Capitulo 55

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Bajé del auto lo más rápido que pude y toqué la puerta con fuerza para que pudieran escucharme. Claramente todos iban a escucharme, pero de todas maneras, la desesperación y la exageración corrían por mis venas. Gina abrió la puerta y podía notar sus ojos algo irritados.

- ¿Cómo está? - Ella hizo un extraño puchero con sus labios tragándose las lágrimas que querían salir por sus ojos.

- Mal. - Abrió sus brazos y me envolvió en un fuerte abrazo que me dejó sin aire. Literalmente. La rodeé con mis brazos y acaricié su espalda intentando tranquilizarla.

- ¿Puedo verlo? - Gina se alejó de mí y antes de entrar en la casa, vi a Christopher salir del auto, más irritado y callado de lo normal. Al parecer, esto era serio. Los tres entramos en la casa y subimos las grandes escaleras de madera hasta llegar a la habitación de Zabdiel. Su puerta estaba abierta y podía verlo dormir. Me tapé la boca cuando me di cuenta de su aspecto. Su piel estaba casi gris, sus labios estaban pálidos y tenía ojeras bajo sus ojos. Estaba cubierto de sudor, pero su cuerpo temblaba.

- Voy a buscar su sopa. Tal vez hoy sí quiera comer. - Christopher y yo nos quedamos parados en la puerta, no contestamos. Estaba demasiado sorprendida de ver a Zabdiel así. Él siempre parecía tan feliz y lleno de vida y alegría. Ahora parecía... Consumido. Como si tuviera algún tipo de enfermedad terminal y su tiempo hubiese llegado.

- ¿Qué le pasó? - Salió de mis labios sin que yo quisiera. Todo esto era tan jodidamente raro.

- Lo que nos pasa a todos, ____. - Lo miré juntando mis cejas sin entender. - Sangre.

- ¿Sangre? ¿No se supone que cazan animales? ¿Por qué no le traen un maldito topo y terminan con esto de una vez? - Christopher negó con la cabeza.

¿Es que acaso ahora los topos estaban en peligro de extinción?

- Somos vampiros. Necesitamos de sangre humana para sobrevivir. - Junté mis cejas y antes de que pudiera replicar algo, él habló. - Si no bebemos de ella, morimos. No importa que te alimentes de ciervos o pumas o lo que sea que encuentres allí afuera, siempre vas a necesitar de sangre humana aunque no quieras beber de ella. Es nuestro alimento. Tarde o temprano vamos a necesitarla. Y cuando la necesitas y no bebes de ella, esto sucede. - Miré a Zabdiel sin poder creer lo que Christopher estaba diciendo. - Se rehúsa a beber sangre de un humano. A pesar de que el humano no se haya muerto y Gina haya robado unas cuantas donaciones del hospital. Él no quiere saber nada con ella. Y termina a punto de morirse. Casi siempre.

- ¿Pasa todo el tiempo? - Pregunté. Sinceramente, esto era nuevo para mí.

- Una vez al mes, más o menos. Es como el período. Pero completamente al revés. - Me hubiese reído, pero no estaba para escuchar ningún tipo de chistes, ni siquiera los de Christopher. - Pero va aumentando a medida que cumplimos más y más años. Hasta que llega un momento en que comienzas a depender de ella, y terminas convirtiéndote en un cazador, aunque no lo quieras. Es por eso que Zabdiel no quiere beber de ella. Cree que así el proceso será más lento y nunca llegará a convertirse en lo que siempre debió ser. Pero está equivocado. - Lo miré mientras me apoyaba en el umbral de la puerta.

- ¿Te ha pasado alguna vez? - Christopher apretó la mandíbula y miró al suelo.

- No. - Sentía que esta conversación lo ponía incómodo. - Nunca he dudado de beber sangre humana. Jamás. Aunque no es algo que me enorgullezca, es la verdad. - Asentí con la cabeza intentando demostrarle que no lo juzgaba. Era algo que él necesitaba hacer para vivir. Y aunque la vida en sí era una mierda, todos queremos vivirla.

- Aquí está. - Ambos nos giramos a ver a Gina que llegaba con una humeante sopa en sus manos.

- ¿Puedo dársela? - Gina miró a Christopher y él la miró a ella. - Me gustaría hablar con él... Ya saben, hacerle entender que necesita... Comer... - Chris asintió y Gina me tendió el plato.

Christopher Where stories live. Discover now