Feroz. Aullidos. {Capítulo 17}

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Después de lo ocurrido y a su regreso a casa a pie los dos, John al cruzar el umbral de la puerta del cuarto fue caminando como un zombie y se lanzó boca abajo a su cama con los brazos extendidos. Elizabeth lo vió como se derrumbó el chico devastado quedándose completamente inmóvil.

Elizabeth sus intenciones era ocultar bien los golpes que le dieron y la expresión de dolor en su rostro. No quería que nadie se sintiera culpable por lo que hizo.
Se sintió que pasó la prueba y que nadie se daría cuenta de que fue golpeada. Elizabeth estaba segura que podía con esto sola, y que ni siquiera su hermanastro había percatado que sus amigos la golpearon porque en aquel momento se encontraba drogado.

Llegó el domingo, John Grangerford continuó drogado durmiendo de la misma postura boca abajo en que se quedó. Elizabeth cuando iba a comer con la familia inventaba que John no se sentía muy bien por las muertes de esos chicos encontraros; no había otra, era la mejor excusa para que sonara creíble, y la señora Rakel se lo creía con una sonrisa en su rostro y diciendo:

— Oh pobrecito... Debió conocerles. Va a necesitar todo el apoyo posible. Tú más que nadie sobretodo, debe estar a su lado.

Y el hombre miraba en silencio a la vez que comía.

Pero Elizabeth le preocupaba lo inventado, cuando sepa Grangerford que dijo una mentira como esa... podría matarla.

Suspiró la chica cuando se asomó con cuidado detrás de la cortina y lo vió dormido todavía como un muerto y con respiración agitada.

"Ha estado así 14 horas durmiendo sin despertar."

De pronto se rubodizó Elizabeth, no supo porque, pero al detenerse verlo dormir le recordó a papá cuando lo veía dormir tan lindo las siestas, recordó que se sentaba en la otra esquina del sillón y se ponía a leer un libro mientras papá dormía sin roncar, sinó que éste respiraba ligero.

"Caray, dios mío. Ambos se parecen de lindos que duermen..., excepto que Grangerford es... como ver a un Dios durmiendo." - Pensó la chica y se encogió de hombros a la vez que se estremeció y se llevó un dedo apoyar en los labios, luego se mordió la yema del dedo.

* * * *

Elizabeth iba tanto a tanto a revisarse en el baño los moretones violetas. Se levantaba la remera y hacía un gesto de repulsión al ver lo feo que se veían esas marcas de golpes. A veces a ella se le cristalizaban los ojos, el dolor le afectaba. Temía ir a la farmacia del pueblo y que luego alguno de los empleados le contara a la señora Rakel u a () y se enterarán lo que le pasó.

Domingo por la tarde.

Elizabeth corrió la cortina y se sentó en la cama para observarlo dormir. Se hacía cientos de preguntas: ¿Recordará algo cuando despierte? ¿No lo hará y dejará todo en el pasado? ¿Se hará el distraído y fingida que nunca pasó? ¿me volverá a reprochar e insultar?

De repente John se movió y torció el labio a la vez que se giró en la cama sin abrir los ojos, se metió una mano debajo de su remera dejando al descubierto un poco su abdomen algo marcado por ejercicios.

La chica se rubodizó, se puso de pie agarró la sábana que estaba a un lado y lo arropó.

Después de hacer ése acto, nuevamente corrió la cortina para dejarlo dormir otro poco. Elizabeth pensaba que si se hacía de noche lo iba a samarrear para que despertara a comer algo.

Más tarde. 18:40

Se acercaba la hora de la cena, Elizabeth antes de decidir despertarlo fue primero al baño. Se levantó la remera rosada que tenía bordado un dibujo de un oso, vió de nuevo los moretones, en está ocasión se estaban tiñendo a un color oscuro.

Feroz. AullidosWhere stories live. Discover now