Feroz. Aullidos [Capítulo 4]

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John. G.

Dejé atrás en las escaleras electrónicas a mi primo que es un dolor de cabeza, me adelanté para alcanzar el subte.
Cuando estuve a punto de entrar, las puertas se me cerraron en la cara.

¡Ay! -protesté. - me lleva...

No. Bueno.

Allí viene Thomas, el ridículo primo cuatro ojos. Bajaba las escaleras y sacudía los brazos en reclamo:

— Johnny, Johnny... —me llamaba por lo alto y algunas personas volteaban la cara para mirarnos. Ay, me avergüenza. Es por eso que quería deshacerme de él. - Johnny... ¿me ibas a dejar? ¿Eh? ¿Te escapabas de mi? ¿Eh? Johnny...

— Cállate, marica. Nos mira. ¿Qué te pasa?

— ¿Soy tan ruidoso para tus oídos biónicos? ¿Eh?

— No, eso no es. Es... sólo que... te comportas como un tarado.

— ¿Y por eso te adelantaste?

Tommy, lo hacía por...

— No quieres que la gente te vean conmigo... ¿me equivocó?

— ¿Qué decís? Amigo, no. Bien, te lo diré a dónde me quería ir. Tengo cosas que hacer antes de... ir ayudarte en la taberna.

— Tienes cara de urgencia, Johnny.

— Pues..., ya. Déjame de llamarme a los cuatros vientos "Johnny" cuatros ojos.

— Pero si te llamo Johnny es porque te...

— ¡No lo digas! No lo digas. — Uf, lo detuve a tiempo antes de que unas lindas niñas adolescentes nos escucharán y se rieran de nosotros. - Bien. Vamos a comprar unas latas de jugo mientras esperamos el próximo tren.

Thomas es un chico de cabello corto castaño tirando negro, delgado y alto, tez blaquito, ojos azulados, labios algo gruesos, con lunares al costado de la frente, usa anteojos de pasta lo cual lo hace ver patético. Es un chico bastante nerd en ciertas formas pero buena gente, es inquieto y le gusta esforzarse de más trabajando. Tiene 27 años, y es mi primo que insiste ayudarme en que me vaya a vivir con él en su departamento...

De hecho es buena idea, pero está viviendo bajo el mismo techo con Valentina, ex novia mía, o sea la tecladista de la banda. Eso para mí es un problema. Somos ex, por ello que le miento a Thomas que está todo okey.

Esperé que Thomas se fuera al baño y aproveché a escaparme. No iba a tomar el subte, iba a ir en colectivo. Así que una vez afuera de la superficie, vi el colectivo que pasa por Tribunal cada 38 minutos, y corrí como loco para alcanzarlo.
A estar un metro de llegar, el colectivo cerró sus puertas en mi cara, le golpeé la puerta al chófer pero esté negó con la cabeza y se mandó marcha.

— ¡Mierda! ¡Al carajo! — me quejé como un niño mocoso. - Ay, hoy no es mi día. Me lleva otra vez...

Lo observé al colectivo de porquería alejarse cada vez más y más.

Si tenía tantas malas suerte entonces esto significa que era una señal de mal augurio, algo... o una persona se metería con mi vida, y no es mi primo, de eso estoy segurísimo.

Soy un chico supersticioso aunque no me guste, y de recibir vibras y energías de auras de la gente que me rodean... eso jamás me acostumbrare.
Por eso mucha gente de está ciudad son patéticas, en vez de mandarlo todo al carajo sus problemas se ponen a lamentarse. Yo no.

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