Pongan la canción para escucharla mientras leen, se llama "Someone you loved" de Lewis Capaldi, si por alguna razón no les va el video que he puesto arriba, busquenla, pero enserio vale la pena ;)
Arlet:
No pude evitar el pequeño sollozo que salió de mi boca al verla. Una mezcla de emoción y tremenda tristeza me invadió. Mi respiración se había descontrolado totalmente. Mi pecho subía y bajaba en base a mis bocanadas de aire y pude sentir como mi cuerpo empezó a temblar poco a poco.
"Angely, Angely, Angely"
Su nombre no dejaba de repetirse en mi mente y no fue hasta sentir el sabor de mis lágrimas que me di cuenta de que estaba llorando.
Corrí hacia ella con intención de abrazarla pero ni siquiera llegué a tocarla. Apenas llegué vi con horror y desesperación como traspasaba su cuerpo y como mis brazos abrazaban al aire.
La volví a ver con tristeza y sintiendo como mis lágrimas recorrían mis mejillas. Eso no me podía estar pasando. Era como si me estuvieran castigando teniéndola delante de mis ojos sin poder sentir su tacto de nuevo. Mi pecho se hundió al volver una vez más a la realidad: nunca podría volver a hacerlo, porque ella estaba muerta y los muertos no volvían a la vida.
En silencio, consciente de que ninguna de las dos, mi yo anterior y Angely, podían verme, me quedé observando la escena. El recuerdo de cómo la había conocido.
–Anda, sal, te hará bien tomar un poco de aire y tenemos mucha comida–arrugó la nariz divertida, como si me estuviera intentando tentar.
–No soy un perro, gracias.
Rodé los ojos, notando como una pequeña sonrisa se posaba en mis labios. Si, no había sido un buen comienzo a decir verdad. Estaba triste y desorientada, por muy guapa que me hubiera parecido la rubia en un principio no tenía intención de ser amable con nadie, no al menos hasta entender que era lo que estaba pasando.
Observé a Angely no queriendo perderme de ningún detalle sobre ella. Tal vez no la pudiera volver a ver así y sentirlo todo tan real en mi vida, aunque me doliera no podía evitar mirarla. Nunca pude.
Era bastante alta, como yo, se podía decir que éramos de la misma altura. Empecé desde su pelo rubio, casi blanco para bajar a su cara. Sus cejas eran bastante pobladas, no exageradamente pero si se podía decir que tenía unas cejas bonitas, aunque dudaba que pudiera encontrar algún defecto en ella. Me permití tomarme un tiempo especial para apreciar sus ojos, durante todo el tiempo que había estado ahí y tal vez durante toda mi vida, jamás había visto ojos más hermosos, unos ojos de color gris que hacía que la gente se perdiera en ellos. En su tiempo llegaba a molestarme que los demás la miraran tanto, como si pensaran que no eran lo suficiente dignos como para tener ese privilegio. Seguí por su nariz fina y llegué a los labios, rosados y carnosos. Tenía demasiadas ganas de volver a besarla... En cuanto a su cuerpo tampoco podía llegar a decir nada malo, era perfecta. Amaba las veces en que me dejaba agarrarla por la cintura, o las veces en que podía admirar sus largas y hermosas piernas. Definitivamente no recordaba haber visto a nadie tan hermoso como ella.
Volví a la escena en cuanto la oí reír por algo que yo dije en su momento.
–Claro que nadie intentará comerte.
"Ah, claro." pensé "No podía ser más estúpida"
-Mira, en serio no se quienes son Newt, Thomas y los demás que has dicho, pero hay mucha gente aquí que te caerá bien. Estoy segura.
Se inclinó hacia la chica, es decir hacia mi, y extendió su mano, animandola a confiar en ella. La vez que la vi así, desde ese angulo y con el sol iluminandola me pareció aún más guapa de lo que ya era. Su sonrisa consiguió que yo también sonriera y finalmente cogí su mano para salir de la caja.
Según recordaba los días siguientes no habían sido los mejores. Mi pequeño show de llegada había hecho que la mayoría pensara que estaba loca o algo por el estilo. La única que estuvo ahí para mi fue Angely. Apenas salía de recorrer el laberinto se dirigía a mi lado para preguntarme qué tal había ido mi día, empezábamos a hablar y para cuando nos dabamos cuenta ya era muy noche. Los demás no tardaron mucho en darse cuenta de lo unidas que nos habíamos vuelto.
No aparté la mirada hasta que vi que las dos chicas se perdían en una de las cabañas para coger algo de comida. Intenté dar un paso hacia delante y así seguirlas pero una vez más sentí como si el suelo se moviera y todo a mi alrededor diera vueltas. Cerré los ojos con fuerza esperando a que pasara y cuando los volví a abrir ya no estaba en medio del claro, sino en una de las cabañas.
"Nuestra cabaña" pensé.
Era un lugar pequeño con una cama de dos, a cada lado de esta un gran tronco como mesilla de noche. En lo que parecía una estantería, justo encima de la cama y cerca de la bombilla de luz que nosotras mismas habíamos llegado a decorar para que no se viera tan simple, se encontraban varias estatuas de madera y arcilla de diferentes formas, algunas de pequeños conejos, otras de algún que otro pájaros de diferente clase, incluso un pequeño jarrón en donde de vez en cuando poníamos algunas flores que nos regalabamos la una a la otra.
Nuestra mejor genialidad era el techo, en donde por un lado de este no había nada de madera sino que un plástico transparente que únicamente poníamos las veces en las que llovía, las otras veces nos dedicabamos a dejarlo tal y como estaba para poder apreciar las estrellas antes de dormir. A fin de cuentas era lo más hermoso de ese claro, lo único que parecía no tener barreras y nos hacía sentir libres. Justo en frente de la cama había una pequeña cajonera en donde guardabamos la poca ropa que teníamos y los productos de higiene femenina que CRUEL enviaba. Se trataba de un lugar pequeño que a pesar de no tener el dinero como para decorarlo de la misma manera en que yo había decorado mi habitación en casa lo habíamos hecho nuestro, un lugar especial en donde nadie nos podía decir nada.
Me quedé quieta en mi lugar, justo delante de la cama en donde había un gran bulto de mantas de donde provenían risas. Se movían, como si se estuvieran haciendo cosquillas. Sonreí un poco.
Una mano apareció por debajo de todo el desastre de mantas y las quitó de una vez, dejando a la vista a las dos chicas con la cara roja de la risa, ambas con la pijama puesta. Se encontraban mirándose la una a la otra con una sonrisa tonta en sus labios, con las frentes pegadas y sin ninguna intención de apartar la mirada. Con una sonrisa traviesa la pelirroja alargó el brazo para hacerle cosquillas a la rubia. Esta rió.
–Eres idiota–fue lo primero que dijo la rubia, apartando el brazo de la otra entre risas.
–No, tú eres idiota.
–Sabes cuánto odio las cosquillas...
–No cuando te las hago yo.
Angely estaba a punto de negarlo, pero en vez de eso miró a otro lado intentando contener una gran sonrisa y a su vez confirmando lo que yo dije aquella vez.
No pude evitar que una pequeña risa saliera de mi boca al recordar la primera vez en que había visto a uno de los chicos del área hacerle cosquillas a la mayor. Presencié con asombro como esta le otorgaba un puñetazo en la nariz de mala gana. La risa que esto me provocó fue algo que jamás olvidaría, me reí como loca aún y cuando el chico me miraba molesto.
La primera vez en que yo lo intenté me llevé una grata sorpresa al recibir una hermosa risa de su parte en vez de un golpe. Segundos después, todos mis organos amenazaban con salirse por mi boca de la risa al darme cuenta de que el mismo chico de aquella vez no dejaba de ver a la rubia indignado, no logrando entender como a él le había golpeado al punto de romperle la nariz y a mi no.
–¡Deja de mirarme así!
La risa de Angely me devolvió a la escena. Mi yo del pasado la miraba con los ojos brillantes, realmente disfrutando de la suerte que tenía al poder verla de esa manera y a tal distancia. Por un momento sentí una pequeña presión en el pecho al recordar el día en que salimos del laberinto y como ya no podría oir ese sonido.
–¡Arlet!–exclamó la rubia avergonzada al ver que no paraba de mirarla.
Se me hacía extraño verme a mi misma o cuando decía mi nombre. Era como ver una película, la única diferencia era que esta vez sabía lo que pasaba al final... No sabía qué era lo que pasaba, no recordaba cómo había llegado ahí y la posibilidad de que todo aquello fuera un sueño me mataba, era todo tan real... A pesar de todo de alguna manera me gustaba, sí, dolía, sentía como si en ese momento el mundo estuviera en mi contra, haciéndome recordar, es más, ver, algo que quería olvidar. Aún así, jamás volvería a tener aquella oportunidad, no la volvería a ver, no podía mentirme. Por esa razón quería aprovechar ese momento.
Volví a la escena, mirando como la que solía ser yo acercaba su mano con sumo cuidado a la cara de la rubia, como si temiera romperla.
–Eres tan hermosa...
Toda sonriente y con la cara sonrojada Angely se inclinó hacia ella para darle un suave beso en la mejilla y por un rato llegué a sentir envidia de mi misma, yo quería estar ahí, en ese momento. Escuché mi risa y segundos después me vi acercar mi mejilla, esperando a que esta me besara otra vez.
Una lágrima se deslizó por mi mejilla.
Vi lo que una vez llegué a ser, lo contenta que estuve eso días de mi estancia ahí. Se me miraba diferente a como estaba ahora, observé bien toda mi cara, estaba feliz, los ojos me brillaban como si estuviera contemplando a la mismísima diosa de cualquier cuento de hadas, hermosa y deslumbrante y parecía que nadie pudiera quitarme la sonrisa de encima.
Una sonrisa llena de tristeza apareció en mi rostro. Sabía lo que venía a continuación.
–Eres como un ángel–la miró embelesada y con la mano acariciando su mejilla–Mi angel.
–Tú ángel–sonrió la mayor y una vez más se inclinó para besarla.
Las lágrimas no parecían querer para y podía sentir como el pecho se me hundía. Pero me negaba a apartar la mirada.
–¿Qué crees que haremos cuando salgamos de aquí?–Angely la miró emocionada– ¿Tal vez una casa? Yo me encargaría del desayuno y tú de la cena.
–¿Y la comida?–preguntó la otra siguiéndole el juego con ternura.
–Bueno, supongo que trabajaremos–la rubia la miró pensativa– imagínatelo, una gran jornada de trabajo para volver a casa y estar con mi hermosa novia.
Ambas juntaron la frente, imaginandolo.
Y fue ahí cuando no pude más.
De pronto toda la fuerza que tenía desapareció y no pude contenerme más. Mis piernas flaquearon y todo mi cuerpo empezó a temblar. Sentía un gran peso encima mío, como si estuviera cargando con una gran pila de piedras que hiciera lo que hiciera parecían no desaparecer y de pronto mi mirada se empezó a nublar y me encontré tirada en el suelo con la cara enterrada en las rodillas, llorado de verdad.
Las lágrima caían como torrente por mis mejillas y el pecho me dolía de una manera infernal. Mis sollozos sonaban por toda la cabaña y lo único que quería en ese momento era desaparecer. Mi respiración se volvió completamente descontrolada, me era imposible controlar las lágrimas, lo había hecho por mucho tiempo y al parecer ya no había aguantado más. Sentí que el aire me faltaba, pero aun así estrechaba mi cara todavía más contra mis rodillas. Realmente quería dejar de existir ahí por un momento y aunque lo intentara mi mente no podía dejar de reproducir los recuerdos que más me dolían. Veía a una Angely totalmente pálida y sin vida, sin ninguna posibilidad de que todo volviera a ser como antes, la veía en mis brazos, que me miraba con los ojos bien abiertos y que aunque yo hiciera lo que hiciera no conseguía que respirara con normalidad. Me veía a mi, gritando y asustada mientras lanzaba patadas a cualquier que me quisiera apartar de ella.
Lloré. Lo saqué todo, ya no pude guardarlo más.
Y de pronto me sobresalté al sentir la mano de alguien en mi hombro. Levanté la mirada rápidamente y mis ojos se abrieron de par en par. Miré a mi alrededor con desesperación, necesitando saber si eso estaba pasando de verdad y me di cuenta de que mi yo anterior ya no estaba, únicamente estaba Angely que me miraba con tristeza.
–Angely...–sollocé.
–Arlet–exclamó ella con los ojos húmedos.
Sin poder creérmelo me tiré encima para abrazarla esperando no abrazar aire otra vez. No pasó. Estaba abrazando a Angely, la estaba abrazando. Lo siguiente fue simple, seguí llorando a más no poder, sintiendo como esta me abrazaba y me acariciaba la cabeza.
Un rato después volví a levantar la mirada y me encontraba en el suelo de mi habitación de CRUEL, con el corazón todavía más destrozado.
Narrador omnisciente.
Por otro lado, en los pisos de arriba había alguien que sonreía, una rubia que miraba todo y que no paraba de decir las mismas palabras.
–Al final todo esto terminará bien. Dolerá, pero funcionará.
Holaaa
Bueno, aquí la segunda parte del capitulo. No se alteren que todavía falta más por leer y entenderán bien todo pero espero que el capítulo haya sido de su agrado.
Se que dije que publicaría hace unos días pero al capítulo le faltaban algunos retoques y estos días han sido las fiestas de mi pueblo, prácticamente salía a la noche, volvía a la mañana, dormía, comía, me bañaba y de nuevo volvía a salir a la noche. No me daba la vida para escribir, pero aquí lo tienen, así que ¡disfrútenlo!
Una vez más les invito a seguirme por instagram en donde he estado publicado algunas pistas en cuando a los capítulos y continuará siendo así. Mi cuenta es "Scaar39"
Como saben amo leer sus teorías así que cuéntenme, ¿Que piensan que ha ocurrido? ¿Que creen que pasará a continuación? Les juro que se me salieron las lágrimas al escribir este capítulo y más escuchando la canción que les puse aquí arriba xd
vamos con la preguntaaa:
"¿Cuales son sus películas preferidas?"
Estos días subiré el próximo capítulo así que estén atentos!
Con mucho cariño, su escritora:
–Scaar💋