No te enamores

By xAllMyLifex

123K 4.2K 269

Allison West está enamorada de Oliver Parker, el hermano de su mejor amiga, Sarah Parker. Después de una seri... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37

Capítulo 27

2.1K 86 5
By xAllMyLifex

Cuando salí de clase estaba súper convencida de que quería ir a hablar con mi padre, pero ahora ya no lo estaba tanto. Sabía que la intención de Sarah al decirme que mi madre quería retomar el contacto conmigo era para hacerme daño. Tal vez quería alejarme de mi padre. Tengo la sensación de que me lo quiere arrebatar todo, cualquier tipo de relación con mis amigos y familiares e incluso con Oliver. Ahora sí que veo la envidia que me tiene, los celos que mencionó Isaak. Pero... ¿por qué? No entiendo qué es lo que le he hecho. Sigo pensando que es una tonta por tenerme envidia, ella tiene una familia que la quiere, inclusos sus tíos y primos la quieren.

De cualquier modo, no puedo dejar que consiga su propósito, tengo que ser fuerte por mucho que me vaya a doler lo que mi padre me tenga que decir. Tengo que prometerme que me diga lo que me diga no puedo enfadarme con él, no puedo darle ese placer a Sarah. Hablaré con él como dos personas civilizadas e intentaré entender por qué me ha ocultado la verdad. Todo esto siempre y cuando lo que mi padre me esconde sea lo que Sarah me ha dicho, no pierdo la esperanza de que lo que me oculta sea otra cosa, como por ejemplo que se ha hecho un tatuaje o que tiene novia nueva.

Después de pensar mil formas positivas en las que poder apoyarme cuando mi padre me cuente la verdad, por fin llego a casa. Después de una semana sin haber estado por allí, me sentía algo nostálgica. No me había dado cuenta de lo mucho que había echado de menos mis cosas, pero igualmente, no me arrepiento de haber pasado estos días con Oliver. Para mi gran sorpresa hemos conseguido compaginarnos bien. Lo cierto es que mi padre se piensa que me he quedado en casa de Isaak, ya que todavía no es consciente de mi relación con Oliver. No porque no quiera decírselo, que sí que quiero, el problema es que no he encontrado el momento adecuado para contárselo. Cuando iba a hacerlo siempre pasaba algo que me hacía echarme hacia atrás.

Registré todas las habitaciones, una por una, no había rastro de mi padre. ¿Dónde podría estar? Debería estar en casa. Entonces, como por acto reflejo, miré la hora en mi teléfono. Las 12:45. Ya sabía dónde estaba mi padre: trabajando. ¿Cómo no lo había pensado antes? He perdido un día de clase para nada. Que idiota soy. ¿Y si ese era el plan de Sarah? A lo mejor quería molestarme para que me fuera de clase, así no asistiría y con eso conseguiría que no me graduase. La verdad es que ya no sé cuál es su objetivo. No sé qué cosas se le pasan por la cabeza con la mente tan retorcida que tiene. Sin embargo, una cosa estaba clara: me quería hacer daño, de un modo u otro.

No mucho tiempo más tarde, decidí que no iba a perder el día de aquella manera; quedándome en casa sin hacer nada. Iba a hacer algo productivo. Si mi padre no venía hacia mí, yo iba a ir a buscarlo a su puesto de trabajo. Thomas, mi padre, tenía un bufete de abogados en el centro del pueblo. Estaba trabajando allí gracias a un amigo suyo que consiguió enchufarlo. Se graduó en la Universidad de Indiana (en la que estudia ahora Oliver) con un grado en derecho y algún que otro máster. Y como no encontró trabajo, su amigo lo ayudó. Desde entonces, siguen trabajando juntos.

Más de una vez su trabajo nos ha sacado a mis amigos y a mí de problemas. Un día, un policía nos pilló a Sarah, Isaak y a mí bebiendo alcohol siendo menores de edad. Nos llevó a la comisaría para que pasáramos allí unos días, así, aprenderíamos la lección. Por suerte, mi padre movió algunos hilos y consiguió sacarnos de allí sin ningún inconveniente. Este es uno de muchos ejemplos, por eso, nunca me he quejado de su trabajo, aunque sí que es cierto que trabaja demasiado y casi nunca está en casa.

Sin más preámbulos, salí de casa y fui al trabajo de mi padre. Podría haber cogido el coche, el problema era que no quería hacerle frente a mi padre tan pronto. Seguía temiendo encontrarme con la verdad. Cuanto más lo pensaba más sentía que lo que Sarah me había dicho era cierto.

Media hora después ya estaba en el centro del pueblo, en busca de mi padre. Allí estaba su bufete, al lado de la floristería, tal vez luego me pasaba para comprar algún girasol. Al entrar en el edifico en el que trabaja mi padre me encuentro con Larry, el recepcionista.

—Buenos días Allison, tu padre está en una reunión. Dentro de unos minutos podrás hablar con él. Por favor, siéntate aquí de momento— me senté en las sillas de recepción.

—Gracias Larry.

Mientras esperaba me puse a revisar mis redes sociales. Últimamente las tenía bastante abandonadas. Al entrar en Twitter vi que Selena Gomez iba a dar un concierto no muy lejos de aquí. La verdad es que me gustaría mucho ir, pero las entradas son un poco caras. Al ver el precio descarté la idea de asistir al concierto enseguida por mucha ilusión que me hiciese.

—Ally, tu padre me ha dicho que ya puedes entrar en su despacho— asentí e hice lo que me dijo. La tormenta no iba a tardar en llegar.

Subí las escaleras para dirigirme a la zona donde se encontraban los despachos. Miré todas las placas de las puertas hasta encontrar la de mi padre: T. West. No sabía si llamar a la puerta o entrar sin más. Al final, me decido por entrar sin llamar.

El despacho de mi padre era bastante bonito. Tenía un gran ventanal que daba a la calle principal del pueblo, por el que entraba mucha luz. Desde allí se podía observar la plaza en la que todos los niños pequeños jugaban. También tenía un escritorio en medio de la habitación, este estaba lleno de papeles y vasos de café vacíos. Las paredes del despacho estaban decoradas con sus títulos universitarios, fotos con sus amigos abogados y cuadros de ciudades; como Nueva York o Londres. Además, en cada esquina tenía plantas. Siempre le ha apasionado la botánica. Mi padre, ahora mismo se encontraba sentado en su escritorio.

—Ally cariño, ¿a qué se debe tú vista?— no solía pasarme por allí muy a menudo, solo cuando tenía algún problema. —¿Ha pasado algo en casa?

Me senté en una de las dos sillas que estaban delante de él. No sabía si ir directamente al grano o alargar la situación. Necesitaba respuestas por mucho que me doliese la verdad. Mi padre tenía que saber que ya no era una niña, que podía hacer frente a las adversidades por mi cuenta. No necesitaba que me protegiera. Finalmente, decidí que ya era hora de ir con la verdad por delante.

—Papá, creo que ya es hora de que me hables sobre lo que me estás escondiendo— cu cara cambió, se le ensombreció la mirada. —¿Qué me estás ocultando?

—Este no es un buen sitio para hablar de esto, a parte de que tampoco es el momento de hacerlo— lo percibía incómodo.

—¿Y entonces cuándo? Nunca va a ser el momento adecuado para ti— estaba contando mentalmente hasta diez, no podía perder la calma.

—Allison, te pido que te vayas. Hablemos de esto en casa, por favor— intentó cogerme de las manos pero las aparte antes de que pudiera hacer nada.

—No. Ahora. Dime la verdad. ¿Qué me estás ocultando?— se lo estaba suplicado, necesitaba saber si Sarah tenía razón o no.

—¡Te he dicho que ahora no!— me levantó la voz. Hacía mucho tiempo que no me gritaba de aquella manera. —¡Vete a casa de una vez!

No iba a dejar que me levantara la voz y mucho menos que me tratara así cuando sabía que había hablado con mi madre. Me levanté de la silla para ponerme a su altura.

—¿Cómo has sido capaz de ocultarme que mamá quería ponerse en contacto conmigo?— por como se sentó y se hundió en su asiento comprobé que aquello era cierto. Sarah tenía razón.

—¿Quién te lo ha dicho? ¿Cómo te has enterado? Intenté ocultarlo lo mejor que pude— sin darme cuenta me había vuelto a sentar y estaba limpiándome algunas lágrimas que se me habían caído.

—Sarah— mentalmente estaba recordando que me había prometido no enfadarme con él, pero ahora mismo me estaba resultando bastante complicado.

—Joder— pocas veces había escuchado a mi padre decir palabrotas, debía estar desesperado. —Sabía que no tenía que haberle pedido consejo.

—¿Me estás diciendo que hablaste antes con Sarah que con tu propia hija? ¿Pero qué narices te pasa?— Unos... dos... tres... Respira. Inspira.

—Entiéndeme, no sabía qué hacer. Tu madre hacía mucho tiempo que se había ido, y así, de repente, quería hablar contigo. No podía darle ese privilegio a alguien que quiso desentenderse de su propia hija.

Claro que lo entendía, podía haber llegado a entenderlo, pero si hubiera confiado lo suficiente en mí para contarme la verdad desde un principio...

—¿Qué te entienda? ¿En serio me estás diciendo eso? Deberías haber hablado conmigo, con tu hija, no con Sarah. No era sólo tú decisión, ¿y si yo quería hablar con ella?

—Allison, cálmate. No quería hacerte daño, pensaba que estaba haciendo lo mejor para ti.

—Ya claro, y yo me lo creo. Si hubieras pensado eso habrías hablado conmigo. Ya no soy una niña que necesita la protección de sus padres, asúmelo. No me has dicho la verdad por ti. Tal vez porque tenías miedo. Así que ni se te ocurra ponerme eso de excusa, sabes que no es así.

A la mierda la cuenta atrás. Estaba muy enfadada con él. Joder, ¿cómo ha podido ocultarme algo así? Es mi madre, tengo todo el derecho a hablar con ella y preguntarle por qué se fue. No puede decidir por mí. No puede quitarme eso. No. No puede. Y ahora, mi padre ya cansado de la discusión, se dispuso a hablarme con tranquilidad.

—Entonces... ¿quieres saber exactamente qué es lo que te oculto? Porque por lo que me has dicho, veo que te falta información.

—Sí, por favor. Cuéntame toda la verdad— le dije ya algo más calmada.

—Está bien. Solo te pido que guardes silencio y que cuando acabe entenderé que te enfades conmigo— agacha la cabeza dolido.

—Papá, ya estoy enfada contigo; así que sigue— parece que me comprende.

—¿Te acuerdas en Navidad cuando te diste cuenta de que no me había quedado en casa de los abuelos?— asentí. Aquel fue un duro golpe para mí ya que mi padre y yo siempre nos lo habíamos contado todo. —Pues la verdad es que estaba en Madrid, con tu madre— me faltaba el aire, aquello no podía ser cierto. —Me llamó unos días antes porque quería hablar conmigo, acepté enseguida. Había sido mi primer amor, y quisiera o no, la había echado de menos. A parte de que quería respuestas, quería saber por qué se fue.

—¿Y te dio las respuestas que buscabas?— yo también tenía muchas preguntas sin respuesta que merecían ser contestadas.

—No, y no me interrumpas. Por favor— lo miré a los ojos por un momento, noté que estaba dolido y nostálgico.

—Lo siento— le dije.

—La cosa es que quedamos. Me fui a Madrid y nos vimos. Los años no habían pasado para tu madre, seguía igual de preciosa. Y allí fue cuando me dijo que quería ponerse en contacto contigo, quería decirte algo muy importante. Le dije que me lo podía contar a mí, que igual yo podía ayudarla si tenía algún problema. Me dijo que no, entonces yo me enfadé. Desde entonces he hecho lo posible para que no se pudiera en contacto contigo. No pude estar mucho tiempo con ella porque me pillaste y tuve que volver a casa. Luego, cada vez que ha vuelto a llamar le decía que no querías hablar con ella— me miró. —Hará unos meses que dejó de llamar. Se ha cansado de insistir. Todo este tiempo te lo he querido contar pero...

—Pero nada— le interrumpí. —No tienes ningún derecho a decidir por mí. ¿Cómo has podido? Te tenía en un altar del que te me has caído. Mentiste a mamá y ahora seguro que me odia— estaba llorando, otra vez. Odiaba ponerme a llorar por todo, así nadie me tomaba enserio.

—No me vengas con esas ahora, ¿hablamos de todo lo que me escondes tú? No te hagas la víctima porque estoy seguro que tú eres peor que yo. Somos los dos iguales— me lo dijo con un tono tan frío que me dio miedo. Nunca había tenido miedo de mi padre, no hasta ahora.

—¿Pues sabes qué? Que te voy a contar todo lo que te he estado ocultando, pero que sepas que yo te lo voy a contar por voluntad propia. No como tú, que me lo has dicho porque no tenías otra opción. Por lo que no, no somos iguales. Tal vez me parezco más a mamá que a ti.

Y así hice. Le conté como había cambiado todo desde Navidad, y lo sola que me había sentido. Le hablé sobre mi discusión con Sarah e Isaak, incluso le conté lo que me pasó en la fiesta de disfraces. Le mencioné por encima todo lo que me había hecho Sarah, a parte de la evolución de mi relación con Isaak.

Mi padre no daba a basto con tanta información, pero para el golpe final me dejé por contarle mi relación con Oliver. Y eso hice, le dije que éramos novios y que esta semana la había pasado con él en vez de con Isaak. Ante tal afirmación a mi padre se le abrieron los ojos como platos. Y ya está, se lo había contado todo. Ya no había más secretos entre nosotros, o eso pensaba yo.

—Y sí, ahora soy feliz. Quiero a Oliver y no me importa Sarah lo más mínimo. Tampoco me importa una mierda tu opinión— salí de su despacho dando un portazo.

Corrí lo más rápido que pude hasta casa para hacer la maleta. No podía vivir en estos momentos con mi padre. Me daba miedo. Las cosas se tenían que calmar un poco antes de que volviera a casa, si vuelvo. Ahora, de momento, le iba a decir a Oliver que sí, que me quedaría con él a vivir.

Continue Reading

You'll Also Like

343K 41.8K 62
Meredith desde que tiene uso de razón, conoce la existencia de Darek Steiner, aunque ha estipulado una regla bien marcada en su vida: NO ACERCARSE A...
267K 10.3K 41
Se llama Marcos. Se apellida Cooper. Y toca la guitarra. Jude Brown es una estudiante de periodismo, tras un largo camino en su vida, tiene que busc...
31.4K 1.2K 35
en esta historia seras Mia 🔞