustedes. - Me giré a ver a Key que me susurraba. Estaba sentado junto a mí en el asiento trasero del auto de Johann.

- ¿Por qué? - volví a susurrar. - ¿Qué hay? ¿Drogas? ¿Alcohol? ¿Desnudos inminentes? No creo que nada sea tan malo como para ponerse así.

- Créeme. No es nada de lo que te imaginas.

Okay. Creo que esta es la parte de la película en que me asusto... ¿Que seguía? Ah sí, el asesinato.

Luego de dar vueltas y vueltas por la carretera, encontramos el camino para entrar por el bosque hacia la fiesta. Tris estaba más enojada con Johan ahora, porque lo acusaba de haber alargado el camino para que no llegáramos a la fiesta. Y por supuesto que yo pensaba lo mismo.

Christopher Where stories live. Discover now