Feroz. Aullidos {Capítulo 39}

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La tormenta arrasaba con la isla, las olas con furias golpeaban las rocas y embarcaciones dormidas. El pueblo dormido, las bestias audaces por instintos hacían por lo mismo en permanecer resguardados en cuevas o sitios abandonados.

John era el único que permaneció despierto viendo la tormenta por la ventana.

Advertencia: Otra parte con escenas explícitas.

Esa misma madrugada fue que se había entendido con su hermanastra, había recordado, - Recordó una hora después de que ella se durmiera.
- recordó lo que le hizo inconscientemente ensueño, esa vez, aquella vez; así había sucedido: Cuando la estaba abrazando en aquel vestidor MEN, sin querer, unos minutos antes ya le había ocasionado el efecto con el cruce de visión, se cruzaron, se habían mirado a los ojos más tiempo de lo pensado, y John sin darse cuenta había activado su ojo telepático, la chica se había quedado encantada por el color de sus ojos, - Lo cual eso era natural. - por desgracia. ¿Y qué pasó luego? Agradecida por la ayuda, John no pudo resistirse a la dulzura de ella y la abrazó con ternura, le dió un par de besos, así habían sido unos dos minutos, pero cuando John al percatarse con seria preocupación que algo no estaba bien se había apartado apenas de ella, terminando encontrandola envuelta en shock.
Y lo que ahora John no podía olvidar lo recordado fue que durante ése ensueño había tenido sexo con su propia hermanastra, recordó esa realidad falsa vívida como si lo hubiera hecho de verdad.

John Grangerford estaba aturdido por lo que le hizo, tanto eran sus emociones que pronto le empezó a entrar calor en la sangre, dentro de su cuerpo le era como un volcán a punto de entrar en educación. Se preocupó y susurró:

"Qué... ¿qué me está pasando?"

Así que sofocado se abrió a lo brusco la camisa de dormir rompiendo los botones, se abrió en par quedando el dorso descubierto. Nervioso se aproximó junto al espejo y notó, notó su piel, se miró muy mal, teniendo toda su piel colorada y sudorosa. Pronto, lo siguiente luego sintió un cambio nuevo que le venía, algo que no podía controlar, como aquella vez; a esa estudiante que casi la destroza por el apetito sensual y hambriento. Y ahora le estaba viniendo de vuelta, no podía controlar el deseo, así que dejó de mirarse a su reflejo, su consciencia se apagó, giró y comenzó a encaminarse hacia la cama de su acompañante dormida.

Desdé la punta de la cama se trepó con seducción y comenzó a gatear por su cama encima de ella hasta llegar sobre Elizabeth. Ella dió una mueca con la cara dormida y se giró en posición de espalda al colchón, de repente inconsciente empezó a sentir una mano deslizándose por lo largo de su pierna interior, al principio le era un tanto placer pero al rato se sintió incómoda, luego sintió unos besos húmedos en su hombro y por encima de su pecho, también eso la incomodó, por último sintió al costado de su labio algo húmedo y desvió la cara a un costado resistiendo a seguir dormida, hasta que captó que el cuerpo era pesado y caluroso y eso la obligó a despertarse de un brinco.

No era un sueño, era real, John estaba sobre ella pasando la lengua sobre la panza e iba descendiendo abajo y más abajo. La chica gimió estremecida, no podía permitirse que pasara de vuelta ése acto morboso, así que le dió una patada en el hombro de él. John gruñó, y de a poco levantó la mirada a encontrarse con sus ojos asustados. Lo que notó Elizabeth que el chico que había conocido no era el mismo, no parecía humano, tenía colmillos y dientes caninos, y hasta tenía grietas rojizas en su rostro.

Elizabeth sintió un golpe de susto cuando John se regresaba a ella gateando hasta posicionarse arriba, ahora la tenía acorralada y le gruñia como un perro. Sentía ella que la iba a matar, así que no tuvo una mejor idea que despacio, muy despacio alzar la mano y tratar de acariciar su mejilla...

"No sé que hacer" —La chica pensó, teniendo los labios temblorosos.

El cielo tronaban con furia y los relámpagos se reflejaban en todo el cuarto.

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